Milagro, ¿yo?


 2019-10-22

Hace un tiempo, alguien me dijo que yo era un milagro. No puedo negar que me sorprendieron las palabras de aquella señora, aquel “angelito de la guarda”, como suelo denominar a las personas que de la nada aparecen ante determinada circunstancia y suelen ayudar, sacar de algún apuro, dar una mano, etc sin pedir nada a cambio. Son aquellas personas que uno no conoce y muchas veces nunca más volverá a ver, pero que en esa fracción de tiempo se vuelven manos amigas, almas bondadosas y uno piensa – al menos yo – “aún hay gente buena en este mundo…gracias por ello”.

¡Aquí estamos!

Ese día llegué al aeropuerto, pues debía abordar el avión que me llevaría a casa. Me acerqué al counter para hacer mi registro y los inconvenientes no tardaron en aparecer y decir “¡Aquí estamos!”. El problema era que estaba llevando más equipaje del que la línea aérea permitía. Era la primera vez que viajaba en ella, pues recién se habían fusionado con otra compañía y al final resultaron siendo los más drásticos en cuanto a número de equipaje permitido. No hubiera sido un problema para mi si no fuera porque en esas maletas llevaba mis medicamentos, insumos e implementos médicos, todo sustentado con una carta del doctor explicando la situación.

Al conversar con la persona encargada para poder encontrar una solución recibí un NO rotundo, así hubiera querido pagar por las maletas, la respuesta seguía siendo la misma. Y por último, me dijeron que enviara el contenido por Fedex…¡que seguro sí llegaba a Perú! En aquel momento me sentí sin esperanzas de poder llevar mis medicinas e implementos a casa, una de las razones de mi tan ansiado viaje.

Una broma

Milagro, ¿yo? Parecía una broma lo que me habían dicho ese día. Al menos para mi, si consideramos el background (historial) médico que tengo. Mi lista de complicaciones es más larga que los requisitos para acceder a un seguro médico particular en Perú.

Pero la persona que conocí ese día mencionó algo que después me hizo pensar durante mi travesía camino a casa.
“Considérate un milagro porque sigues con vida, sigues aquí. Cuántas veces personas cruzan la calle y dejan de existir, estando totalmente sanas. Dios debe quererte mucho”.

No sé si considerarme un milagro. Quizá una parte de mi fe se extravió en alguno de los laberintos de la vida y no he vuelto a recuperarla. Al menos no del todo. Pero no puedo negar que lo que sucedió ese día y aquellas palabras me hicieron reflexionar acerca de muchos temas, que aún siguen dando vueltas en mi cabeza.

Y es cierto, si aún sigo por estos lares es porque tengo que aprender mucho todavía y, quién sabe, también quizá es porque tengo ayudar a otros y compartir mi testimonio de vida. Y es justo lo que estoy tratando de hacer a través de este blog.

La factura que nos pasan las enfermedades crónicas (y no estoy hablando en términos monetarios) muchas veces es demasiado grande. Conforme pasan los años, muchas veces (no siempre), se incrementa. Si mis decisiones, aciertos y errores a lo largo de estos 30 años ayudan a otras personas a darse cuenta y tomar conciencia de qué tan alto es el costo que considero me ha tocado pagar en algunos aspectos de mi vida me sentiré tranquila de poder compartir mis experiencias para que otras personas no pasen por las mismas situaciones teniendo conocimiento de causa.

Creo que ese es el milagro: haberme dado cuenta que muchas de las cosas a las que me dedicaba antes sólo generaban un vacío cada vez más grande en mi. Ahora, por el contrario, siento que mi vida y las experiencias, tanto mías como de toda mi familia, pueden guiar y apoyar a muchas otras familias y eso hace que de una u otra forma me sienta bien conmigo misma; y ese vacío…ya no está tan vacío gracias a ustedes que me leen.


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ESCRITO POR Cath Mansen, PUBLICADO 10/22/19, UPDATED 10/02/23

Fui diagnosticada con diabetes tipo 1 antes de cumplir 6 años (1982), así que consideró que fui diagnosticada en la época de piedra en un país latinoamericano sin información y recursos. Soy comunicadora social y en 2012, comencé a escribir un blog donde comparto mi experiencia de vida con otros, llamado “diabetes a bordo: mi montaña rusa”. Me motivó el compartir mis experiencias para evitar que otros cometan los errores que cometí por falta de información y por no contar con testimonios de personas con la misma condición. Con el tiempo he ido leyendo y aprendiendo de otros blogueros a quienes admiro en su labor. Soy Colaboradora en la Revista En3D de la Federación Española de Diabetes (FEDE) con artículos de opinión y soy miembro fundadora de la Asociación Diabetes 1 Perú - DM1 Perú, una asociación sin fines de lucro que tiene como fin velar por el bienestar y los derechos de las personas con diabetes tipo 1 en el Perú. Comparto mi día a día en diversas redes sociales @diabetesabordo. Vivo en Lima y me encanta la música, bailar y la playa.