Historia de un embarazo “complicado”. Parte 1
Un diagnóstico en la adolescencia
¿Quieres tener hijos?
Juicios y temas privados
Reaprender sobre mi condición de vida
Pues empeñada en lograrlo mi esposo y yo comenzamos a investigar y leer mucho sobre diabetes tipo 1 y embarazo. Conseguí un sistema de monitoreo continuo y decidí buscar también un médico endocrinólogo que me ayudara a estar más controlada.
Por azares del destino conocí a una pequeña con diabetes tipo 1 y a su mami y ellas me invitaron a una escuela para familias con diabetes tipo 1 por lo que empecé a ir a clases de educación en diabetes. Debo decir que las familias de la escuela me recibieron con mucho cariño y me apoyaron muchísimo.
Con un enorme esfuerzo económico empece a usar una microinfusora de insulina, lo que me llevó a conocer a una endocrinóloga increíble que desde le primer día me apoyó y confío en mi.
Mi hemoglobina glucosilada comenzó a bajar de 7.8% a 6% en pocos meses y después de platicar con mi endócrino los riesgos de llevar un embarazo y de los cuidados extras y de hacerme más consciente aún del reto que se vendría, me mandó a hacer estudios de todo, lo que comprobó que estaba en condiciones óptimas para embarazarme.
¿Pero y entonces? ¿Por qué no lo lográbamos? Lo otros ginecólogos entre queriendo y no atenderme de la mejor manera, nos habían mandado a hacer ya varios estudios de fertilidad y los resultados eran normales, yo no entendía que pasaba y la culpa por tener diabetes me estaba hundiendo.
Decidí entonces enfocar mi atención que algo positivo por tener diabetes. Decidí ir a un campamento y me involucré más en las actividades de la Fundación de Diabetes. Al poco tiempo asistía también a reuniones de adultos con diabetes y empecé a querer ayudar a otros jóvenes con DT1 a superar sus procesos.
Al mismo tiempo mi esposo ya me había obligado a atenderme psicológicamente, él no quería verme triste y me apoyó en todo momento en todas mis actividades respecto a la diabetes.
Acudir con una psicóloga me ayudó muchísimo y me hizo ver que mi temor a fracasar me hacía rechazar en cierta forma mi maternidad.
¡Lo logramos!
Entonces, mi endocrinóloga me recomendó visitar a una ginecóloga especialista en fertilidad. Fuimos a una cita con ella, pensando que tal vez tendríamos la misma respuesta que con los otros, ¿estas segura? Piénsalo bien, es muy peligroso, bla, bla, bla…
Esta vez no fue así, la doctora fue súper comprensiva, desde el principio entendió la situación y nos ayudó tanto que, al primer intento con su tratamiento y sin métodos invasivos ¡lo logramos!
¡No lo podíamos creer! Después de dos años de llorar en la ducha cada mes por no poder embarazarme ahora lloramos de felicidad.
Nuevas emociones
Pero ahora llegaba otra etapa, otras emociones, obvio queríamos contarle a todo el mundo, pero le pedí a mi esposo que nos contuviéramos al menos 4 meses, miles de pensamientos llegaban a mi mente cada segundo, ¿lo voy a lograr? ¿Podré mantenerme en control 9 meses? ¿Y si tengo una hipoglucemia severa? ¿Y si me da una hiper horrible? ¿Mi bebé va a nacer sano? ¿Va a tener diabetes?
Durante los primeros tres meses no podía dejar de sentir pavor, quería mantenerme en control y vigilaba mi glucosa cada hora en sangre a pesar de contar con el monitoreo continuo, me obsesioné tanto que mi hemoglobina bajo a 4.7%.
Tuve muchas hipoglucemias, el cuerpo de una mujer embarazada gasta mucha energía en crear una vida los primeros meses y es súper importante estar bien alimentada y evitar las hipoglucemias, cosa que me costaba trabajo lograr. Dejé de salir con amigos y familia, no quería mal pasarme, tuve mucha ansiedad, era época navideña y para mi mala suerte me dio influenza, estuve hospitalizada y fue la primera vez que tuve que lidiar con médicos desactualizados que de inmediato intentaron cambiarme mi esquema de insulina, de usar microinfusora con insulina lispro, querían que usara NPH y lispro.
Gracias a mis conocimientos adquiridos en mis clases de educación en diabetes, yo sabía que eso no era lo mejor para mí y me negué rotundamente, luego durante un eco en el hospital una doctora me comentó que pues a ver que tal me iba cuando el embarazo progresara, por que seguramente tendría muchas complicaciones por mi diabetes y mi estenosis ureteral, que yo sabía estaba controlada por que antes de embarazarme visite a mi urólogo y me mando a hacer muchos estudios para comprobar que mi cuerpo y mi riñón podrían con un embarazo, pero esa doctora decidió juzgarme sin conocer mi historia médica y mi determinación de hacer las cosas bien.