Ciclismo en el desierto: viviendo más allá de la diabetes Tipo 1

 2018-07-30

Sobre mi diagnóstico y mi familia

Fui diagnosticado a los 19 años, llevo 27 con DT1 y desde hace dos años utilizo una bomba de insulina. Cuando fui diagnosticado mi madre lo tomó muy mal. Ella también vivía con diabetes Tipo 1 y sintió que era su culpa, que sus genes había ocasionado mi diagnóstico pero, después del duelo fue mi impulso y ejemplo. Antes de mi diagnóstico yo veía la forma en que mi madre manejaba su diabetes Tipo 1, veía sus luchas,  que también fueron mías. Al final ella falleció a causa de una una hipoglicemia severa, pero me mostró mucho de lo que uso hoy para manejar la condición, usualmente me decía… “Carlos…el deporte es la insulina del pobre”..

Mi mayor apoyo han sido Dios y mi esposa,  quien ha sido mi bastón y ángel. Ella sufrió y me sacó adelante en mis más oscuras hipoglicemias, aprendió a leer mi rostro y hoy cuando me alerta sobre una posible hipoglucemia jamás falla. Ahora utilizo una bomba de insulina que tiene la intención de reemplazarla, ¡pero mi esposa es un sistema de monitoreo continuo de alta calidad!. No he sido ejemplar en mi manejo, creo que nadie puede serlo, pero esta es la manera de aprender, cometiendo errores y lamentablemente estando en riesgo.

Estoy seguro de que pude haber  ya muerto más de 50 veces en las hipoglicemias severas que he tenido, pero la misericordia de un Dios que ama puso a mi esposa y a mi mamá en cada momento para sacarme de ese hueco. Hoy, las cosas son mejores. El objetivo no es ser portada de Diabetes LifeStyle, sino ser lo suficientemente humanos para entender que tratamos de imitar lo que haría un páncreas combinándolo con dispositivos, estados de ánimo y muchas cosas más….¡los DT1 somos unos genios!!

El ciclo – montañismo en mi vida

Empecé a practicar MTB en mi época de universidad en los  años 90. En aquel entonces tenía una pesada bicicleta de cromolio sin amortiguación alguna. A pesar de ello me divertía entre la montaña. Así comenzó esta aventura y empezaron las pruebas. En esa época era costoso un glucómetro, así que no tenía herramientas para monitoreo, lo que me llevó a tener varias hipoglucemias durante mis recorridos ya que solo podía leer las señales corporales y síntomas para entonces comer carbohidratos. Por supuesto que sin saber el dato exacto de mi glucosa en sangre, todo era reactivo.

Por muchos años practiqué el ciclomontañismo pero, aún así, mis salidas no superaban las 3 horas de recorrido porque no sabía que niveles de azúcar tenía y con frecuencia, las hipoglucemias me hacían regresar. Debo decir que al principio fue un poco frustrante pero afiné la lectura de las señales de mi cuerpo para extender el tiempo de mis prácticas.

Empecé a practicar running en 2011 y eso enriqueció la experiencia deportiva hasta lograr terminar una media maratón.  Tristemente, las hipoglucemias seguían presentándose.

En 2016 pude tener acceso a una bomba de insulina, esto fue el punto de quiebre no solo a nivel deportivo sino en todas las áreas.

Las sesiones de MTB llegaron a 10 horas continuas, practiqué running con más frecuencia, inicié también en trail running, duatlones de montaña y pues sigo en el proceso de madurar en el uso del dispositivo ya que somos el cerebro que pone a operar la bomba, por sí solo no funciona, nuestro cuerpo es dinámico, las glicemias cambian por muchos factores y ahí está la verdadera inteligencia para alinear la bomba de insulina a lo que el cuerpo pide.

La diabetes no me detiene

A pesar de que tuve varias hipoglucemias, quería seguir y buscaba la forma de hacerlo. Aunque fallara, lo volvía a intentar. Me gusta mucho explorar mis rutas, buscar lugares nuevos y es un reto llevar la diabetes allí, a zonas desconocidas donde no sabes que puede pasar. Nunca faltan los desmotivadores, que normalmente por falta de conocimiento emiten juicios sobre tu enfermedad o capacidad, algunos médicos me decían que yo “no debía practicar deportes”, ya que eso era un riesgo para una persona con diabetes…y ¡creo que hice bien en ser desobediente!

El desierto de la Tatacoa

Hay pocos desiertos en Colombia, y este puntualmente me llamaba la atención porque el clima es muy caliente y a mí me gusta más el MTB en ese clima. El terreno ahí  es como una juguetería para un niño, poder tomar cualquier camino y encontrar cómo jugar con la bicicleta en roca, arena, ver paisajes únicos donde el color del suelo cambia de amarillo a anaranjado o gris, es un lugar que tiene mucho que ofrecer en paisaje mientras te deshidratas suavemente…ja, ja,ja

Espero que otras personas que vivan con diabetes Tipo 1 vean, a través de mi historia,  que no hay límites y si los hay siempre es posible re-evaluar la ruta y seguir. La diabetes nos ha llevado a comer más sanamente y tal vez a conocer más nuestro cuerpo que una persona sin diabetes. Tengo colegas con DT1 que igual me han inspirado con “ímpetu furioso” para hacer recorridos, por ejemplo el Colombiano Carlos Uribe en la Titan Desert 2018, con más de 600km en 6 etapas, o el español Antonio Lledo en la Marathon de Sables haciendo más de 250km en 5 etapas de autosuficiencia.

Lo importante de todo esto es comunicarnos, tenemos muchos temas similares por superar y podemos motivarnos entre nosotros, no sé si yo llegue a correr la Titan Desert (¡mi corazón lo anhela!) pero con lo que he podido hacer me interesa poder ayudar a otros con diabetes Tipo 1  para enriquecernos con testimonios y experiencias útiles,.

En el deporte un hipo o una hiper no es un fracaso, mas bien una oportunidad de corregir métodos, dosis, consumo de carbohidratos y todos podemos hacerlo, en 1990 no creí que podía estar 10 horas pedaleando o corriendo como una cabra entre las montañas, si es posible y estamos para ayudarnos!

Sobre mi recorrido

El recorrido tenía una temperatura de 33 grados promedio, la hidratación fue clave, asi como el manejo de las dosis basales reducidas en diferentes %. El análisis de la altimetría del terreno me permitió tener una idea del esfuerzo físico que tendría y qué basal aplicar durante esos tramos.

También fue vital tener geles, barras energéticas y alimento para impulsar el nivel de azúcar en momentos con más urgencia, o consumir otras cosas que tuvieran una absorción más lenta y me mantuvieran la glicemia a largo plazo.

Yo planeo mis entrenamientos, los superviso y los ajusto de acuerdo con la distancia, altitud y otras condiciones de carrera. Mi endocrinóloga es clave para analizar los trazados de la bomba de insulina y ver qué ajustes son necesarios para mis prácticas deportivas porque los ajustes van desde horas antes de iniciar hasta horas después de terminar. También mi Nutricionista, quien es además experta en bomba de insulina, planea la alimentación y configuraciones del dispositivo en situaciones de carrera.

La tecnología para mi cuidado

Además de la bomba de insulina con sistema de monitoreo continuo, llevo conmigo un dispositivo GPS con medición de frecuencia cardiaca, altimetría, distancia entre otros.

A ti que me lees, ¡pídele a Dios que no me canse de hacer deporte! ¡Y envíenme un jersey de Bike Beyond para lucirlo en las carreras!


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Carlos Arturo Ramirez Pareja vive con diabetes Tipo 1 desde 1999. El vive más allá de la diabetes Tipo 1 intentando siempre estar un paso delante de ella: en bicicleta o corriendo. Él vive en Bogotá- Colombia. Puedes seguirle y apoyar sus proyectos en su cuenta de instagram @cartup1