ENFRENTANDO CREATIVAMENTE A LA DIABETES TIPO 1


 2018-04-23

Nunca es un buen momento para ser diagnosticado con diabetes tipo 1. A penas acababa de cumplir 17 años y estaba en el último año de la secundaria a tan solo unos cuantos meses de la graduación. Me estaba preparando para dos exámenes normales para la universidad, llenando las solicitudes de admisión e intentando ganar mis últimas clases. En esa época, comía constantemente pero nunca me sentía satisfecha. Me sentía sedienta pero insaciable. Perdí una cantidad absurda de peso rápidamente y sin ninguna razón. La historia, estoy segura, es familiar para muchos de ustedes.

Lo que me golpeó más fuerte fue la velocidad de todo eso. Mi vida diaria, la rutina y mi identidad, todo colapsó durante una sencilla conversación telefónica a altas horas de la noche con mi doctor cuando me dijo, “Empaca lo que necesites y ve a la sala de emergencias. Ahora”.

Tomó segundos para que mi mundo cambiara por completo.

En contraste, ha tomado años convertirme en una persona que vive con diabetes tipo 1 de forma fluida, e incluso ahora ese estilo de vida continúa siendo, por momentos, un objetivo en movimiento.

La diabetes tipo 1 es tu copiloto. No importa lo que hagas, ella está ahí para influenciar tus giros, diciéndote cuándo detenerte, haciéndote saber cuándo está bien acelerar. Muchas de las decisiones que he tomado desde el diagnóstico están directamente relacionadas con la diabetes tipo 1. No sería una corredora sin diabetes tipo 1. No amaría cocinar. No estaría interesada en la medicina o los cuidados de la salud o la política.  

La parte que prevalece de mi identidad que es independiente de la diabetes tipo 1 es el arte. He sido artista desde que pude sostener un lápiz y soy una artista ahora, sin importar mi diagnóstico. Declaré como mi especialidad a las bellas artes dos años después de convertirme en una persona con diabetes. El arte era, y es, mi santuario. Es la única actividad a la cual la diabetes tipo 1 no tiene invitación. Cuando estoy pintando, no estoy pensando en mis niveles de azúcar en la sangre. No hago que los temas relacionados a la diabetes sean los principales. Pinto piezas de plenairismo (pequeños paisajes hechos con aceites), las cuales me proporcionan un verdadero escapismo de mi propio cuerpo.

En contraste, considera correr. Por mucho que me guste, cuando estoy corriendo estoy pensando en mis números, en el tubo de glucosa metido en mi blusa, en mi bomba dejando un moretón en mi cadera. Correré porque estoy enfadada con la lectura de nivel alto, luego me derrumbaré porque lo hice en exceso. Correr me ayuda a enfrentar a la diabetes tipo 1, pero no a escapar de ella.

No fue sino hasta el año pasado cuando estaba terminando mi título de bachillerato cuando introduje la diabetes tipo 1 a mi obra de arte. Mi tarea era tomar un objeto y darle un nuevo propósito para disfrazar su función. Fui a casa y observé lo que tenía alrededor: agujas de plumas Nano de 4mm. ¡Y tenía demasiadas! Junté las agujas para formar una bola en forma de erizo de mar. De repente, las agujas ya no eran utensilios de mi enfermedad; habían sido transformadas en objetos estéticos e intrigantes que disfrazaban su existencia desagradable del pasado.

El arte continúa siendo mi santuario y creo que continuará siéndolo. El arte también ha empezado a mostrarme que la creación y la belleza pueden resultar de una enfermedad que, una vez, se sintió tan destructiva y dominante.

En su lugar, la diabetes tipo 1 se ha convertido en un agente creativo en mi vida: ha creado el cambio, la comunidad y la oportunidad, llevándome a los lugares más salvajes. Me gradué con mi título en bellas artes justo cerca del quinto aniversario de mi diagnóstico. Este verano seré parte de un equipo de aventura de Connected In Motion (Grupo de personas con diabetes tipo 1 que crean una cultura de apoyo y compromiso en el autocontrol de la diabetes a través experiencias basadas en la diabetes para la educación, deporte y aventura exterior), en Cape Scott, British Columbia. En adelante, continuaré creando arte y construyendo una comunidad y lo haré con la diabetes tipo 1.


Puedes seguir a Geneva en Instagram o ver más de sus obras de arte aquí.

ESCRITO POR GENEVA BOLIEK-POLING, PUBLICADO 04/23/18, UPDATED 04/23/18

Geneva Boliek-Poling creció en Corrales, Nuevo México e inició como artista cuando dibujaba a los caballos de su vecino. Asistió a la Universidad de Nuevo México del 2012 al 2016 y descubrió el campo del arte y la ecología que une a los mundos del arte, la ciencia, la naturaleza y la sociedad para impulsar soluciones creativas a los problemas sistemáticos. Hoy, continúa está práctica en su exploración artística de nuevos lugares y sistemas.