La diabetes tipo 1 en Nigeria. La historia de Goodluck


 2022-02-15

Nota del editor: De acuerdo con datos del Diabetes Data Portal y T1D Index, en Nigeria hay 3,623,500 personas que viven con diabetes. De este total, 51,035 viven con diabetes tipo 1. En Nigeria, la falta de acceso a herramientas para el monitoreo de glucosa y otras tecnologías resta 45 años de vida saludable a quienes viven con esta condición.


En esta ocasión, desde Beyond Type 1 tuvimos una conversación con Joshua Emmanuel Uchenna, Fundador y CEO de PJosh Diabetes Foundation en Nigeria, África. La misión de la Fundación y a lo que se dedica es a ayudar a todas las personas africanas que viven con diabetes, así como a proporcionar educación y dar acceso a todos los que necesiten tiras reactivas, glucómetros, así como apoyar a aquellos que ya han sido diagnosticados. Joshua nos dice que tienen la intención de mejorar mucho las cosas en África para el año 2030. 

El motivo de nuestra entrevista fue dar a conocer mundialmente la Fundación y hacerles conocer a Goodluck, la historia de un joven nigeriano que, irónicamente, como por una burla del destino, no puedo hacer honor a su nombre, que en inglés significa “buena suerte”.

La Historia de Goodluck

Hace unas semanas, una de las voluntarias de la Fundación, Lydia Epelle, habló con Joshua Emmanuel sobre la situación de este chico, ya que como activistas su pasión es cuidar a las personas con diabetes. 

El padre del muchacho era oficial de policía, y ni él ni su madre poseían la educación necesaria para la gestión de la condición de vida que había desarrollado su hijo. Cuando Joshua Emmanuel fue a hablar, el chico estaba en coma. Sus niveles de glucosa (azúcar) en sangre estaban muy mal, por lo que encarecidamente se solicitó que la Fundación se pudiera hacer cargo de sus cuidados.

Entre tanto, la madre se quejaba por cuestiones de índole económica. Trataba a su hijo con hierbas medicinales, y se le pidió que dejara de dárselas: no era un asunto espiritual, como ella creía, lo que aquejaba al muchacho, sino una enfermedad autoinmune, la diabetes tipo 1.

En este contexto sólo había un objetivo claro para la Fundación y los voluntarios: salvar a Goodluck. Se llamó al padre del chico y se le explicó quiénes eran, ubicación, sitio web, dónde estaban y a lo que se dedicaban. El padre se negó a que su hijo recibiera tratamiento

En un nuevo intento otro día, el padre accedió a que pudieran ver a Goodluck. 

Tenía mucha hambre y había desarrollado graves problemas renales. La situación era verdaderamente dramática: los vecinos acusaban al joven de “robar”, ya que estaba privado de alimento y había intentado por todos los medios conseguir comida, y no recibía ninguna medicación, mucho menos insulina sólo las “hierbas”. Era desesperante, la muerte se le acercaba a pasos agigantados.

La respuesta a esta situación fue denunciar a la policía, manejando Joshua Emmanuel tres horas en vehículo hasta llegar a la misma, acudieron llevándolo con ellos, para que vieran lo que estaba sucediendo.

La respuesta de la policía fue que ellos “no podían hacer nada”. No les hicieron caso, no los consideraron. El muchacho no le importaba a sus propios padres y parecía no importarle a nadie. Como era un “asunto civil” la policía “no podía hacer nada” y “menos en temas de salud”.

Se llevó al joven Goodluck a casa de vuelta, donde no se aceptó el asesoramiento para los cuidados de su hijo. Toda esta situación estaba profundamente marcada por un trauma emocional que reinaba en el ambiente: ese chico no había experimentado el amor. La madre decía que si Goodluck moría, ella daría a luz a otro hijo, le daría a su marido otro hijo, sano.

La ignorancia de los padres ya no era excusa, pues ni siquiera permitieron que otras personas tomaran el cuidado de su hijo. 

Poco después, el CEO de la Fundación, Joshua Emmanuel, recibía la noticia de que Goodluck había fallecido. La noticia llegó el 3 de Diciembre de 2021. 

Una vida que podía haber sido salvada. La muerte triste e innecesaria de un joven al que se le negó la comida y el amor.

 Que fue encerrado y aislado por sus padres y sus vecinos.  Y cuyo único crimen fue tener diabetes tipo 1.

Contamos la historia de Goodluck como tributo a su recuerdo y memoria. Como grito ante tanta injusticia. Como llamado a la solidaridad en la comunidad mundial de diabetes y recordatorio de que solo la empatía y el amor podrán salvarnos.


Este contenido ha sido posible gracias al apoyo de Lilly Diabetes, patrocinador activo de Beyond Type 1 en el momento de su publicación. Beyond Type 1 mantiene el control editorial de todo el contenido publicado en nuestras plataformas.

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ESCRITO POR Lucía Feito Allonca de Amato, PUBLICADO 02/15/22, UPDATED 03/07/23

Lucy lleva 30 años viviendo con diabetes tipo 1, tiene doble nacionalidad Española y Argentina y es Licenciada en Derecho por la Universidad de Oviedo. Forma parte activa de la comunidad en línea de diabetes, temática en la cual se mantiene permanentemente actualizada. También es paciente experto en enfermedades crónicas cardio-metabólicas por la Universidad Rey Juan Carlos y activista por los derechos de las personas del colectivo LGBTQ+.