Ya no quiero odiar mi cuerpo                                     


 2017-08-22

Advertencia: Esta publicación presenta un contenido delicado sobre trastornos de la alimentación.


Ya que he iniciado mis primeros pasos importantes en mi propio conocimiento sobre la diabetes, siento que es importante compartir con quienes no están familiarizados con esta enfermedad y quienes están luchando con esta carga.

Hace un poco más de diez años me diagnosticaron diabetes tipo 1. Al principio fue abrumador tener que aprender un estilo de vida completamente nuevo y además el impacto emocional que me provocó en diferentes momentos de cada día. Después de aproximadamente dos años de hacer un esfuerzo honesto para entender y tener los cuidados para esta enfermedad, me permití caer bajo su control. Estuve en negación por muchos meses lo cual me llevó a casi una década de negligencia y abuso para mi cuerpo.

Quiero admitir mi mala conducta y falta de esfuerzo. Fui con algunos endocrinólogos esperando por respuestas improbables como una cura o un boleto gratis para una bomba de insulina con la esperanza de evitar tener que tomar alguna responsabilidad sobre esta enfermedad. Iba tan lejos como desvelarme la noche anterior a una cita para hacer algunos resultados falsos que fueran “creíbles” para “demostrar” que estaba haciendo lo que mi endocrinólogo me había pedido. Empecé a notar fluctuaciones en mi peso en el séptimo grado, no me gustaba mucho subir de peso. Noté que si dejaba de aplicarme la insulina mi cuerpo no absorbería mucho de los nutrientes lo que me permitía mantenerme delgada como todos los demás. Solamente usaba la insulina suficiente para funcionar o la tomaba al último momento para permanecer fuera del hospital. Así estuve durante mi primer año de la universidad, con una milagrosa “recuperación” después de seis episodios de cetoacidosis diabética y cuatro convulsiones.

Mi cuerpo finalmente entendió el mensaje que le estaba enviando, estaba frustrada y fastidiada con la enfermedad. Mi cuerpo y mi estado mental encontraron un tipo de “estabilidad” por medio de la hiperglucemia y un frecuente desorden de acidez. La toxicidad en la que mis órganos estaban sumergidos era reconfortante, podía dormir en un instante, beber como un pez y nunca ganar una libra. Por supuesto que había muchas negativas al respecto, por ejemplo perder alguna relación de la cual pudiera sostenerme, la incapacidad de enfocarme en las conversaciones y el trabajo escolar, además de episodios continuos de cetoacidosis diabética. Pero, por lo que a mí respecta, todo en la vida era desechable; mis emociones y pensamientos eran un revoltijo. El estado emocional con el que me despertaba en las mañanas podía tomar un giro de 180 grados al momento de haberme lavado los dientes, 25 minutos después.

En mi sexto episodio de cetoacidosis diabética, me forzaron a ingresar a la unidad de cuidados incentivos. Me encontré allí después de ser incapaz de comer durante cuatro días, vómitos excesivos y arcadas, exceso de consumo de alcohol y carencia de insulina por seis días y medio. Este fue el momento en el que me encontré entre la vida y la muerte. Estaba aterrada, estaba débil y sola. Pasé seis días en el intensivo y me di cuenta de que algo debía cambiar; necesitaba recobrar la compostura. Tristemente, aún después de esa experiencia y aproximadamente un mes de un esfuerzo honesto tratando de cuidarme, una vez más, dejé de aplicarme la insulina y todo continuó.

Para darles a ustedes lectores más que una percepción y unos antecedentes personales, yo veo las complicaciones y las consecuencias de ser negligente teniendo diabetes tipo 1 y 2. El camino que he escogido en la vida es ayudar a los que están con necesidad ya que soy una asistente médica y continúo estudiando. Tengo un recordatorio diario de los pacientes que vienen y van en la clínica donde trabajo. Como una persona con diabetes  tipo 1, sé lo que tengo que hacer para continuar estando en control. Siendo una estudiante de enfermería, entiendo lo que la falta de cuidados, teniendo esta enfermedad, puede hacerle a un ser humano. También estoy muy consciente de que nadie es invencible y que cualquiera puede ser tomado por esta enfermedad en un instante.

Recientemente se me ocurrió que era tiempo de pedir ayuda. Para alguien que es independiente y vacilante sobre recibir ayuda o asistencia, este fue un paso difícil para mí.  Encontré a una consejera de salud mental, lo cual me permitió quitarme la carga de mis hombros. A pesar de que no estaba familiarizada con mi enfermedad, de todas formas este fue un paso en la dirección correcta. Entonces fui con un nuevo endocrinólogo  y educador sobre la diabetes; me han ayudado inmensamente, no solo con los cuidados para mi enfermedad pero también en mi manejo emocional. Además, por primera vez en varios años, contacté a un representante de Dexcom para solicitar un monitor continuo de glucosa. ¡Y en pocas semanas fui aceptada! Después de recibir este dispositivo, pasaron como dos semanas para mi primera cita con el endocrinólogo y vi la gráfica de las tendencias de los primeros días sin que yo hiciera algo diferente (sin ninguna acción prolongada sobre la insulina, solamente cubriendo la necesidad cuando mi nivel llegaba a 400 y comiendo mal). Me di cuenta de qué tan fuera de control estaban mis niveles de azúcar en la sangre en solamente 24 horas.

Después del primer día, empecé a tomar nuevos pasos una vez por semana y cuando tuve mi primera cita, había tenido muchas noches sin dormir con niveles extremadamente bajos de azúcar en la sangre los cuales corregí con mucha azúcar, lo que dio como resultado niveles excesivamente altos de azúcar. Con todo este cambio, mi endocrinólogo y yo descubrimos el primer paso obvio, yo estaba bajo demasiada insulina y debía ir con un educador sobre diabetes y un nutricionista. La segunda ronda de aprendizaje para saber vivir con esta enfermedad; ahora he aprendido el control de las porciones, el plan de manejo diario, los ajustes de insulina, el conteo de carbohidratos, la relación de insulina-carbohidratos y los factores de corrección. Todavía no he dominado todo esto, pero es una enfermedad que debes tomar día a día y enfrentarla con lo mejor de tu capacidad. Diré que estoy agradecida porque ninguno de mis doctores me dijo lo que quería escuchar; si lo hubieran hecho, no creo que hubiera llegado a este punto en mi vida.

Para algunos de ustedes que todavía están leyendo mi historia, si ustedes o un ser querido están luchando con esta enfermedad día a día, recuerden que la diabetes no es mental o físicamente amigable si la descuidan. No están solos, ni tienen que estarlo. 

ESCRITO POR Bryce Taylor, PUBLICADO 08/22/17, UPDATED 08/22/22

Bryce tiene diez años viviendo con diabetes tipo 1 y recientemente ha decidido luchar contra la diabetes tipo 1 y proteger su templo. Se siente como una paciente recientemente diagnosticada topándose con todos estos movimientos y tecnologías nuevos y grupos fuertes; se siente más fuerte que nunca. Por una vez, puede decir que se siente orgullosa de donde se encuentra hoy y a donde planea llegar dentro de un año.