M de meditación
¿Alguna vez te has preguntado cuál es el alboroto en torno a la meditación? ¿O te has dicho a ti mismo que estás demasiado ocupado como para intentarlo? Bueno, te voy a contar un secreto. De las personas que conozco, soy una de las peores para meditar. Lo cierto es que no puedo quedarme quieta. Es por eso que mi novio me dice “ardilla”. Entonces, ¿cómo fue que una acelerada como yo dominó la meditación? La respuesta es la siguiente: al entender el por qué, el qué y el cómo de una de las prácticas más antiguas que existen.
Beneficios de la meditación
- relaja el sistema nervioso
- reduce el ritmo cardiaco
- mejora la digestión y la asimilación
- aumenta la agilidad mental
- equilibra las emociones
- mejora la inmunidad
- mejora tu estado de ánimo
- baja la presión sanguínea
- aumenta la creatividad
- reduce la ansiedad
De hecho, son tantos los beneficios que el argumento a favor de la meditación en realidad no es nada complicado. No te voy a aburrir con una larga historia sobre los orígenes de la meditación, pero solo digamos que el acto de la contemplación ha existido durante mucho tiempo. Imagina a los yoguis en la India, de piernas cruzadas y bizcos. Imagina a Buda bajo el árbol de Bodhi y a monjes Zen frente a una pared.
En cualquier momento en el que cierras los ojos y haces una pausa, ya sea en un lugar de adoración, al observar el atardecer o abrazar a un ser querido, estás haciendo una pausa para ti. Es en los momentos de calma en los que podemos liberarnos y dejar que la inspiración fluya. Sin embargo, la inspiración no viene con calma. De hecho, sucede lo contrario. A menudo guardo una hoja de papel y un bolígrafo junto a mi cojín de meditación para poder anotar todas las ideas que se me ocurren.
Cómo meditar
La meditación gira en torno a profundizar tu enfoque.
Piensa en cómo se siente estar completamente involucrado en una tarea, como enhebrar una aguja. Si estuvieras en modo de lucha y huida, definitivamente no podrías hacerlo. Tienes que estar relajado. Aprender a relajar el sistema nervioso es el primer paso en la meditación. Para lograr que eso suceda, tienes que darle un enfoque a la mente. Algo que la saque de su necesidad de identificarse con los pensamientos que generan estrés en primer lugar.
La herramienta más obvia es la respiración, porque es lo que sí puedes controlar.
La mayor parte del tiempo no nos preocupamos por la respiración porque es un proceso automático, pero aprender a respirar hondo y profundo, al igual que cambiar la duración y la fuerza de la respiración afecta la velocidad y la fuerza de los pensamientos.
Haz una pausa en este momento y fíjate en lo siguiente: ¿has dejado de respirar? ¿Tu respiración superficial y fuerte? ¿Estás dando suspiros profundos?
Sin siquiera darte cuenta, ya has empezado a meditar.
Esto se conoce como dharana, una palabra en sánscrito que significa concentración. En cualquier práctica de concientización, el primer paso es aprender a concentrarse. Una vez lo dominas, el siguiente paso es sencillo.
Lo que me fascina es que, aunque por naturaleza meditamos todo el tiempo sencillamente al ser nosotros mismos, pensamos que es algo que tenemos que hacer. La meditación no es un verbo. En realidad es un adjetivo que describe la creación. Todo lo que está en la naturaleza es meditación. Solo observa un árbol, dirige tu mirada al cielo o al océano. El océano no discute con la ola. El cielo no pelea con un ave. Todo sencillamente existe. Tú existes. Primero estás tú y luego está todo lo que piensas y haces. La meditación es el recordatorio. Te recuerda cuál es tu verdadera naturaleza, que es inagotable, interminable, ilimitada y completa. Cada vez que te sientes en calma, eso eres tú, la meditación en sí.
Una vez que has dominado la capacidad de lograr que tu mente se enfoque en la respiración, esta fluye en lo que se conoce como dhyana, concentración sin esfuerzo. Dhyana en realidad es algo muy parecido a ver tu serie favorita de televisión. Estás pegado a la pantalla, casi babeando, completamente enganchado en lo que viene después. Podría haber un incendio en la habitación de al lado y no te darías cuenta.
No puedes forzar la etapa de dhyana; esta simplemente sucede. Tan solo parece que se enciende un interruptor y resulta fácil permanecer concentrado, pierdes la noción del tiempo y te sientes completamente relajado. Y solo para aclarar, la concentración sin esfuerzo no es el objetivo. Se trata de una etapa que puede o no ocurrir. Todo lo que se necesita para que tengas éxito en la meditación es que tengas la intención de liberarte de los pensamientos mientras haces algo repetitivo. Los estudios han demostrado que hacer cosas como tejer, correr, pintar e incluso rezar invocan un estado meditativo.
En los textos antiguos sobre yoga se aconseja que elijas una cosa en la que puedas concentrarte y te adhieras a ella. Cambiar constantemente tu enfoque en las actividades cotidianas es lo que a menudo puede crear el estrés en primer lugar. Así que sentarte, elegir algo en qué concentrarte y repetirlo una y otra vez es la constante de la que puedes depender. No importa qué elijas. Solo hazlo y empieza. Para entrar en un ambiente de meditación, es recomendable que establezcas una intención. La práctica de establecer intenciones también puede ser una manera poderosa de iniciar el nuevo año.
Mi maestro y mentor favorito, Alan Finger, siempre recomienda la meditación sankalpa. Él dice que un sankalpa, o establecer una intención personal, es distinto a un propósito de Año Nuevo. Un propósito es algo que hacemos con nuestra mente consciente, mientras un sankalpa es una semilla que no tiene otra opción más que crecer en el suelo de nuestra consciencia.
La meditación sankalpa
- Haz una pausa para cerrar tus ojos y prestarle atención a tu respiración.
- Visualiza cómo escribes tu intención (deja que la intención surja sin prejuicios) con tu propia letra en la pantalla azul de tu mente.
- Expresa tu intención en un canto en tu interior y siente cómo resuena en el punto entre las cejas. Luego, siente el canto en la garganta, en el corazón, en el plexo solar, el hueso púbico y luego arráigalo en el suelo de la pelvis. Imagina que tu intención tiene raíces y siente cómo se adentran en la tierra.
- Luego puedes ver tu sankalpa como una planta que empieza a crecer; aquí puedes soltar la palabra y percibirla más como una energía.
- Percíbela como un golpe suave en el área justo detrás del hueso púbico, siente cómo recibes el calor del sol en el plexo solar y luego ve cómo una hermosa flor crece en tu corazón. Luego, puedes irradiar esa belleza pasando por tu garganta hacia la coronilla.
Puedes practicar esta meditación durante 40 días. En mi experiencia, se trata de una manera profunda y sanadora para empezar el año, y mis intenciones siempre parecen llegar a cumplirse.
¿Quieres que te dirija en una práctica? Mira el video.
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