Historia de un embarazo “complicado”. Parte 1


 2019-09-27

Un diagnóstico en la adolescencia

Me diagnosticaron a los 16 años de edad, fue un shock emocional en el que lo que más me dolía era ver sufrir a mis padres por mi culpa, al menos así lo sentía yo.  En aquel entonces me inquietaba pensar a mi hermano desplazado por mi condición, a mi papá en estado de negación y mi mamá siempre preocupada por mi.
A pesar de todo, me llevaron a ser lo más independiente posible en cuanto a vivir con diabetes. No tuve limitaciones, tuve una adolescencia lo bastante “normal”. Estudiaba, salía de viaje con mis amigos, viví en otra ciudad por meses mientras hacía mis prácticas profesionales y mi diabetes nunca me limitó más allá de lo que yo permití, y lo digo por que los límites se los pone uno mismo, a veces, inconscientemente.

¿Quieres tener hijos?

Recuerdo que en mi etapa de rebeldía, o más bien negación de mi condición, mi mamá me decía: cuídate, ¿que no quieres tener hijos? Y yo respondía: ¡claro que no!
¿Como por qué iba a querer tener hijos si apenas tenía fuerzas y ganas para cuidarme a mi misma? Menos se me ocurría iba a cargar con la responsabilidad de otro ser vivo que dependería totalmente de mi.
Bueno pues no sé que fue lo que paso que en algún punto de mi vida esa mentalidad cambió por completo, nunca pensé que yo podría desarrollar tal instinto maternal y ansiar con todas mis fuerzas tener un bebé.
Después de 4 años de noviazgo mi ahora esposo y yo nos casamos y decidimos comenzar una familia. Tristemente mis padres murieron antes de verme llegar al altar y de alguna forma eso me hizo madurar aún más y comencé a cuidarme mucho y a atender con más cuidado a mi condición de vida.
Pero aquí comienza la parte frustrante… después de algunos meses de intentar tener un bebé sin resultados, empecé a buscar un ginecólogo que nos ayudara a lograrlo, visité al menos 5 diferentes.

Juicios y temas privados

Al hacer las preguntas de rutina podía ver como sus caras de desaprobación cada vez eran más notorias, “tienes diabetes tipo 1, estenosis ureteral con dos cirugías previas, tu mamá y abuela fallecieron de cáncer de ovario, ¿y aún así quieres tener un hijo?, piensa en el bebé y piensa en ti” escuchaba una vez tras otras.
Muchas veces me pregunté si estaba tomando la decisión correcta al empeñarme en ser mamá, pero y ¿por qué no? ¿Por qué tengo que limitarme a vivir algo que anhelo con todas mis fuerzas por tener diabetes? ¿Estoy siendo egoísta? ¿O los egoístas son ellos por negármelo?
Ellos no saben el esfuerzo y el compromiso que yo estoy poniendo en esto, y estaba dispuesta a hacer todo de la mejor manera para lograrlo. Además, contaba con el apoyo de mi esposo en todo momento. Debo confesar que era un tema muy privado, suficiente tenía con que los médicos me juzgaran como para también cargar con opiniones buenas o malas de familias y amigos al respecto, así que solo las personas más cercanas a nosotros lo sabían.

Reaprender sobre mi condición de vida

Pues empeñada en lograrlo mi esposo y yo comenzamos a investigar y leer mucho sobre diabetes tipo 1 y embarazo. Conseguí un sistema de monitoreo continuo y decidí buscar también un médico endocrinólogo que me ayudara a estar más controlada.

Por azares del destino conocí a una pequeña con diabetes tipo 1 y a su mami y ellas me invitaron a una escuela para familias con diabetes tipo 1 por lo que empecé a ir a clases de educación en diabetes. Debo decir que las familias de la escuela me recibieron con mucho cariño y me apoyaron muchísimo.

Con un enorme esfuerzo económico empece a usar una microinfusora de insulina, lo que me llevó a conocer a una endocrinóloga increíble que desde le primer día me apoyó y confío en mi.

Mi hemoglobina glucosilada comenzó a bajar de 7.8% a 6% en pocos meses y después de platicar con mi endócrino los riesgos de llevar un embarazo y de los cuidados extras y de hacerme más consciente aún del reto que se vendría, me mandó a hacer estudios de todo, lo que comprobó que estaba en condiciones óptimas para embarazarme.

¿Pero y entonces? ¿Por qué no lo lográbamos? Lo otros ginecólogos entre queriendo y no atenderme de la mejor manera, nos habían mandado a hacer ya varios estudios de fertilidad y los resultados eran normales, yo no entendía que pasaba y la culpa por tener diabetes me estaba hundiendo.

Decidí entonces enfocar mi atención que algo positivo por tener diabetes. Decidí ir a un campamento y me involucré más en las actividades de la Fundación de Diabetes. Al poco tiempo asistía también a reuniones de adultos con diabetes y empecé a querer ayudar a otros jóvenes con DT1 a superar sus procesos.

Al mismo tiempo mi esposo ya me había obligado a atenderme psicológicamente, él no quería verme triste y me apoyó en todo momento en todas mis actividades respecto a la diabetes.

Acudir con una psicóloga me ayudó muchísimo y me hizo ver que mi temor a fracasar me hacía rechazar en cierta forma mi maternidad.

¡Lo logramos!

Entonces, mi endocrinóloga me recomendó visitar a una ginecóloga especialista en fertilidad. Fuimos a una cita con ella, pensando que tal vez tendríamos la misma respuesta que con los otros, ¿estas segura? Piénsalo bien, es muy peligroso, bla, bla, bla…

Esta vez no fue así, la doctora fue súper comprensiva, desde el principio entendió la situación y nos ayudó tanto que, al primer intento con su tratamiento y sin métodos invasivos ¡lo logramos!

¡No lo podíamos creer! Después de dos años de llorar en la ducha cada mes por no poder embarazarme ahora lloramos de felicidad.

Nuevas emociones

Pero ahora llegaba otra etapa, otras emociones, obvio queríamos contarle a todo el mundo, pero le pedí a mi esposo que nos contuviéramos al menos 4 meses, miles de pensamientos llegaban a mi mente cada segundo, ¿lo voy a lograr? ¿Podré mantenerme en control 9 meses? ¿Y si tengo una hipoglucemia severa? ¿Y si me da una hiper horrible? ¿Mi bebé va a nacer sano? ¿Va a tener diabetes?

Durante los primeros tres meses no podía dejar de sentir pavor, quería mantenerme en control y vigilaba mi glucosa cada hora en sangre a pesar de contar con el monitoreo continuo, me obsesioné tanto que mi hemoglobina bajo a 4.7%.

Tuve muchas hipoglucemias, el cuerpo de una mujer embarazada gasta mucha energía en crear una vida los primeros meses y es súper importante estar bien alimentada y evitar las hipoglucemias, cosa que me costaba trabajo lograr. Dejé de salir con amigos y familia, no quería mal pasarme, tuve mucha ansiedad, era época navideña y para mi mala suerte me dio influenza, estuve hospitalizada y fue la primera vez que tuve que lidiar con médicos desactualizados que de inmediato intentaron cambiarme mi esquema de insulina, de usar microinfusora con insulina lispro, querían que usara NPH y lispro.

Gracias a mis conocimientos adquiridos en mis clases de educación en diabetes, yo sabía que eso no era lo mejor para mí y me negué rotundamente, luego durante un eco en el hospital una doctora me comentó que pues a ver que tal me iba cuando el embarazo progresara, por que seguramente tendría muchas complicaciones por mi diabetes y mi estenosis ureteral, que yo sabía estaba controlada por que antes de embarazarme visite a mi urólogo y me mando a hacer muchos estudios para comprobar que mi cuerpo y mi riñón podrían con un embarazo, pero esa doctora decidió juzgarme sin conocer mi historia médica y mi determinación de hacer las cosas bien.

ESCRITO POR Ileana Eguiarte Rizo, PUBLICADO 09/27/19, UPDATED 02/24/23

Mi nombre es Ileana Eguiarte Rizo, soy de Jalisco, México, naci el 30/08/1986, tengo 33 años de edad, fui diagnosticada en el mes de septiembre del 2002 a los 16 años de edad cuando estaba estudiando la preparatoria, hoy soy Médico Veterinario Zootecnista, tengo un hotel para perros, soy amante de los animales, en especial perros y gatos, estoy casada con el amor de mi vida y tenemos una hermosa bebé, formo parte de Fundación Esperanza para niños y jóvenes con diabetes Tipo 1.