ALGUNAS COSAS ESTÁN PREDESTINADAS


 2017-08-31

Si bien la ciencia todavía no nos ha dado una respuesta sólida sobre por qué algunas personas desarrollan diabetes tipo 1 y otras no, la mayoría de nosotros nos damos cuenta en algún momento que se nos ha dado esta enfermedad porque nos da la oportunidad de marcar una diferencia de algunas maneras: sea que se trate de concientizar, convertirse en un profesional médico o hacer investigaciones para ayudar a encontrar una cura, es bueno saber que hay algún tipo de significado detrás de la molestia que es la diabetes.

La mía vino el Día de Acción de Gracias, 12 años después de que me diagnosticaran.

Mi hermana de 5 años tomaba más agua de lo normal y mojaba la cama casi todas las noches. Mi madrastra mencionó los síntomas que estaba teniendo y me preguntó si creía que podría ser diabetes tipo 1. Todos estuvimos de acuerdo en que ella probablemente estaba bien, pero le dije que verificaría su nivel de azúcar en la sangre, solo para estar seguros.

Después de haber pasado cinco años mirándome revisar mi nivel de azúcar en la sangre, mi hermana sabía sobre pincharse los dedos. Ese conocimiento no ayudó a calmar sus nervios cuando le dijimos que ella iba a tener que hacerlo. Luchamos y luchamos, y ella lloró y lloró, pero finalmente la convencimos de que me dejara pinchar su dedo y poner la pequeña muestra de sangre en la tira reactiva. Luego, esperamos mientras el glucómetro hacía la cuenta regresiva: 3… 2… 1…

537.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y volteé a ver a mi padre. “Ella tiene que ir al hospital. Ahora mismo”.

En ese momento, mi corazón se quebrantó por mi hermanita cuando pensé en la forma en que todos los aspectos de su vida iban a cambiar. Me imaginé todo con lo que iba lidiar por el resto de su vida. Odiaba la diabetes por meter su entrometida cabecita en la vida de mi hermana, por todas las dificultades que sabía que le causaría, y por el hecho de que la haría sentir diferente y sola.

Dejando atrás nuestra cena de Acción de Gracias sin cocinar, llegamos al Hospital de Niños de Phoenix. En un momento dado, mi madrastra se volteó desde su asiento para mirarme y dijo: “Supongo que ustedes estaban predestinadas a ser hermanas”.

Quizás piensen que no es tan loco que dos hermanas sean diagnosticadas con diabetes tipo 1. ¿Están listo para lo que voy a decirles? Mi hermana y yo no compartimos ADN. No estamos relacionadas biológicamente de ninguna manera.

Cuando me propuse a entenderlo, que por un loco giro del destino a ambas nos ha tocado esta misma suerte en la vida, comencé a ver mi razón. Empecé a entender que algunas cosas en la vida están predestinadas.

Nunca en mi vida había odiado la diabetes y a la vez me había sentido tan agradecida de tenerla.

Debido a que tengo diabetes tipo 1, mis padres reconocieron los síntomas en mi hermana con tiempo y le diagnosticaron una A1c relativamente baja y no tenía cetoacidosis diabética.

Debido a que tengo diabetes tipo 1, la diabetes ya era una norma en la vida de mi hermana antes de que fuera diagnosticada.

Debido a que tengo diabetes tipo 1, sé que ella estará bien.

Sé que será difícil y que ella tendrá luchas. Sé que se cansará de luchar constantemente por su salud. Sé que nunca más tendrá una noche de sueño completo. Sé que llegará a un punto en el que se sentirá frustrada y enojada, y solo querrá rendirse, pero también sé todo lo bueno que resultará de este cambio:

Debido a que tiene diabetes tipo 1, mi hermana aprenderá a ser una luchadora. La diabetes tipo 1 la obligará a salir de su zona de confort, lo que le permitirá crecer de maneras que de otra forma no pasaría. Ella tendrá compasión por los demás y los problemas invisibles que puedan estar enfrentando debido a la batalla invisible que ella misma está peleando.

Debido a que tiene diabetes tipo 1, se verá obligada a concentrarse en su salud, y aunque requerirá más trabajo, siempre estará al tanto de su cuerpo y de lo que este necesita.

Debido a que tiene diabetes tipo 1, aprenderá a manejar cualquier situación que la vida ponga en su camino.

Debido a que tenemos diabetes tipo 1, mi hermana y yo nunca tendremos que sentirnos solas.

Como dije, algunas cosas en la vida están predestinadas. Estaba predestinada a tener diabetes tipo 1, y mi hermana y yo estábamos predestinadas a ser hermanas.

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ESCRITO POR HEATHER COMERFORD, PUBLICADO 08/31/17, UPDATED 01/12/18

Heather es una periodista convertida en terapeuta de comportamiento que trabaja con niños que tienen autismo en Phoenix, Arizona. Ella fue diagnosticada con diabetes tipo 1 en 2005 a los 14 años de edad. En su tiempo libre, puedes encontrarla leyendo, escribiendo o yendo de aventuras con su esposo y sus dos perros.