¿*Realmente* cuándo debes usar glucagón?


 2021-03-22

 

Nota del editor: este contenido fue posible con el apoyo de Zealand Pharma.


Al igual que muchas personas que viven con diabetes, me enseñaron que el glucagon solo se usa cuando alguien se ha desmaya por un nivel bajo de glucosa (azúcar) en sangre y, como todavía no me he desmayado por un nivel bajo *toco madera*, el glucagon no era algo en lo que pensara mucho.

Lo que sé ahora es que el glucagon se puede usar en cualquier caso de un nivel bajo de glucosa en la sangre grave, también llamado hipoglucemia severa. Una hipoglucemia severa se define como cualquier nivel bajo que dé como resultado una incapacidad para funcionar física o mentalmente. No existe una regla, a pesar del concepto que tienen muchas personas, de que alguien ya deba estar inconsciente antes de usar glucagon.

De hecho, si experimentas una hipoglucemia grave, administrarte glucagon, ya sea que lo hagas tú mismo o con ayuda, es una de las acciones más seguras que puedes tomar. La hormona hace que nuestro cuerpo libere azúcar del hígado y los músculos, elevando nuestra azúcar en la sangre a un nivel seguro.

En los últimos años, he experimentado algunos episodios de hipoglucemia severa en los que me ha resultado difícil masticar (normalmente tengo uvas pasas o gomitas a la mano) o meter una pajilla en una caja de jugo. El glucagon habría sido una buena idea, pero como el concepto de que el glucagon es solo para personas inconscientes estaba muy arraigado en mí, tomé decisiones potencialmente peligrosas en cada momento.

Mi (falta de) historia con glucagon

Después de mi diagnóstico en 1997, mi familia surtió mi receta original de glucagon, pero aparte de ver el recipiente de plástico rojo de vez en cuando, abrumada con la idea de que una aguja tan grande entrara en mi muslo si las cosas iban mal, no pensaba mucho en mi glucagon.

Nunca capacitamos a nadie sobre cómo usarlo, ni hablamos del plan de nuestra familia sobre cuándo podríamos tener que usarlo conmigo. A lo largo de los años, volvimos a surtir la receta unas pocas veces, pero en general me conformé con saber que había un glucagon caduco en algún lugar de la casa y en algún lugar de la escuela.

Cuando fui a la universidad, el glucagon pasó de una caja de mudanzas a un cajón en mi dormitorio, sin que lo mencionara nunca a mis compañeros de habitación ni a mis amigos. Cuando vivía con un novio a mis 20 años, sabía qué pistas de un nivel bajo de glucosa en la sangre a tener en cuenta lo llevarían a traerme una caja de jugo, pero nunca le enseñé cómo o cuándo usar el glucagon, a pesar de algunas conversaciones difíciles sobre lo que podría provocar una hipoglucemia severa.

Aprendiendo mi lección con glucagon

Entonces, apareció un nuevo glucagon. Inmediatamente después de que el glucagon nasal llegó al mercado, le pedí a mi endocrinólogo que me escribiera una receta y la surtí. Compartí cómo usarlo con los amigos con los que pasaba la mayor parte de mi tiempo, e incluso hice un pequeño tutorial o instructivo en las historias de Instagram para que mi círculo supiera cómo usarlo, haciendo énfasis en que, si alguna vez me desmayaba en su presencia, probablemente era debido a una hipglucemia y deberían buscar en mi bolsa para encontrar el glucagon.

Unos meses más tarde: estaba dando un paseo con un amigo y empecé a darme cuenta de que mi glucosa en sangre estaba bajando rápidamente. Estaba a un kilómetro de casa y, con el propósito de ser minimalista, no tenía nada más que mi teléfono y mis llaves. Mi nivel de azúcar en la sangre parecía estar bien y nivelado cuando nos aventuramos a salir y pensé que estaría bien, pero recuerdo que mi medidor continuo de glucosa (MCG) mostraba que mi nivel estaba alrededor de 100 con flechas dobles hacia abajo. No había tiendas entre mi apartamento y el lugar donde estábamos.

Sabía que, si caminaba a casa rápidamente, probablemente haría que el nivel bajara más rápido, pero si caminaba lentamente, posiblemente no llegaría a casa a tiempo antes de desmayarme. Contemplé pedirle a mi amigo que se adelantara con mis llaves para traer una fuente de glucosa de mi casa y luego volviera corriendo, pero tenía miedo de que me dejaran sola y pensé que al final le tomaría más tiempo ir y regresar de lo que me tomaría a mí llegar a casa.

Aproximadamente a dos cuadras de casa, mi visión y mi equilibrio comenzaron a disminuir. Mi MCG mostró que mi nivel estaba alrededor de 50 con flechas dobles hacia abajo, pero probablemente ya lo tenía más bajo ya que los MCG tienen un ligero retraso. Las lágrimas corrían por mi rostro y estaba aterrorizada de estar a punto de perder el conocimiento en ese mismo momento.

Tratando de mantener la calma y en un intento de mantenerme consciente, hablé con mi amigo sobre las posibilidades y qué hacer en diferentes casos. Al final, llegué a casa, donde fui directamente a mi gabinete, abrí bolsas de gomitas y me vertí jugo de naranja en la garganta directamente de la botella. Ni siquiera pensé en mi glucagon.

Mi glucemia tardó más de 45 minutos en estabilizarse, gran parte del tiempo con “LOW” en mi MCG en lugar de que registrara un número. Lloré todo el tiempo. Estaba muy asustada, muy consternada, y sabía lo cerca que estaba de desmayarme. Estaba enojada conmigo misma por no estar preparada, por no tener un plan o suministros de respaldo conmigo.

Una vez que me estabilicé, mi amigo y yo hablamos sobre lo que debería hacer si esto volvía a ocurrir en el futuro. Fue solo entonces que pensé en mencionar el glucagon, y cuando me preguntó por qué no lo había usado, no tuve otra respuesta que no fuera: “Simplemente no lo pensé”.

Reconfigurando nuestro cerebro para pensar en glucagon

Después de no tener buenas opciones de glucagon hasta hace unos años, tiene sentido que muy pocos de nosotros pensemos primero en el glucagon cuando hacemos un plan sobre cómo tratar los niveles bajos graves, pero es hora de reconfigurar nuestros cerebros para usar glucagon.

Así como la insulina es nuestra herramienta para mantener nuestros niveles de azúcar en la sangre en un rango saludable, el glucagon, una hormona como la insulina, también debe serlo. Con más opciones de glucagon más fáciles de usar en el mercado, es hora de que forme parte de nuestro plan para los niveles bajos de azúcar en la sangre.

ESCRITO POR Lala Jackson, PUBLICADO 03/22/21, UPDATED 09/29/22

Lala es una estratega de comunicaciones que vive con diabetes Tipo 1 desde 1997. Ha trabajado en tecnología médica, incubación de negocios, tecnología de biblioteca y bienestar, antes de aterrizar en el espacio sin fines de lucro de la diabetes Tipo 1 en 2016. Es un poco nómada, creció rebotando principalmente entre Hawái y el estado de Washington, y se graduó de la Universidad de Miami. Por lo general, puedes encontrarla leyendo, preferiblemente en la playa.