Combatiendo incendios con diabetes tipo 1


 2017-11-15

¡Andrew Thomas responde a todas nuestras preguntas candentes (juego de palabras) sobre la vida como bombero con diabetes tipo 1! Él ha tenido diabetes tipo 1 por más de 23 años y ha estado con su compañía de bomberos en Indiana por casi 10.

“Hubiera sido genial, en mi opinión, si yo fuera un niño y alguien me dijera: ‘Sí, ¡puedes hacer eso!” Dice Andrew.

Pero definitivamente no es fácil, explica. “Me digo a mí mismo, ‘Bien, tienes el trabajo. Te hiciste bombero Sé el mejor. No permitas que ESTO te impida ser el mejor’.”

BT1: ¿Cuándo decidiste que querías ser un bombero?

AT: Tengo muchos miembros de mi familia que están en el ejército. Quería crecer para estar en el ejército, para seguir esos pasos. Descubrí a una edad temprana, 13, 14 tal vez, que debido a la diabetes no se me permitiría estar en el ejército, en absoluto, punto. Así que eso es bastante desalentador.

Cuando era un niño pequeño, recuerdo las conversaciones con mi madre cuando le decía: “Quiero estar en el ejército” o “Quiero ser bombero” o “Quiero ser un oficial de policía”. Esas eran las cosas que quería hacer. Entonces, cuando descubrí que no podía estar en el ejército, simplemente asumí que incluía ser un oficial de policía y un bombero. Pero tenía la inquietud de pensar que este es el tipo de cosas que se supone que debía hacer, y habían personas que decían: “No estás permitido” o “No puedes”. Eso fue duro

[Después del bachillerato] me encontré con este jefe de bomberos que me dijo que podría ser posible, por lo que ese destello de esperanza fue todo lo que necesité para emprender el viaje

BT1: ¿Puedes hablarme sobre el proceso para convertirte en bombero? ¿Tuviste que hacer algo diferente en comparación con tus colegas?

AT: El proceso es muy estándar en todos los ámbitos: hay un examen escrito, hay una entrevista, hay una prueba de agilidad física llamada CPAT (prueba de aptitud física certificada, por sus siglas en inglés). Para pasar la CPAT, debes caminar en una máquina de escaleras con un chaleco de 75 libras de peso durante tres minutos. Y luego lo bajan a 50 libras mientras atraviesas una serie de obstáculos. Esa serie de obstáculos podría ser transportar una motosierra 50 pies hacia abajo y de regreso, golpear una máquina de goma que simula golpear una puerta, y luego tienes que llevar una manguera y estirarla hasta cierta distancia y luego gatear de regreso. Algunos departamentos te toman el tiempo; para otros, pasas o fallas.

Pero el mayor temor para mí fue lo último: la prueba física de salud. Después de una evaluación psicológica, haces un examen físico de salud, y es ahí donde surgen las condiciones preexistentes.

Todos los bomberos pagan un fondo de pensiones. Tienes que ser examinado y etiquetado como “lo suficientemente saludable” para hacer esto durante un mínimo de veinte años. Si, en algún momento, una condición preexistente causa que alguien ya no pueda ser bombero, podría potencialmente no recibir su pensión. A eso se le llama exclusión. Entonces, eso se convierte, para mí, en motivación y combustible para que la chispa esté en forma y saludable, y no tenga que pensar en eso. En mi departamento de 75 hombres, probablemente esté entre los 10 mejores hombres del departamento.

BT1: ¿Qué pasa cuando estás en el trabajo?

AT: Cada bombero tiene su montón de equipo que lleva en el camión: es su equipo de fuego, casco y máscara.

Tengo una hielera llena de Gatorade, gomitas de dulce, tubos de energía y barras de granola; y antes de tener un sensor, tenía un glucómetro que siempre estaba en la hielera.

BT1: Siempre me he preguntado: ¿qué tan importante es usar un brazalete de identificación médica? ¿Saben los técnicos de emergencia médicas, los bomberos y otro personal médico lo que es una bomba de insulina?

AT: Cada vez que encontramos a alguien que está inconsciente, o que no está actuando correctamente, siempre verificamos su nivel de azúcar en la sangre. Siempre. Si nadie puede decirnos por qué, tenemos que descubrir por qué. Tienes que pasar por este proceso de eliminación, y el azúcar en la sangre siempre está ahí.

Nunca, en mi carrera como bombero, identifiqué a alguien que tuviera diabetes porque ya llevaba un brazalete de identificación. Por lo general, su amigo o familiar dice: “Oh, tiene diabetes”.

Una vez, un hombre de UPS encontró a un hombre desplomado en su escritorio, inconsciente. Intentó revivirlo y no pudo, así que llamó al 911. Llegamos y no había signos físicos de que este hombre tuviera diabetes. No llevaba una pulsera, no tenía una bomba de insulina, no había ningún kit de prueba en su escritorio. Verificamos su nivel de azúcar en la sangre y su nivel era como de 28 (mg/dL).

Le dimos D-50; D-50 es azúcar directamente en tu vena. Esto despierta a la gente en, como, segundos; y una intravenosa y se despertó dos minutos después. Le dijimos: “Hola, ¿tienes diabetes?” y él dijo: “‘¡Sip!” [Él ríe.].

BT1: ¿Cómo manejas tu diabetes? ¿Qué tecnología usas?

AT: [Me administraba múltiples inyecciones diarias] desde la edad de 9 a 17 años. Siempre fui muy resistente al cambio. A los 17 años, mi endocrinólogo finalmente me convenció de probar una bomba de insulina.

Ahora uso la Omnipod y el sensor Dexcom . El diseño sin tubos realmente me atrajo. Un día, estaba en el cuartel de bomberos, sentado en un sillón reclinable, comiendo y relajándome en nuestro tiempo libre, y la bomba se había caído de mis pantalones cortos de gimnasia y se había metido en el sillón reclinable. Nos llamaron para un incendio, y salté para ir y cuando lo hice, el sitio de la bomba se arrancó porque la bomba estaba atascada en el sillón reclinable.

BT1: Entonces, cuando de repente hubo una llamada y se arrancó tu bomba, ¿es algo con lo que tratarías más adelante? ¿O puedes cambiarte súperhumanamente el sitio de infusión mientras te vistes para combatir un incendio?

AT: Lidiaría con eso más tarde. En ese momento, sabía que mi nivel de azúcar en la sangre estaba bien. Si se convirtiera en un trabajo extendido, si tuviera que estar allí por un largo período de tiempo, encontraría al jefe de mi batallón y le diría, “Esto es lo que está pasando, esto es lo que se debe hacer”. Me sacarían de allí, de vuelta a la estación de bomberos, cambiaría mi sitio de infusión. Nos cuidamos mucho el uno del otro [en el servicio de bomberos].

BT1: ¿Cuál es tu parte favorita de ser bombero?

AT: Parte de eso es que todavía soy un niño pequeño, y me encantan los camiones grandes, y mi trabajo es conducir ese gran camión. También puedo romper cosas para ganarme la vida. He irrumpido en las casas de las personas y me lo agradecen porque se han quedado encerrados. Me pagan para hacer ejercicio. Me pagan para cocinar para los chicos. Hablamos con niños, y los niños piensan que es genial ser bombero. En general, me encanta.

BT1: ¿Le dices a las personas a las que asistes por emergencias de diabetes que también tienes diabetes?

AT: A veces lo hago, a veces no.

Tuvimos un hombre cuyo nivel de azúcar en la sangre era de 40 mg /dL. Estaba consciente, solo estaba fuera de sí confundido. Lo sentamos, lo hicimos comer, pero él seguía jugando con su bomba de insulina. Él simplemente se estaba administrando insulina en repetidas ocasiones. Le quité la bomba de insulina.

Era una bomba Animas, había usado una antes, y [resulta que] estaba tratando de preparar la bomba. Terminé preparándosela y configurándole sus ritmos basales y todo quedó bien. Era una situación en la que los muchachos no habrían sabido qué hacer. Los muchachos me preguntan todo el tiempo: “Si estoy tratando de ayudar a alguien, y tienen una bomba de insulina, ¿cómo la apago?” Y yo les digo: “Nunca toquen su bomba de insulina. No me importa si su nivel de azúcar en la sangre sea de 20, no toquen su bomba de insulina. No es necesario que se le quite la bomba de insulina a alguien ni que se apague porque podría causarle un problema mayor “.

BT1: ¿Tienes que seguir alguna reglamentación cuando se trata de controlar tu nivel de azúcar en la sangre en el trabajo? ¿O te dejan administrarlo como lo harías normalmente?

AT: Ellos me dejan hacer lo mío porque me ven como totalmente capaz de cuidar de mí mismo. Sé que cuando me contrataron al principio me dijeron algo así como: “Diablos, ¿cómo vamos a lidiar con esto?”. Pero rápidamente se dieron cuenta: “Este tipo tiene todo bajo control. No tenemos nada de qué preocuparnos”.

Ser transparente sobre eso fue muy importante para mí. Quiero decir, vivo con estos chicos cada tres días. Saben más sobre sus compañeros que sobre sus cónyuges, así que somos muy cercanos, somos muy unidos. Cuando me contrataron, estaba poseído con estas ganas para mostrarles a todos: “No tienen que preocuparse por esto, nunca”. Es por eso que trabajé tanto para ser el mejor: estar en forma, ser el más entrenado, demostrarles casi obsesivamente a todos, y a mí mismo, que podría hacer este trabajo mejor que cualquier persona sin diabetes.

Mi trabajo específico durante el último año ha sido conducir el camión de bomberos. Por lo tanto, el hecho de que estos chicos se preparen y salten al asiento trasero con alguien con diabetes tipo 1 conduciéndolos y que no se preocupen por eso, es un gran cumplido para mí.

BT1: ¿Alguna vez tienes días en los que deseas no tener que trabajar tan duro para demostrar que eres excelente en tu trabajo?

AT: Honestamente, mi mentalidad de ser el mejor en algo que me apasiona va más allá de la diabetes. Sinceramente, creo que sería exactamente la misma persona sin eso. Probablemente habría ingresado en el ejército, esa sería la única diferencia, pero me habría esforzafo mucho para ser el mejor en el ejército. Esa es la persona que soy.

A veces me gustaría poder sentarme y comer cuando todo el mundo lo hace; cuando reviso mi nivel de azúcar en la sangre y dosifico mi bomba, y esto y lo otro, ¡todo el mundo ya ha terminado!

BT1: ¡Prosperas bajo presión! ¿Cómo lidias con ese sentimiento constante de responsabilidad? ¿Tienes algún consejo sobre cómo otras personas con diabetes tipo 1 pueden manejarlo también?

 

AT: Mi parte favorita de ser bombero es que cuando alguien llama al 911, esa persona no puede elegir quién llegará a ayudarle. ¿Cómo podrías no ser la mejor opción absoluta para esa persona?

La comunidad a la que sirvo merece el mejor esfuerzo y cuidado, no excusas, ni alguien que diga: “No puedo”. Para mí, fue solo otra motivación adicional para hacer este trabajo con éxito a pesar de mi enfermedad. La gente siempre está observando. Si fallo y culpo a la diabetes, entonces estoy demostrando que no pertenezco aquí y que otros como yo no pertenecemos. Si me equivoco y les doy mala fama a todas las personas con diabetes, tal vez alguien más no tendrá la oportunidad que yo tengo porque un departamento de bomberos podría verme como un mal ejemplo.

Mi objetivo es ser el mejor a pesar de mi enfermedad, hasta el punto de que ni siquiera es parte de la ecuación. La mayoría de las personas que conozco no saben que tengo diabetes, y la mayoría de las personas que conozco muy bien casi olvidan que tengo diabetes, y eso es a propósito.

 

ESCRITO POR KATIE DOYLE, PUBLICADO 11/15/17, UPDATED 01/24/23

Katie Doyle es escritora y camarógrafa que narra sus viajes y aventuras con diabetes desde donde sea que esté, y es activa en la comunidad como líder juvenil de la IDF (Federación Internacional de Diabetes, por sus siglas en inglés). Ha escrito sobre dejar caer su medidor en una telesilla en los Alpes, usar su bomba mientras enseña lecciones de natación en Cape Cod, y los numerosos viajes por carretera y expediciones de pesca en el medio; está dispuesta a todo y te contará la historia al respecto más adelante. Visita www.kadoyle.com para obtener más información.