“Qué bueno que se murió”


 2018-04-16

“Qué bueno que se murió”, dijo la señora y yo no sé cómo hice para permanecer estática en el sitio sin emitir una exclamación de horror ante tal aseveración.

“Sí”, continuó, “mi marido era diabético. Le cortaron una pierna. Pero tenía un carácter re podrido, y la verdad, para mí, su muerte fue una liberación.”

He comenzado la entrada de hoy con palabras extraídas de una conversación con una señora en un negocio de ropa en una tienda de Paraná. Obviamente, la susodicha no sabía que yo vivo con diabetes, pienso que quizá si lo supiera  hubiera sido más cuidadosa con su forma de expresarse, o quizá no, vaya uno a saber.

Esta introducción tan “poderosa” (en el mal sentido) espero que remueva a más de uno lo mismo que me remueve a mí: sentimientos de impotencia y ganas de clamar “¡qué injusticia!” cada vez que una persona confunde dos cosas que están muy relacionadas, pero no son lo mismo: la diabetes y sus síntomas y la persona que la vive.

Es un mito difundido o un error común (y generalizado) pensar que las personas que tienen diabetes son “malhumorados”. Hoy quiero traer a colación algo muy importante: los niveles no controlados de azúcar en sangre desestabilizan el funcionamiento de todo el cuerpo. Cerebro incluido, cuyo principal “combustible” es la glucosa. Señoras y señores, con un incorrecto funcionamiento del metabolismo corporal no es que el individuo tenga “mal humor”, por el amor de Dios,se trata de una condición que tendrá, al igual que otras, momentos de inestabilidad y, tristemente, no siempre todos  lo pueden ver.

Uno de los retos más importantes para quien vive con  diabetes (de cualquier tipo) para es conservar la salud mental ¿por qué? Fácil: Un tratamiento que no descansa, síntomas que se presentan en el momento más inesperado, una tarea interminable que otros no entienden e invisibilidad. Ser juzgado por los que no saben de qué se trata esta condición. Incluso a veces por los que lo saben, no es tan sencillo ver si el origen de un mal estado de ánimo es mal carácter o bioquímico ¿no creen?

Seguramente, ese hombre con diabetes tenía una carga tremenda, y no sólo le faltaba una pierna, parece que también le faltaba el amor de su esposa.

Ese día, ya lejano, dio origen a una reflexión.

Creo firmemente que la diabetes cobra peaje en nuestras emociones, en mi caso lo ha hecho muchas veces. Y me considero una persona anímicamente estable, amable en el trato y correcta.

Pero ante todo creo que lo importante es no olvidar que no elegimos la diabetes y que, después de todo, es muy admirable tener que sobrellevar su cotidianeidad y presencia sin fin, que a veces por desgracia, afecta a las relaciones incluso con las personas más allegadas, si no la sabemos manejar.

ESCRITO POR LUCÍA FEITO ALLONCA DE AMATO, PUBLICADO 04/16/18, UPDATED 04/16/18

Lucy es abogada y profesora de Inglés, con doble nacionalidad argentina y española. Ella tiene 35 años y ha vivido con diabetes tipo 1 desde los 10 años. Le encanta viajar, conocer nuevos lugares y en la rutina diaria mis alumnos siempre me sacan una sonrisa. Puedes leer más sobre Lucy en su blog Azúcar Fairy https://azucarfairy.blogspot.mx/