Acerca de la diabetes Tipo 1 y la masculinidad
Interactúo con muchas personas con diabetes Tipo 1 en línea todos los días, y se me ocurrió el otro día que las mujeres con diabetes Tipo 1 son mucho más oportunas para compartir sus historias con diabetes Tipo 1 con otras personas que los hombres. Hay algunas excepciones, pero en su mayor parte parece que los hombres con diabetes Tipo 1 tratan de ser el “tipo duro” a su manera a través de esta enfermedad. Así que aquí estoy, extendiendo una rama de olivo a todos mis hermanos con diabetes Tipo 1 para decir esto: ser vulnerable sobre tu diabetes no te hace menos hombre. De hecho, aceptarte a ti mismo por lo que eres puede ser lo más inteligente que puedas hacer.
Me diagnosticaron a los 16 años, en la mitad de mi carrera de atletismo en la escuela secundaria, un macho alfa, un chico de oro en entrenamiento. Incluso si hubiera querido creer que manejaba esta enfermedad por mi cuenta, que podía conquistar mis miedos, dudas y preocupaciones con la fuerza de mis anchos (aunque flacos) hombros masculinos, no podía hacerlo con la cara seria. Soy quien soy (12 años con diabetes tipo 1 con un 6.1 de A1c) al apoyarme en los hombros de los gigantes, al pedir ayuda, al ser abierto sobre mis problemas. Pero no fue siempre así. Solía ponerme a la defensiva cuando las personas me preguntaban sobre mi diabetes, incluso si solo eran genuinamente curiosos. No quería que marginaran lo que pasaba todos los días, solo porque externamente parecía bastante fácil de manejar.
Lo admito, tuve mucha suerte. Tuve un diagnóstico increíble y entrenamiento para la diabetes gracias al Children’s Medical Center de Dallas (Centro médico para niños de Dallas), y mi madre tenía alrededor de 15 años de experiencia en salud y bienestar, lo que fue fundamental en los días posteriores al diagnóstico. Como un adolescente angustiado con diabetes tipo A, fue un ajuste difícil el tener a mi madre de repente tan involucrada en mi vida, pero mirando hacia atrás 12 años después, no lo hubiera hecho de otra manera. Mis padres se sentaban con todos mis amigos y les daban lo que más tarde llamaría “la charla del glucagón”. Ciertamente pensaba que era excesivo en ese momento, pero fue extremadamente útil contar con su apoyo. Aunque creo que mis amigos secretamente esperaban que tuviera una hipoglucemia grave, para poder apuñalarme en la pierna con esa inyección de glucagón (alerta de spoiler: nunca tuvieron que hacerlo).
Resulté ser bastante bueno en baloncesto, así que tenía varias opciones de escuelas donde podía ir a jugar. Mis primeras reuniones con mi lista final de escuelas fueron con los entrenadores de atletismo, a diferencia de otros estudiantes que se reunirían con entrenadores o personal de admisiones. Sabía que iba a necesitar trabajar muy de cerca con ellos durante los próximos cuatro años si íbamos a salir adelante, y afortunadamente, tuve mucha suerte con todos mis entrenadores (un gran saludo a Brian, Aimee, Jenny, Becca y John-Michael). Pero no siempre fue fácil: mi entrenador era realmente de la vieja escuela, y con frecuencia me tenía que retirar de la práctica para probar mi nivel de azúcar en la sangre o para inyectarme insulina o tomar Gatorade durante las partes más intensas de la práctica. ¡Hablando de emasculación! Mi entrenador incluso me sacó frente al equipo un par de veces debido a mi control de la diabetes. Un tira y afloja psicológico de la peor clase. Mi dureza fue cuestionada, mis compañeros de equipo sentían que yo tenía una forma de escapar de los días más difíciles de los entrenamientos físicos e incluso dudaban de que algún día pudiera manejar toda la tensión física. No fue fácil, pero valió la pena y esa es una lección que no podría haber aprendido de otra manera.
No dejemos de lado la mayor pregunta de cada hombre con diabetes Tipo 1: “¿Qué pasa con las damas?” En una sociedad que ejerce presión sobre los hombres jóvenes para que sean hipermachos conquistadores del universo sin debilidades o defectos, ¿cómo alguien con diabetes Tipo 1 alguna vez podría esperar encontrar pareja? Cuando hablo con adolescentes con diabetes Tipo 1, a menudo me encuentro diciendo algo así como: “La vida es larga, y los niños del bachillerato son los peores”. Creo que esto es muy importante, pero la verdad es simple: si buscas una relación de cualquier tipo con alguien y no pueden aceptarte por lo que eres, estarás mejor sin ellos. Es fácil decirlo en retrospectiva, pero puedo decirlo con confianza porque fui honesto acerca de quién era y lo que pasé con mi diabetes; nunca se interpuso en mis relaciones, románticas o de otro tipo.
No te equivoques, ser hombre no es ser duro, manejar tus problemas por tu cuenta, si estás en forma estás, cuánto ganas o qué tan exitoso eres. Ser hombre es ser capaz de mirarte en el espejo, saber quién eres en realidad y aceptarte a ti mismo y a todos tus defectos (también, ser una persona generalmente buena y amable). Personalmente, estoy agradecido de que me diagnosticaron con diabetes Tipo 1 porque me formó para ser lo que realmente soy. Si no la tuviera, nunca me habrían presentado a esta increíble comunidad de personas que realmente se preocupan por los demás. Y si te estás perdiendo todo el apoyo y la inspiración porque eres demasiado duro para pedir ayuda o para ser abierto acerca de tus luchas, entonces siento pena por ti.
Entonces, hombres, edifiquémonos unos a otros, seamos los gigantes sobre los que otros puedan apoyarse y luchemos todos los días para hacer una vida mejor para todas las personas con diabetes Tipo 1 que existen. En otras palabras, solo sigue el ejemplo de todas las grandes damas con diabetes Tipo 1 que hay allá afuera.
Visita el sitio web de Rob y el podcast Diabetics Doing Things (personas con diabetes haciendo cosas), donde comparte historias de hazañas increíbles logradas por la diabetes tipo 1.
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