La Vida con un Trastorno de la Alimentación y Diabetes Tipo 1.


 2019-02-01

 

En 2003, me diagnosticaron diabetes Tipo 1. Yo tenia 14. Después de mi diagnóstico de diabetes Tipo 1, seguí con mi vida normal. En mi nueva normalidad habían pinchazos en los dedos, inyecciones de insulina, bocadillos, niveles altos y bajos, cetonas, etcétera. Pensé que tendría una rutina diaria de inyecciones y comidas, y eso sería todo por el resto de mi vida. Cuando eres niño, tu cerebro procesa estas experiencias de vida de manera muy diferente a como lo haces cuando eres adulto. Recuerdo que me sentía feliz de tener diabetes Tipo 1. Era una oportunidad para mí de sobresalir y ser diferente del resto de los niños de mi edad.

Ocasionalmente, me olvidaba de inyectarme la insulina aquí y allá, lo corregía horas después y ya ni me preocupaba por eso. Me olvidaba de medir mis niveles de azúcar en la sangre, de comer mis bocadillos, y cosas así. No comprendía completamente la realidad de cuánto daño ha hecho esta enfermedad en mi cuerpo debido al mal cuidado.

Cuando era más joven, no podía reconocer física ni emocionalmente las señales que mi cuerpo me estaba dando de que algo estaba mal. Ahora, en mi adultez, lo siento todo. Puedo sentir cuando viene un nivel bajo de azúcar en la sangre. Sé cuándo acostarme porque no tengo la energía para continuar con mi día. Sé cuando mi cuerpo necesita comida. Sé cuándo empieza a subir el azúcar en la sangre y cómo lo voy a tratar. Ahora conozco mi cuerpo.

He vivido con diabetes Tipo 1 durante 15 años y durante gran parte de ese tiempo también viví con un trastorno alimentario muy peligroso.

Poco después de mi diagnóstico, me di cuenta de que si no me inyectaba mi insulina, comenzaba a bajar de peso. Siempre he tenido problemas con mi peso, incluso cuando era niña. Siempre quise ser flaca. Cuando me di cuenta de que podía perder fácilmente 10 libras en unos pocos días al restringir mi insulina, se convirtió en una adicción. Pasaba semanas sin inyectarme insulina para nada. Sabía que estaba dañando mi mente y mi cuerpo y sabía que necesitaba insulina para vivir, pero no me importaba.

Nunca estaba de buen humor (porque siempre me sentía muy mal). Era una persona horrible para tenerme de cerca, pero no me importaba porque era delgada. Todos me decían lo bien que me veía y me encantaba la atención. Esto estuvo pasando por años. Salía todas las noches a beber, nunca revisaba mis azúcares ni me inyectaba la insulina y continuaba esta rutina repetidamente.

I

No pasó mucho tiempo para que mi familia se diera cuenta de mi estado mental y físico, y su disposición para ayudar fue mi salvación. Sinceramente, no me daba cuenta de lo enfermos que estaban mi cuerpo y mi mente. Viví en negación durante años acerca de mi diabetes y mi trastorno alimentario.

Recuerdo que me desperté una mañana tan enferma que no podía levantarme de la cama. Pensé que iba a morir. Sabía que necesitaba ayuda. Me admití en el hospital porque tenía CAD y me prometí que encontraría la manera de mejorar. Después de ser dada de alta, lentamente comencé mi recorrido de recuperación.

La recuperación de un trastorno alimentario no ocurre durante la noche. Hubo muchos retos en esos primeros dos años, pero nunca me rendí. Encontré grupos de apoyo en línea donde conocí a otros que estaban luchando con el mismo diagnóstico dual de diabetes Tipo 1 y un trastorno alimentario. Estos grupos de apoyo fueron un salvavidas para mí. Fue en uno de estos grupos que conocí a Asha Brown. Ella era una de las pocas personas que se preocupaban, escuchaban, mantenían el ritmo de mi recuperación y trataban de salvar mi vida.

Al principio de mi recuperación, conocí a mi (pronto futuro) esposo y descubrí que estaba embarazada. Descubrir que estaba embarazada realmente cambió el resultado de mi recuperación. Sabía que mi vida era importante y que alguien necesitaba que estuviera cerca por mucho tiempo. Tener un embarazo saludable se convirtió en mi principal prioridad.

Mi futuro esposo y mi hijo han cambiado mi perspectiva de la vida, y estoy muy feliz de que todavía esté aquí para compartirla con ellos. Espero que mi recorrido pueda inspirar a otras personas que actualmente están luchando y necesitan tratamiento. Eres lo suficientemente fuerte para hacer esto. Puedes recuperarte.

ESCRITO POR Shelby Charles, PUBLICADO 02/01/19, UPDATED 02/28/19

Shelby Charles fue diagnosticada con diabetes Tipo 1 cuando tenía 14 años. Luchó contra un trastorno alimentario relacionado con su enfermedad y tuvo que buscar la recuperación para mantener un estilo de vida saludable. Ahora aboga por un manejo saludable de la diabetes y vive con su hijo y su futuro esposo.