BANTING — EL HOMBRE, EL MITO, LA LEYENDA


 2017-11-08

Frederick Grant Banting de Alliston, Ontario hizo muchas cosas. Dejó sus estudios en la Universidad y por poco se convierte en granjero, se casó dos veces e intentó ser pintor. No puedo recordar qué otra cosa. Ah, sí. Salvó la vida de millones de personas con diabetes tipo 1.

Banting nació en una granja en  Alliston en 1891. Alliston era un lugar muy pequeño: tan sólo un par de meses antes de su nacimiento, el pueblo adquirió su primera vía de tren y había escalado de “villa” a “pueblo”. Después un incendio quemó 30 de sus hermosas hectáreas.

A pesar de todo, su infancia fue muy feliz. El padre de Banting leía en voz alta novelas populares. Banting recuerda “Cuando el héroe de la novela era muy bueno o era maltratado su sus ojos se llenaban de lágrimas hasta que no podía continuar leyendo”. Con frecuencia, su madre Margaret tenía que quitarle a su papá el libro si quería saber cómo había terminado la historia.

Una de las anécdotas de la biografía de Banting escrita por Michael Bliss nos habla de la predisposición de Banting hacia la investigación empírica. Sus hermanos mayores le habían dicho que había un oso debajo de su cama- algo muy atemorizante en aquella época en Ontario rural- pero una noche, el joven Frederick tragó su miedo y se dispuso a explorar en el espacio oscuro entre su cama y el piso.

No sintió nada y después recordó “Finalmente, había gateado debajo de la cama y por todo su alrededor. La próxima vez que escuchó sobre osos debajo de las camas pudo expresar la idea. No sería la última vez que escucharía sobre un problema y buscaría evidencia.

Banting no abandonó Alliston sino hasta 1910 cuando se inscribió en la Universidad de Victoria sin tener la certeza de lo que querría estudiar. Toronto le dejó impactado y lo intimidó un poco y reprobó su primer año de estudios. Logró reingresar a la Universidad de Victoria en 1912 y fue entonces que decidió estudiar medicina.

Durante el tiempo que estuvo en la universidad comenzó la Gran guerra. Banting quiso unirse al ejército Canadiense pero fue rechazado en 1914 debido a su vista deficiente. Tuvo más éxito en 1915 cuando logró encontrar su camino hacia Europa como médico del ejército. Sirviendo al norte de Francia fue herido en la Batalla de Cambrai en 1918. Una metralleta había herido su brazo derecho y tenía un sangrado importante. A pesar de su incomodidad, Banting permaneció en el campo de batalla y ayudó a otros más heridos hasta que otro médico le pidió detenerse. Para ese momento había estado trabajando 16 horas sin parar.

Después de la guerra, Banting regresó a Canadá donde intentó poner un consultorio médico en London, Ontario pero no tuvo mucho éxito. “Mi primer paciente quería una receta para comprar licor” escribió Banting años más tarde. “Se trataba de un soldado honesto que tenía amigos de visita y quería darles un trago. Le hice la receta y entonces pensé estar mejor capacitado como para recetar alcohol”. Mientras esperaba pacientes, Banting aprovechaba el tiempo pintando.

Banting aceptó varios trabajos raros para poder pagar sus deudas. Fue una época difícil pero como la Gaceta de London había escrito de Banting “Su energía y ánimo fueron factores determinantes”.

Uno de estos trabajos raros tenía que ver con dar clases a estudiantes de medicina locales. Preparando una de estas clases (sobre el metabolismo de los carbohidratos) Banting encontró y leyó un artículo de la revista de Cirugía, Ginecología y Obstetricia de 1920 llamado “La relación de los Islotes de Langerhans en la Diabetes con especial Referencia a los Casos de Litiasis Pancreáticas”. No pudo dormir luego de leerlo.

A las 2 am salió de la cama y escribió algo en su cuaderno sobre intentar aislar la secreción interna de los ductos pancreáticos en perros (Diabetes.ca) Esta noción creció hasta convertirse en una obsesión y fue cuando convenció al Profesor  J.J.R. Macleod de la Universidad de Toronto de permitirle usar sus instalaciones de investigación. Macleod también le prestó un asistente, un hombre de nombre Charles Best.

Con ayuda de Macleod, Best y un químico de nombre James Collip, Banting alcanzó su momento de éxito en 1922 cuando inyectó insulina extraída de un perro en un paciente humano. El procedimiento funcionó y de pronto la Diabetes tipo 1 ya no era una sentencia de muerte.

La comunidad médica supo que esto era algo grandioso y fue entonces cuando Frederick Banting se hizo famoso. En 1922 le fue otorgado un cargo importante en la Universidad de Toronto y en 1923, Macleod y Banting ganaron el premio Nobel de Fisiología en Medicina. Además, les habían otorgado el título de “Caballeros” del Rey George V en 1934.

Después de este gran descubrimiento en diabetes. Banting comenzó investigaciones para cáncer y enfermedad pulmonar. Se interesó mucho en problemas que enfrentaban los pilotos de la fuerza aérea durante el combate- la aceleración a la que eran sometidos era tan veloz que la fuerza G los dejaría inconscientes (técnicamente, esto es conocido como síncope). Banting ayudó en la investigación para crear y diseñar trajes G para resolver este problema.

No olvides: Banting también era pintor. En los años 20 participó con un grupo de pintores de paisajes de la Escuela de Algonquin conocidos por sus paisajes dramáticos Canadienses y su aplicación gruesa de pintura. Llevaron a Banting con ellos en sus viajes para pintar y fue como el hombre de Alliston dedicó tiempo con la misma disciplina y curiosidad que lo convirtieron en un gran científico. Puedes ver algunas de sus obras aquí.

El talento de Banting era dudoso pero jamás se puso en tela de juicio lo mucho que disfrutaba la pintura: “Después de un día de pintar paisajes uno come, duerme y se siente satisfecho”aunque las obras no sean grandiosas. No parecía tener grandes ambiciones como artista. Sólo disfrutaba de la pintura y tenía como objetivo dedicarse a ella una vez que cumpliera 50.

En Febrero de 1941 Banting emprendió camino rumbo a Inglaterra donde haría más pruebas en el traje G. Abordó un avión pequeño de pasajeros en Newfouland pero este avión nunca abandonó la isla. Ambos motores fallaron y el avión chocó en el puerto de Musgrave. La mayoría de los pasajeros murieron con el impacto y de acuerdo con el único sobreviviente (El Capitán Joseph Mackey) Frederick Grant Banting falleció por las heridas de este accidente al siguiente día. Tenía 49 años.

 

ESCRITO POR FORESTER MCCLATCHEY, PUBLICADO 11/08/17, UPDATED 11/11/17

Forester McClatchey es escritor y pintor en Atlanta, GA- Actualmente es candidato para un grado de maestría en Bellas Artes especializado en Poesía en la Universidad de Florida. Ha trabajado en una fábrica de metal, ha hecho caricaturas para periódicos y ha trabajado como docente de museos enseñando a los niños sobre los dinosaurios.