¿A Quién Amo?


 2016-02-13

 

Nota del editor: Mary es parte del equipo Beyond Type Run, patrocinado por Medtronic. Ella participó en el maratón de TCS de la Ciudad de Nueva York del 2017.


Dado que estamos en medio de la celebración de nuestro primer año en Beyond Type 1, celebrando a aquellos que amamos y que nos han ayudado a llegar a donde estamos hoy, quise tomarme un momento para reflexionar sobre a quién amo yo.

Amo a mi familia.

Amo a mi hermano Jack por su desinterés y su amor bondadoso y en silencio. Por estar conmigo en el plato de home en el parque AT&T antes de un partido de béisbol de los Giants mientras yo daba un discurso sobre tener diabetes Tipo 1. Era su cumpleaños, y él era a quien le gustaba el béisbol, pero fue lo suficientemente desinteresado como para darme el centro de atención en su día. Lo amo por haber renunciado a tener más atención de mis padres sin saberlo cuando era un niño, para que yo pudiera recibir atención adicional porque necesitaba una inyección de insulina o ayuda para contar los carbohidratos. Lo amo por amarme y protegerme a mí y a nuestra familia ferozmente, a pesar de que lo hace en silencio.

Amo a mi hermana Kate por admirarme a pesar de que a veces me siento dañada por todo con lo que mi cuerpo tiene que lidiar y por lo que ha pasado. Amo a Kate por el discurso que pronunció en Spring Fling (el evento benéfico para la diabetes Tipo 1 de nuestra familia) sobre la noche en que pensó que yo había muerto mientras yo vivía en París. La amo por tener la fuerza para compartir esta historia de miedo. Quizás nos llevamos siete años, pero tenemos ese vínculo especial que solo las hermanas pueden tener, y yo la amo.

Amo a mi hermano Henry, solo porque sí. Él nació después de que me diagnosticaron y es algo con lo que ha vivido siempre, y siempre me ha aceptado simplemente como su (increíble) hermana mayor. He cometido muchos errores, soy la primera en admitirlo, pero Henry se ha mantenido a mi lado y de alguna manera se las arregla para amarme a pesar de todo.

Amo a mis padres por más razones de las que puedo contar. A mi madre, por saber que algo no estaba bien en noviembre de 1998 y por diagnosticarme ella misma utilizando un pequeño manual médico azul cuando reconoció hasta los menores síntomas. Los amo por siempre apoyarme. Los amo por pagar mis facturas médicas, ya que, el Señor sabe, no habría podido cubrirlo todo yo misma, y por presionarme para conseguir la mejor atención médica y los mejores médicos. Amo a mi padre por conseguirme uno de los primeros Dexcom disponibles para menores de 18 años, allá por la época en que comenzó la compañía. Lo amo por el trabajo que hace al tratar de conseguirme la mejor tecnología todos los días. Los amo por comenzar Spring Fling para mí y recaudar millones para la investigación de la diabetes. Amo a mi madre por comenzar una nueva organización sin fines de lucro para mí y para todos los adultos que necesitan mejores recursos. La amo por contratarme para trabajar allí.

Los amo por las innumerables noches que han estado despiertos, preocupándose por mí. Por todas las lágrimas que han derramado por mí, por todas las veces que mi madre se ha despertado a medianoche para medir mi nivel de azúcar en la sangre. Por todas las veces que mi madre tuvo que cancelar sus planes para llegar a ayudarme, todas las veces estaba horriblemente asustada, pero de alguna se mantuvo fuerte para mí y para nuestra familia. Por toda la fuerza que muestran a pesar de que sé que es tan increíblemente difícil. Los amo a ambos por tranquilizarme de que nunca he estado, ni estaré nunca, sola en la lucha por esta enfermedad. Me siento tan afortunada de tener una familia que está 100 % detrás de mí sin importar nada.

¿A quién amo también?

Amo a mi maestra de primer grado, la Sra. James, por visitarme en el hospital cuando me diagnosticaron y llevarme mi pavo hecho con una piña de pino y plumas que habíamos hecho en la escuela, pero que no había terminado porque me tuvieron que llevar al hospital.

Amo a mi clase de danza del octavo grado, que se detuvo a tomar un momento para pensar en mí y para dedicarme su actuación final a mí el día que no pude llegar porque estaba en el hospital con un nivel bajo de azúcar. (Me desperté con un nivel bajo de 30 o 40, estaba completamente consciente, pero no podía hablar ni moverme bien. Mis padres llamaron a una ambulancia y fuimos al hospital, donde permanecí muda, inmóvil y frustrada hasta aproximadamente las 2 p. m., cuando comencé a llorar porque me di cuenta de que me había perdido mi actuación). Más tarde supe que toda mi clase me había dedicado su actuación, y eso significaba todo el mundo para mí en ese momento.

Amo a mi amiga de la universidad Jenna, que una vez, por error, pero dulcemente, me ofreció darme unos huevos duros para mi nivel bajo de azúcar en la sangre. Ella no sabía nada acerca de los carbohidratos, claramente, pero lo intentó, y amo eso.

Amo a mi amiga Sara, quien se perdió la clase (no era algo sin importancia en una universidad como Parsons, donde las reglas de asistencia eran más parecidas a leyes estrictas) para ir conmigo al médico cuando tenía un nivel bajo de azúcar en sangre la mañana de nuestra presentación final del segundo semestre y siempre le dio paz a mi madre al contarle cómo estaba cuando yo no podía hacerlo.

Amo a mi amiga Michelle. Ella es la persona más fuerte que conozco, lucha contra múltiples enfermedades crónicas además de la diabetes tipo 1. Ella me da fuerza en forma de palabras y me llena de optimismo y esperanza, a pesar de que vivimos en diferentes países en costas opuestas y nunca nos hemos conocido en persona.

Amo a mi endocrinólogo pediátrico, el Dr. Gitleman. Me aguantó durante mis años de terrible y obstinado control adolescente, incluyendo ocasionalmente registros de azúcar en la sangre falsos y fases rebeldes en las que simplemente no tenía ganas de preocuparme de que mi A1c estuviera a más de 12. Lo amo por nunca darse por vencido conmigo.

Amo Beyond Type 1

Amo a esta organización y a todas las personas que he conocido por eso. No crecí con una fuerte comunidad de diabetes en línea, y no reconocí el poder de la comunidad hasta que llegué a trabajar a Beyond Type 1. Las personas que he conocido, las historias que he escuchado y las experiencias que he tenido, literalmente me han cambiado la vida. Hay una niña pequeña en Nueva York a quien conocí por medio de Beyond Type 1, y aunque nunca nos hemos visto en persona, me ha encantado conocerla y saber de su diabetes tipo 1. Me encanta poder conectarme con ella y su madre, y saber cuánto les ha ayudado Beyond Type 1 y la comunidad realmente me hace más feliz que nada. He cambiado por completo mi perspectiva sobre mi enfermedad y lo que es vivir con ella, y he tenido un serio 180 en mi cuidado de la diabetes. Gracias a Beyond Type 1, me inspiro para cuidarme y vivir una larga y feliz vida prosperando y viviendo más allá de mi enfermedad. Puede sonar cursi, pero

Realmente amo a Beyond Type 1 y a esta comunidad.

 

 

ESCRITO POR MARY LUCAS, PUBLICADO 02/13/16, UPDATED 04/30/19

Mary fue diagnosticada con diabetes tipo 1 en 1998 a la edad de siete años, y a pesar de tener la enfermedad por 17 años, todavía aborda cada día con una sonrisa y una actitud radiante. Asistió a Parsons the New School for Design en Nueva York, donde estudió diseño de modas con un enfoque en ropa para niños. Ahora, en su rol de administradora de comunidad en Beyond Type 1, a Mary le encanta conectar y compartir historias, consejos y trucos con otras personas con diabetes. Ella creció alrededor de la filantropía y le apasiona vivir bien teniendo diabetes tipo 1, hacer crecer a Beyond Type 1 y su Bulldog francés, Lola. ¡Puedes encontrar a Mary en Instagram @MaryAlessandraa!