Para amar, honrar y cuidar


 2017-11-16

Aunque diga “¡Qué venga!”, en muchos casos, hay algunas situaciones en las que no tengo una aceptación positiva de mi diabetes tipo 1. Una de esas situaciones se relaciona con mi arrugado vestido de novia refundido en el fondo de uno de los estantes bajos de mi armario.

El vestido, con sus suaves brillos y su falda mullida, me recuerda a dos personas: la persona que era cuando lo usé hace tantos años y el hombre hacia el que caminaba mientras lo llevaba puesto.

Fue el tiempo de antes. Antes de que me diagnosticaran con diabetes. Antes de cambiar.

Mi realidad fue sacudida, pero la vida de ese hombre también cambió. Nuestra promesa de “amarnos, honrarnos y cuidarnos” mutuamente se puso a prueba solo dos meses después de que oficialmente comenzaramos nuestras vidas juntos. Esta afección afecta a la persona y a todos sus seres queridos. Algunas relaciones empiezan así desde el primer día. Otras, como mi esposo y yo, son emboscadas a mitad de camino. De cualquier manera, es un gran peso que soportar.

¿Qué significa eso?

Él me ve con niveles altos, bajos y todo lo que está en medio. Lidia con los cambios de humor, las fluctuaciones de peso, el embarazo de alto riesgo, los días más flojos y las locuras de ponerse en forma. Él hace recados para recetas y tabletas de glucosa. Él me mira viajar sola sin expresar preocupaciones. Me pone vasos de jugo en mi mano que opone resistencia después de encontrarme casi inconsciente, bañada en sudor y balbuceando tonterías. Él paga las facturas, envía la papelería del seguro médico y completa los formularios para procesar las facturas de los seguros y los costos de los medicamentos recetados.

Como guerrera con diabetes, estoy agradecida por su apoyo, pero me siento enojada cuando me siento ignorada. He olvidado sus miedos. Estoy feliz y aliviada de tener un ayudante a mi lado. He tratado de compartir (mostrar debilidad es algo que tiendo a odiar) y me siento frustrada cuando su reacción ha sido a veces un silencio de autopreservación. En el fondo, he cuidado una herida muy dolorosa: la culpa por la realidad que le he tirado encima.

Nosotros los guerreros con diabetes, junto con nuestros cónyuges, somos participantes sorpresa en esta loca competencia de supervivencia. Cuando la diabetes consume más y más dinero y tiempo, siento una carga que susurra maliciosamente cuando menos lo puedo resistir: ese vestido de novia era para una vida de ensueño que ya no podrá ser.¿Ahora qué?

¿Sabes qué?

He tropezado con algo que considero una verdad universal. Todos nosotros somos producto de cuatro cosas: lo que la vida nos ofrece, los sueños que tenemos, las oportunidades que otros nos ofrecen y las decisiones que tomamos. La verdad es que todos cambiamos con el tiempo, si realmente estamos viviendo.

La diabetes me fue lanzada. Mis sueños han evolucionado. He elegido un camino. Y sé que sin el apoyo de mi esposo y una multitud de otras personas durante los últimos 20 años, la vida que tengo ahora no sería posible. Tal vez sí podría serlo, pero sería una yo diferente.

¿Qué te ha lanzado la vida? ¿Cuáles son tus sueños hoy? ¿Qué oportunidades puedes aprovechar de los demás o darle a los demás? ¿Qué elecciones puedes hacer para apoyarte a ti y también a quienes te rodean?

Las bodas están destinadas a conectarnos con la esperanza y el amor. En una luz más brillante, lo recuerdo y miro ese viejo vestido de otra manera. Los guerreros diabéticos estamos profundamente agradecidos con todos los que nos acompañan, especialmente con los que están cerca, como el chico que me conoció antes. En nuestros momentos más oscuros, debemos acercarnos a ellos con esperanza y amor.

Ellos están luchando contra algo también.

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ESCRITO POR SUSAN BAUMGARTNER, PUBLICADO 11/16/17, UPDATED 02/10/23

Susan Baumgartner fue diagnosticada con diabetes tipo 1 en 1994. Ella se mudó a Wisconsin cuatro años después con su esposo y tres gatos. Es autora de una revista guiada para profesores, llamada Dear Teachers (Queridos Maestros), que está disponible en su blog, www.verbostratis.com y en Amazon. Cuando no está escuchando KPop, recordándoles a sus hijos que hagan su tarea, o navegando en Twitter (@sbaumgartner94) para ver una sonrisa o inspiración, Susan está trabajando actualmente en un libro similar para personas con diabetes (este ensayo es un extracto de ese borrador).