PERDIENDO LA VISTA


 2016-08-10

Soy una persona obstinada, pero realmente muy obstinada. Probablemente uno de mis peores rasgos es que creo que soy invencible. Me enorgullezco de ser la madre trabajadora que lo hace todo y rara vez sufre una falla en los proyectos de Pinterest. Y me gusta que sea así. No, me ENCANTA que sea así. Me impulsan los reconocimientos y también cuando me dicen: ¿Cómo puedes tener el tiempo y la energía para hacer eso?!? Estoy en una batalla constante para ser mejor. No una batalla contra las otras madres, sino…conmigo misma.

¿Esos regalos para el maestro? Van a ser mucho más creativos la próxima vez…Sólo necesito conseguir una pistola de pegamento. ¿Ese elfo? ¡Oh, sé que los niños van a estar aún más emocionados cuando vean lo que he planeado para mañana por la noche! ¿Nuestro próximo viaje familiar? No estaría completa sin sorpresas ocultas en las bolsas especiales para avión de los chicos (sí, ¡bolsas especiales para avión!).

Hace unas semanas tuve una cena con una de mis mejores amigas que se recordó de los horrores de su asignación nefasta como “mamá encargada” para una de las fiestas escolares de su niño. “Nunca más”, dijo mientras contaba sobre los ojos juzgones de las otras expertas madres del lugar cuando se dieron cuenta de que mi amiga no había llevado tenedores. “¡No hay tenedores! ¿Con que se van a comer las uvas?!? “Después de nuestras carcajadas, todo lo que podía pensar era que yo soy ESA mamá … sin los ojos juzgones, por supuesto.

Lo cual me lleva a mi Resolución de Año Nuevo para el 2016…

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Si pensaste que iba a decir que “¡voy a colgar mi capa!”, no me conoces lo suficientemente bien. ¿Recuerdas que dije que una parte de mí es obstinada? Bueno, ninguna resolución de año nuevo va a cambiar eso. Pero esto es lo que tiene que suceder este año, y por lo que estoy realmente dispuesta a hacer un esfuerzo. Voy a cuidar mejor de mí. Sí, sí, ya sé que esta es la “resolución mundial” estándar cada año. Pero para mí, este año es diferente…tiene que serlo.

Hace dos años, mientras asistía a la conferencia “Friends for Life Conference” (amigos de por vida) de Children with Diabetes (niños con diabetes) decidí tomar ventaja de los exámenes gratuitos de la retina que se ofrecían. He tenido una visión de 20/20 toda mi vida y, siendo la perfeccionista que soy, quería mantener mi récord perfecto.

Después de una serie de pruebas de un puñado de máquinas innovadoras, uno de los miembros del personal me dijo que el Dr. Ben tenía que hablar conmigo antes de irme (entrada de música de suspenso). No tenía ni idea de quién era el “Dr. Ben” o por qué necesitaba hablarme…sólo supuse que iba a venir a felicitarme por haberme ido tan bien en los exámenes. Estaba equivocada.

Después de estrechar mi mano y presentarse, el Dr. Ben me preguntó si mi esposo también estaba en la conferencia y si podía venir a reunirse con nosotros. Mientras que la mayoría de la gente habría estado nerviosa de por qué estaría haciendo esta petición, mi exceso de confianza pensó que el Dr. Ben solo quería que Greg estuviera allí para compartir las felicitaciones.

Cuando llegó Greg el Dr. Ben nos preguntó si tenía ningún tipo de estrés en mi vida. ¡Ja! divertidísimo, ¿no lo creen? Aquí estamos en una conferencia sobre la diabetes de tipo 1 con trillizos de 3 años de edad. ¿Estrés? Nooo. La vida era pan comido.

Aunque su rostro estaba lleno de bondad, era obvio que el Dr. Ben estaba preocupado por algo. Procedió a decirnos que los escaneos detallados de mis ojos mostraban los inicios de un desprendimiento de retina y que la causa era, sin duda, el estrés. Su mensaje fue claro: necesitaba eliminar algunas de las causas de estrés en mi vida o la progresión continuaría

Prometí al Dr. Ben que iba a tomarlo con calma y que delegar algunas responsabilidades de la casa a Greg. Le dije que me gustaría probar para no sucumbir a mi deseo de ser súper mamá, y que no se preocupara si las cosas no resultaban simplemente perfectas. Le hice todas estas promesas al Dr. Ben, a Greg y a mí misma…pero mentí.

Un avance rápido hasta julio de 2015. La misma conferencia. Los mismos exámenes. Sin embargo, yo estaba segura de que los resultados serían diferentes … y así fue. El Dr. Ben me dio la mano y me preguntó si podía llamar a Greg de nuevo para hablar. Lo hice felizmente sabiendo que quería que ambos oyéramos lo orgulloso que estaba de los progresos que habíamos tenido en el último año y que las cosas se veían bien.

Me preguntó si había seguido su consejo del año anterior para tratar de eliminar un poco del estrés de mi vida y si me parecía que los escaneos podrían mostrar una mejoría. Asentí con confianza y le dije que pensaba que había hecho un buen trabajo con delegar y no tratar de hacer tanto. Me di cuenta por la mirada en su cara que la sonrisa en mi cara y el tono optimista de mi voz no iban a cambiar la verdad.

A medida que el doctor nos guio para entender las imágenes de mi escaneo de retina, señalando los cuadrantes en rojo que indicaban el daño ya irreparable, pude sentir cómo se estableció la realidad de mis opciones.

“Va a desarrollar una visión de túnel y lentamente perderá la capacidad de ver…”

Lo crean o no esta afirmación no fue la que me hizo entender la gravedad de la situación. Darme cuenta de que posiblemente comenzaría a perder la vista no lo logró. Fue su próxima declaración la que me hizo el nudo en la garganta:

“Su hija podría, en algún momento, necesitar que se le administre una inyección de glucagón para salvar su vida. ¿Qué va a hacer si usted no puede ver lo suficientemente bien como para hacerlo correctamente?

¿Y si su visión se deteriora de modo que no tenga la capacidad de salvarle la vida? No puede cuidar de su hija si primero no se cuida usted misma.”

En ese momento me di cuenta de que la mayoría de los padres, sin mencionar a los padres de un niño con cualquier tipo de necesidad especial, casi nunca piensan en cuidarse ellos mismos de PRIMERO…o incluso de segundo o de tercero. ¿Han oído esas indicaciones antes del despegue de un avión cuando la sobrecargo dice que los padres deben ponerse la máscara de oxígeno primero y que luego ayuden a sus hijos? ¿Cuántos de nosotros realmente pensamos de esa manera diariamente?

En ese momento me di cuenta de que ser una buena mamá, esposa, empresaria y amiga no quiere decir que uno tiene que hacerlo todo. El piso se puede limpiar mañana, pero los hijos no siempre se pedirán que uno juegue a las escondidas con ellos o que uno los escuche leer un libro por primera vez.

En ese momento recordé el dicho: “No se puede beber de una taza vacía”. Me di cuenta de que, aunque mi corazón y mi orgullo estaban llenos, mi taza estaba casi vacía.

Así que este año estoy haciendo una resolución de cuidar de mí misma. Me comprometo a ponerme mi máscara primero, a no preocuparme tanto de que la carga de ropa ha estado en la secadora desde la semana pasada. Voy a tomar tiempo para pintarme las uñas y leer la revista People…libre de culpa. Voy a estar bien si los niños comen emparedados de mantequilla de maní y jalea en un día entre semana.

Estoy haciendo un compromiso para llenar mi taza y, cuando sea la mamá encargada para la fiesta de la escuela…olvidaré los tenedores a propósito.


Lée más de Kristina en – Culpa,  The Organ that Matters Most, y Finding Isa.

Lée acerca del  Burnout del Cuidador por Mark Heyman, CDE, PhD.

ESCRITO POR KRISTINA DOOLEY, PUBLICADO 08/10/16, UPDATED 06/21/18

Kristina Doodley y su esposo Greg son los orgullosos padres de trillizos: Mia, Isabella y Max. Kristina es una planificadora educativa certificada durante el día y pasa su “tiempo libre” creando conciencia sobre la diabetes tipo 1 con la esperanza de encontrar una cura para Isabella, quien fue diagnosticada con diabetes tipo 1 a los dos años, y los muchos afectados por esta enfermedad. Puedes seguir la historia de la familia Doodley en InspiredByIsabella.com o en Facebook (InspiredByIsabella), Twitter (@InspiredByIsa) y en Instagram (@InspiredByIsabella).