La FIV y la diabetes Tipo 1: empieza un nuevo viaje


 2018-01-02

Nota del editor: Este es el primer artículo de la serie de Katie para Beyond Type 1 “Mi batalla con la FIV”.

 

Cuando me diagnosticaron con diabetes Tipo 1 en 2011, a la edad de 25 años, la primera pregunta que hice fue “¿Aún puedo quedar embarazada?” Las enfermeras me aseguraron que “sí” podría tener mi propio hijo, pero que el embarazo sería considerado de “alto riesgo”. Tendría que estar vigilada muy de cerca, comer saludable, tener más revisiones con los doctores, etc. Todo lo que necesité escuchar fue “sí”. Hasta donde puedo recordar, siempre me ha emocionado la idea de ser madre. Y, con mi esposo y yo, viviendo lejos de casa, mi deseo de tener una familia propia en nuestro nuevo hogar ha ido aumentando con el tiempo. Me sentí aliviada cuando escuché que el diagnóstico de mi diabetes no arruinaría ese sueño.

 

Mi esposo y yo nos casamos en agosto de 2014 y supimos que inmediatamente después de la boda queríamos iniciar nuestra familia. Empecé a usar el sistema de MCG Dexcom y trabajé para mantener mis niveles de azúcar en la sangre en un rango estrecho, eliminé las  “comidas para hacer trampa” cuando pude, leí cualquier cosa y todo lo que cayó en mis manos con relación a la diabetes Tipo 1 y el embarazo; todo para prepararme para cuando tuviera la oportunidad de tener un bebé.

 

Seis meses después de que empezamos a “intentarlo”, todavía no lográbamos concebir un bebé. Y debido a que ambos tenemos condiciones de salud subyacentes, fuimos cada uno a visitar a nuestros doctores para ver si había algo que estuviera imposibilitando nuestra capacidad para quedar embarazados. Para hacer una historia larga, corta, descubrimos que la medicina que mi esposo usaba para su enfermedad autoinmune no nos permitiría concebir naturalmente.  Por suerte, él se había preparado para esta posibilidad guardando una muestra en el “banco de esperma” en 2007, de acuerdo con la recomendación de su doctor.

 

Esto significó que nuestra única opción para tener un bebé biológico sería el tratamiento de fertilidad, específicamente la FIV. Quisiera decir que la noticia la tomé con calma, pero en realidad quise pisar muy fuerte, hacer pucheros y gritar “¡Es suficiente!”. Sentí que ya habíamos pasado suficiente y no entendía por qué todavía aparecía otro obstáculo en nuestro camino. Pero ahora que he tenido tiempo para calmarme, sé que tenemos más suerte que la mayoría de personas que se han topado con esta situación. Mi esposo tuvo la precaución de planificar para este revés, hemos encontrado familias que desean apoyarnos y que nos apoyan emocional y financieramente. Vivimos cerca de una de las mejores clínicas de fertilidad del país.

 

Al embarcarnos en este nuevo viaje, creo que mi vida con la diabetes Tipo 1 me tiene más preparada que a la mayoría para el extenuante programa de la FIV ante nosotros. ¿Inyecciones diarias? Vamos, eso no es nada para alguien que depende de un una pluma de insulina por lo menos cinco veces al día. ¿Cambios de humor? Seguro, es la pelea de los lunes por los niveles altos y bajos de azúcar. ¿Monitoreo diario? Mi vida ES monitoreo, solamente hay que ver el Dexcom y la pila de tiras de pruebas junto a mi medidor a toda hora del día.

 

Puedo decir, sin duda, que vivir con diabetes Tipo 1 me ha hecho una persona más fuerte.  En noviembre iniciaremos nuestro primer ciclo de la FIV y después de mis cuatro años y medio viviendo con diabetes Tipo 1, sé que seré capaz de enfrentar cada reto con positivismo, perdonarme a mí misma si las cosas no salen como se planearon y sé que cada día es una nueva oportunidad para que suceda algo grande.

 

Continuaré escribiendo para brindar actualizaciones de nuestro proceso con la FIV, el papel que la diabetes Tipo 1 juega en nuestros tratamientos de fertilidad y, con suerte, compartirles una foto o dos de nuestro bebé al ¡final de todo esto!

 

 

ESCRITO POR KATIE SOLOVEY, PUBLICADO 01/02/18, UPDATED 07/18/18

Katie fue diagnosticada con diabetes tipo 1 en 2011 a la edad de 25 años. Actualmente está recién casada y vive justo afuera de Washington D.C. en donde trabaja en una agencia de relaciones públicas. Ella hace lo mejor por abordar la vida con un sentido del humor y encuentra felicidad en su familia, amigos, reality shows malos y una línea estable con su Dexcom (monitor continuo de glucosa). Aunque ella anhela los días cuando podía comer sin contar los carbohidratos y las unidades de insulina, ella cree que vivir con diabetes tipo 1 la ha hecho una persona más fuerte y preparada para tomar cualquier reto que se le presente.