Los niveles altos de glucosa en sangre y CAD: peligro inminente


 2017-02-10

Nota del editor: esta pieza fue verificada por Dan DeSalvo, MD, profesor asistente de pediatría en la sección de diabetes y endocrinología de Baylor College of Medicine (Universidad de Medicina de Baylor)/Texas Children’s Hospital (Hospital de niños de Texas). También es miembro de la junta de asesoría científica de Beyond Type 1.


Han pasado siete años desde que perdí a mi hijo de 13 años, Jesse, por la diabetes tipo 1, pero todavía me preguntan con frecuencia “qué pasó” para que otros padres puedan, de alguna manera, entender lo que nos sucedió para tratar de evitar que les pase a ellos.

Se emite una declaración estándar cada vez, una declaración verdadera, hasta que se sepa lo contrario. La declaración es: “Ya sabes cómo prevenir la muerte debido a la diabetes tipo 1. Evita los niveles altos extremos; evita los niveles bajos extremos”. Cualquier persona que viva con diabetes tipo 1 sabe que no es exactamente así de simple porque, aunque tratamos de controlar esta hostil enfermedad, las cosas pueden salir mal.

Recuerdo el día en que diagnosticaron a mi hijo y me reuní con el educador certificado en diabetes. Recuerdo demasiado bien escuchar las palabras: “Tu hijo no morirá de esto”.  También puedo recordar, y supongo que la mayoría de los padres concuerdan, que hay una cantidad significativa de miedo asociado con los niveles bajos de azúcar en la sangre y, específicamente, mientras la persona con diabetes tipo 1 está durmiendo. “La muerte en la cama” es una amenaza para todos los padres y, por supuesto, para todas las personas que viven con diabetes tipo 1; y sí, recuerdo que me dijeron que la cetoacidosis diabética también es peligrosa y que si mi hijo tuviera un día de enfermedad (ohhhhhhh, esos días de diabetes con una enfermedad donde religiosamente me sentaría con mi libro de la “Pantera Rosa” del Barbara Davis Center; y muchas gracias a Peter Chase) que por favor los llamara para pedir ayuda y fuera a la sala de emergencias si fuera necesario.

Mientras camino penosamente por el valle conocido como diabetes Tipo 1, una cosa se ha vuelto alarmantemente clara: la cetoacidosis diabética es muy peligrosa. Un nivel alto de azúcar en la sangre mezclado con un nivel alto de A1c y cetonas y habrás creado un escenario muy peligroso; y a pesar de que no queremos ni pensar en tener que ir a la sala de emergencia por incontables razones, ¿vas al hospital sabiendo que es el mejor lugar para tratar la cetoacidosis diabética? Y me pregunto… ¿sabes que tienes cetoacidosis diabética? ¿Sabes cómo evaluar las cetonas y tienes tiras reactivas?

En mi vida profesional, trabajo con muchos adultos con diabetes tipo 1; y lo único que me ha parecido más alarmante ha sido el hecho de que la mayoría de ellos nunca se han revisado las cetonas cuando están enfermos, ni tienen tiras reactivas para cetonas o cualquier dispositivo capaz de detectar cetonas cuando de hecho se puede tener una lectura de azúcar en la sangre perfectamente aceptable y sin embargo estar en un espacio físico peligroso debido a la presencia de cetonas.

La temida palabra “cetonas”. ¿Cuántos de ustedes tienen una comprensión clara de eso?

Les doy tres escenarios muy reales para pensarlo desde mis propias experiencias personales.

Mi amiga Lauren recientemente se embarcó en otro viaje con su equipo de esquí a Austria por un tiempo prolongado. Armada con su MCG (medidor continuo de glucosa) y un enlace de “compartir” directamente a mi teléfono en casa, ella luchó contra una montaña rusa de niveles altos y bajos durante unos días. No estoy hablando de una montaña rusa de parque de diversiones. Estoy hablando de la clase que se encuentra en Six Flags que merece la pena. Desde el más alto al más bajo, Lauren responsablemente (y sin embargo, de mala gana) continuamente controlaba sus cetonas. Aunque su A1c estuviera dentro del rango, sabía demasiado bien que si no podía seguir comiendo y bebiendo para permitirse tomar insulina, no había forma de bajar sus cetonas y sacarlas de su sistema. Con un suave empujón de mi parte, respiró hondo y un amigo la llevó al hospital, el último lugar en el que quería estar, pero era el único lugar en el que debía estar. Le dieron tratamiento con fluidos intravenosos y se fue a su casa al día siguiente. Es muy probable que su conocimiento de la cetoacidosis diabética y las cetonas le haya salvado su propia vida.

Conoce a John. Diagnosticado con diabetes tipo 1 a la edad de 19 y un snowboarder activo, nunca pensó que sería bueno tener tiras reactivas para cetonas hasta justo alrededor de su cumpleaños 30° y solo a causa de una conversación que tuvimos acerca de los adultos que no revisan sus cetonas cuando sus niveles de azúcar son altos o tienen vómitos. Así que mientras estábamos en un viaje de esquí recientemente además de lidiar con el mal de altura, estaba luchando contra el comienzo de la cetoacidosis diabética. Sus niveles de glucosa en sangre estaban en el extremo inferior, pero estaba vomitando y derramando cetonas. Recibí el texto, “No sé qué hacer”.  Pasé la noche siendo su coach y enseñándole a hidratarse y a subir lentamente esos niveles de glucosa en sangre para que pudiera inyectarse insulina y bajar esas cetonas. Él sabía que si no podía hacerlo, tendría que ir al hospital. Su A1c también estaba dentro del rango y, por lo tanto, con un control adecuado, fue capaz de bajarlas de forma segura.

Bien, seamos realistas y hablemos de un adolescente que ha tenido diabetes tipo 1 durante 10 años. Está agotado y está harto. Él solo quiere ser normal por un día. Él ha estado controlando un A1c de 13… o 14. El endocrinólogo le dice a él (y a su madre) que deben bajar esa A1c. Tal vez el endocrinólogo se los dice con demasiada suavidad, o tal vez con demasiada dureza. De cualquier manera, tanto la madre como el hijo no se lo toman en serio. Después de todo, realmente solo se preocupan por esos niveles bajos. Regresan a casa y su bomba se descompone unas semanas más tarde. Ignora la alarma de “sin administrar” en su bomba. Él ahora está en 500. Él está acumulando cetonas.

Pue bien, lo que el endocrinólogo no le contó a esta madre… Lo que ella falló en decirle a su hijo… es que el cóctel de un A1c alto mezclado con un nivel alto de glucosa en sangre y cetonas altas puede literalmente ponerte en el camino más rápido hacia el peor resultado final: la muerte debido a la diabetes tipo 1.

Sí, sucede.

¿Cuántas personas están caminando en este momento con glucosa en sangre que es alarmantemente “alta” en su MCG o medidor, y adjudicándoselo a un mal día de diabetes? ¿Cuándo reconoceremos como comunidad que la diabetes tipo 1 es peligrosa a veces, tan peligrosa que, en el peor de los casos, puede costarte la vida?

Aprendí hace mucho tiempo, del programa School House Rocks de hecho, que el conocimiento es poder. No tengas miedo de aprender más y cuidarte mucho.


Lee más sobre la cetoacidosis diabética y las cetonas: las 6 cosas que debes saber .

 

ESCRITO POR MICHELLE PAGE-ALSWAGER, PUBLICADO 02/10/17, UPDATED 01/11/23

Michelle ha sido una gran defensora en el mundo "d" desde que su hijo, Jesse, fue diagnosticado con diabetes Tipo 1 en el año 2000 a la edad de 3 años. Después de la pérdida repentina de su hijo a la edad de 13 años, 16 años después continúa abogando, educando y luchando por la causa en nombre de su hijo. Michelle es la fundadora y productora ejecutiva del documental The Science of Inspiration: Diabetes and Athletes (La ciencia de la inspiración: la diabetes y los atletas), también conocida como "Triabetes". Alrededor de 12 atletas con diabetes que completan un triatlón Ironman. Sus créditos en diabetes incluyen trabajar como moderadora en el equipo de soporte de Diabetes en línea de JDRF (Fundación para la Investigación de la Diabetes Juvenil, por sus siglas en inglés), como directora ejecutiva de dos organizaciones de diabetes, como directora ejecutiva de la organización que creó Riding on Insulin con Sean Busby, y también participa cada año en el JDRF Ride to Cure Diabetes. Actualmente es columnista de dLife, el sitio web número 1 en la defensa de la diabetes y también una nueva colaboradora de A Sweet Life. Además de pasar mucho tiempo en su bicicleta de carretera, Michelle es dos veces finalista de IRONMAN (de hecho, compitió con el ROI Endurance Team en IRONMAN Wisconsin 2015). En su tiempo libre, ella también trabaja con otras familias de todo el mundo que han perdido a sus hijos por la diabetes Tipo 1. Michelle reside en Madison, Wisconsin, con sus hijos Samantha y Joey.