¿Mal humor? Tal vez.
No es algo nuevo, yo lo he leído algunas veces y quizá tú también “las personas con diabetes tienen mal humor”. Debes saber que yo tengo pésimo humor. En una línea familiar directa mi abuelo tenía pésimo humor, mi padre sorprendentemente no pero, podríamos decir que es una herencia de mi abuelo. Sin embargo creo estar totalmente segura de que tiene poco que ver con que viva con diabetes pues yo tenía mal humor desde que llegué a este mundo.
Pero, ¿por qué será que la gente tiene con relacionar el mal humor con sin fin de causas? pobre además de aquél quien además de mal humorado tenga una condición crónica porque será automáticamente culpa de esta condición todo lo demás que pase en su vida.
A pesar de que insistiré siempre, como persona, y como profesional de la salud en que creo que tiene poco que ver una cosa con la otra, tengo formas de justificar el mal humor de algunos de nosotros y en algunas situaciones. Muchas de ellas, si tienen que ver con nuestra condición. Así que si necesitabas un pretexto, aquí encontrarás un par que, entre broma y broma, creo son importantes.
Nuestro diagnóstico
Imagina que un día despiertas y te dan la noticia de que ahora vives con algún tipo de diabetes. Imagina además que no sabías nada de eso y que ahora tienes que agregar cosas complicadas y llenas de emociones diversas a tu vida “o te comes eso o tendremos que ponerte una inyección” asustan a muchos. Pues imagínate que de repente y habiendo comido bien, siguiendo las instrucciones de tu madre y sacándote diez en matemáticas despiertas teniendo que inyectarte no una sino miles de millones de veces por el resto de tu vida.
Yo no se tu pero….no creo que a ninguna persona eso lo haga sentir relajada. A mi me pone de malas solo pensarlo. Las emociones que acompañan al diagnóstico de cualquier condición crónica van desde la confusión hasta la depresión. El enojo, la ira y la frustración también se presentan en algunos. La buena noticia es que este enojo no dura por siempre, una vez entendiendo de qué se trata todo lo que sigue podemos ver con mejores ojos esta trama de la obra. Finalmente, sólo es una parte de la historia y no lo que define a los personajes y mucho menos el final de la historia.
Manejar glucosa
El manejo de nuestros niveles de glucosa en sangre puede ser de pronto una pesadilla. También lo son en mi opinión los call centers de los bancos pero, la glucosa gana por mucho. Un gran mito de la diabetes (de sus diferentes tipos) es que si haces todo al pie de la letra no habrá posibilidad de que la cifra salga mal. A estas alturas sabemos que en ocasiones aún siguiendo todo al pie de la letra y descargando toda la data para analizarla detalladamente habrá cifras inexplicables que dependerán no solo de lo que comiste, corriste y cómo lo hiciste sino de otros treinta mil factores que nadie que yo sepa se toma la molestia en explicar.
Hipoglucemia
La hipoglucemia (niveles bajos de glucosa en sangre) causan mucha confusión. Muchos hemos ofendido al ser más querido o aventado un juguito por los aires en este estado confuso. Sí, parece que estamos de muy mal humor pero quizá se trate de hipoglucemia y esto cause muchas emociones y sensaciones displacenteras a la vez. La hiperglucemia también es un tema, a algunas personas les duele la cabeza, hay que tomar decisiones rápidas y acertadas, vigilar de forma exhaustiva hasta que se corrija la cifra y analizar el por qué de la misma. Esto creeme, puede poner de malas hasta a tu angelical maestra del kinder.
Ocupar y no tanto preocupar
Si te identificaste en alguno de estos escenarios la buena noticia es que ¡no es que siempre estés de malas! hay razones para estarlo. Enojarse, entristecerse y maldecir es igualmente válido que alegrarse por logros y alegrías diversas. Lo importante es reconocernos molestos por una causa para la que estamos aprendiendo a trabajar. Estar de malas todo el tiempo quizá sea indicador de que algo más pasa con nosotros a nivel emocional y nunca está de más consultar con un profesional de la salud emocional o con otra persona con quien compartas condición de vida. Ocuparnos, es decir, trabajar para encontrar soluciones, planear para programar acción en lugar de preocuparse y lamentarse parece siempre mejor alternativa.