Aligerando el camino para un viaje amigable con la diabetes.


 2018-03-20

Viajar se ha convertido en el estilo de vida de preferencia de mi generación y seguramente de la siguiente. Viajar es como el par de anteojos a través de los cuales nos gusta ver el mundo y, supuestamente, nuestras metas de viaje son más fáciles de alcanzar que antes. Aún así, para mi y para muchas otras personas que viven con diabetes, viajar puede percibirse como moverse en la dirección equivocada. El horario de sueño, la alimentación y la rutina de ejercicio que hemos establecido con mucho trabajo de pronto requiere atención adicional por los muchos cambios por los que pasamos. Nuestra comunidad cercana de familia y amigos están lejos y el acceso a nuestros medicamentos es mucho más limitado.

¿Te pusiste nervioso? Me lo imaginé. Mi esposa y yo nos sentimos de la misma forma antes de embarcarnos en nuestro viaje de un año alrededor del mundo. El manejo de mi diabetes tipo 1, encontrar un seguro de viajero adecuado, buscar opciones para el almacenamiento de mi insulina, comprar insumos médicos, etc- parecía sobrepasar todos los otros aspectos de la planeación de nuestro viaje. Finalmente, nos dimos cuenta de que la única forma de asegurarnos de que los lugares que visitáramos fueran amigables con mi diabetes era convertir mi condición como la pieza central de nuestras conversaciones.

Así fue que comenzamos El Big Monday, un blog bilingüe (Inglés/Español) con un enfoque en viajar con diabetes. En este blog ofrecemos consejos sobre el manejo de la diabetes en el camino mientras compartimos nuestras experiencias de viaje personales. Además ofrecemos talleres breves de diabetes a profesionales de la industria del turismo, trabajadores de hospitalidad e individuos curiosos en los lugares que visitamos. Nuestra meta es informar a aquellos que trabajan de forma directa con viajeros sobre la prevalencia creciente de diabetes, educarlos en respuestas ante emergencia y familiarizarlos con el kit de herramientas de una persona con diabetes. En el nivel más básico, intentamos mostrarles todas las pequeñas cosas que pudieran encontrarse en el camino.


Estas pequeñas cosas incluyen la diferenciación entre la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2, asegurarse de tener una opción alternativa al azúcar para los servicios de te y café y reaccionar con sentido de emergencia cuando un cliente diga “mi amigo vive con diabetes y tiene un nivel de glucosa bajo, ¿podríamos tener algo de jugo de naranja por favor?” Además les recordamos no discriminar a aquellas personas que utilizan insulina o su medicamento en público. Todas estas sugerencias surgen de experiencias de la vida real que hemos tenido personalmente. Y, desafortunadamente, estas revisiones se suman y comienzan a irritarnos cuando hemos estado de viaje por algún tiempo.

Hasta ahora, hemos pasado la primera parte de nuestro viaje en Nueva Zelanda. Hemos encontrado que algunos neozelandeses están más informados que otros sobre diabetes pero que la mayoría está dispuesta a escuchar y a convertirse en más proactivos. De vez en cuando nos encontramos con retrocesos y palabras de poco aliento como “¿En verdad la diabetes es algo tan serio?” y les asegurarmos de que no tiene que serlo siempre y cuando todos en la comunidad hagan su parte para minimizar los riesgos.

Por todas las opciones naturales grandiosas que tiene que ofrecer Nueva Zelanda, nuestro mayor reto ha sido el manejo del riesgo de hipoglucemia en nuestros días de actividad de alta intensidad. Puedes tener un nivel de glucosa bajo mientras estás muy ocupado tomando fotos de una cima hipnotizante o puede llegar por la noche luego de un día largo de surfeo. En esos días, procuro monitorear mi glucosa con mayor frecuencia y mi esposa programa una alarma durante la noche para despertarse y revisar que todo esté bien.

Una de nuestras historias favoritas de viaje fue cuando caminábamos bajo la lluvia en Belfast, buscando un lugar decente para comer sin tener mucha suerte. Cuando finalmente encontramos un restaurante ya tenía yo un nivel muy bajo de glucosa pero no me di cuenta. Mi esposa dice que lo notó tan pronto abrí el menú e insistí en voz alta en pedir una cubeta de pollo frito a pesar de que había seguido una dieta extrictamente vegetariana desde los 14 años de edad. Perdí la compostura, por decir lo menos.

Ahora nos reimos de ello pero, viajar cuando se vive con diabetes agrega una capa adicional de logística en nuestro día y no siempre resulta divertido. Sin embargo, estamos trabajando arduamente para facilitar el camino para otros y nos sentimos convencidos de esta misión detrás de nuestros viajes. Aún en un mundo poblado enormemente y tan explorado como el nuestro, de una forma muy pequeña continuamos cubriendo territorios inexplorados y trazamos nuestro propio mapa con nuestras esperanzas de lo que esperamos que el mundo sea.

 

ESCRITO POR DAMIÁN GOYECHE , PUBLICADO 03/20/18, UPDATED 03/21/18

Damián Goyeche es un chef capacitado del País Vasco quien ha vivido además con diabetes tipo 1 por 12 años. El nació en Argentina y sus padres son Uruguayos. Sus acnestros emigraron de Europa. Para él, fue inevitable una vida llena de viajes. Actualmente se encuentra en un sabático de un año con su esposa de asecendecia americana para probar los sabores y surfear las olas del mundo al mismo tiempo que trabaja en crear conciencia por la diabetes. Puedes leer más de sus aventuras en su blog www.elbigmonday.com