Un recorrido histórico de la diabetes


 2023-01-27

La diabetes es parte de nuestras vidas. Todos los días, las personas que convivimos con esta condición seguimos nuestras rutinas de autocuidado, en los medios de comunicación oímos hablar todo el tiempo sobre diabetes.

Siendo conocida por todos, la diabetes sigue siendo una gran “desconocida” y la educación en diabetes y el conocimiento de la misma sigue siendo un aspecto a seguir trabajando.

Conocida desde la antigüedad, haremos un recorrido histórico desde las primeras referencias, hasta las primeras inyecciones de insulina para tratar a personas que vivían con diabetes y que cambió el curso del destino, hace 101 años, a principios del siglo XX.

Darle un nombre a la diabetes

La locución latina diabetes proviene de un préstamo griego y significa “pasar a través de” (que viene de día ”a través” y betes “pasar”. El nombrarla así se atribuye a Areteo de Capadocia, médico turco (81-138 d. C).

La primera referencia por escrito que comúnmente se acepta, corresponde al papiro encontrado por el arqueólogo y novelista alemán George Ebers en 1873, cerca de las ruinas de Luxor en 1553 a.C. En él está escrito todo lo que se sabía o se creía saber sobre medicina. Atribuido a un eminente médico sacerdote del templo de Imhotep, en él se relata la existencia de enfermos que adelgazan, tienen hambre continuamente, que orinan en abundancia y se sienten atormentados por una enorme sed.

Diez siglos después, en las culturas orientales, mucho más avanzadas que las europeas por aquel entonces, se encuentra en la India otra referencia, en el libro de Ayurveda: Susruta (s.III). En este libro se habla de una extraña enfermedad, generalmente experimentada por personas pudientes que comen mucho dulce y arroz y que tiene como síntoma tener la orina pegajosa, con sabor a miel y que atrae fuertemente a las hormigas, por lo que la llamaron “madhumeha” (orina de miel), (probablemente diabetes tipo 2).

Diabetes en los tiempos del Imperio Romano y en la cultura árabe

Durante el Imperio Romano sólo merece destacarse a Aulio Cornelio Celso (30-50) y a Galeno (129). El pirimero, quien hizo una detallada descripción de la enfermedad y fue el primero en aconsejar el ejercicio físico y el segundo que interpretó que la enfermedad era consecuencia del fallo del riñón, que no era capaz de retener la orina.

En el mundo árabe, Avicena (980) evaporó la orina de una persona con diabetes y vio que dejaba residuos con sabor a miel. También hizo una descripción de las complicaciones de la diabetes, que describe en su Canon de la ciencia médica, escrito cuando aún no había cumplido los 21 años, fue traducido al latín y al hebreo. All-Rhazes (865-925), otro médico árabe, recomienda la actividad física y sexual para combatir la enfermedad.

La diabetes insípida y la diabetes mellitus

En 1679, Thomas Willis (1621-1725), médico inglés, probó la orina de un paciente con diabetes, comprobando que su sabor era dulce; por otro lado, encontró otras personas con diabetes cuya orina no tenía ningún sabor. Fue así como estableció dos tipos de diabetes: una, que aqueja a un mayor número de pacientes, cuya orina es dulce, y le puso el apellido mellitus (que en latín significa miel) y otra sin azúcar, que denominó diabetes insípida.

John Rollo (1809) relaciona la enfermedad con cataratas y el olor a acetona en ciertos pacientes y también fue uno de los primeros en utilizar el término mellitus.

La diabetes insípida se debe a una incapacidad para retener el agua en el riñón. El agua se reabsorbe en buena parte en el riñón y este proceso está dirigido por la vasopresina, que es una hormona de la hipófisis. Cuando la diabetes insípida es causada por falta de la mismase denomina diabetes insípida central. Cuando es ocasionada por la insuficiencia del riñón para responder a la vasopresina, la afección se denomina diabetes insípida nefrógena.

Relacionando la diabetes y el páncreas

En 1778, Thomas Cawley realizó la autopsia a una persona que vivía con diabetes y para descubrir un páncreas atrófico con numerosos cálculos implantados en el tejido pancreático, siendo esta la primera referencia fundamentada relacionando diabetes mellitus y el páncreas. Por sus observaciones directas propuso que existiría una posible vinculación. 

En 1867, Paul Langerhans (1847-1888), patólogo y analista alemán, descubre en el páncreas de un mono unos islotes dispersos de células, con una estructura distinta de las células que producen los fermentos digestivos y cuya función es desconocida. Estos islotes fueron bautizados con su nombre, Langerhans.

El doctor Claude Bernard (1848) descubre la función digestiva del páncreas y la función glucogénica del hígado, que las féculas y azúcares que ingerimos, se transforman en glucosa (azúcar), pasando al hígado donde se convierten en glucógeno que, a su vez,  puede volver a cambiarse en glucosa. Este proceso es el que mantiene la concentración constante de azúcar en la sangre o homeostasis (conservación del medio interno)

En 1889 Joseph Von Mering y Oscar Minkowsky, fisiólogos de la Universidad de Estrasburgo, extirparon el páncreas de un mono para descubrir los efectos de la ausencia de los jugos pancreáticos en la digestión y constataron que el mono se hinchó, manifestó sed y orinaba frecuentemente. 

Minkowsky relacionó esta micción frecuente con la diabetes y al repetir el procedimiento en otros animales, los resultados eran iguales. Pudieron confirmar que sin páncreas, se desarrollaba diabetes que conducía al fallecimiento, como sucedía también en aquel entonces con los humanos.

Posteriormente se descubrió que eran los islotes (de ínsula) los que producían una sustancia que disminuía el nivel de glucosa (azúcar) en sangre (la insulina).

La insulina y su descubrimiento

El descubrimiento de la insulina se atribuye a Frederik Banting. Era un médico que estaba muy interesado en la diabetes y se puso en contacto con el Doctor J.J.R. Macleod, profesor de fisiología de la Universidad de Toronto, que le facilitó lo necesario para poder investigar en su laboratorio.

En el año 1921, los canadienses Frederick G. Banting y Charles H. Best tuvieron la idea de ligar el conducto excretor pancreático de un mono, provocando la autodigestión de la glándula, sin afectar a los islotes. Después, exprimiendo lo que quedaba de este páncreas obtuvieron un líquido que, inyectado en una cachorra con diabetes llamada “Marjorie”, consiguió reducir en dos horas su hiperglucemia: habían descubierto la insulina. Esta perrita sin páncreas sobrevivió durante varias semanas con la inyección del extracto de Banting y Best, hasta que tuvo que ser sacrificada al acabarse el extracto.

James B. Collip, junto con Banting pudo alcanzar a realizar un extracto más purificado que fue el que sería utilizado para humanos.

El premio Nobel fue polémico por excluir a Charles Best. Sin embargo, cuando Banting recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 1923 por este descubrimiento, compartió con él la mitad del premio, de este modo admitía su participación.

Primeras personas con diabetes tratadas con insulina 

El primer ensayo en humanos fue realizado poco tiempo después. El 11 de enero de 1922, Leonard Thompson, un jóven con diabetes de 14 años y con sólo 29 kilos de peso, recibió la primera dosis de insulina que provocó una mejora espectacular en su estado general; el paciente murió 13 años después, como causa de una bronconeumonía.

En España, el doctor Rossend Carrasco (1922), obtuvo insulina extrayedo el páncreas de los cerdos sacrificados en el matadero municipal de Barcelona. Así se logra tratar a Francisco Pons, de 20 años, la primera persona con diabetes en Europa que pudo acceder al tratamiento con insulina. La insulina animal causaba peligrosas hipoglucemias y grandes reacciones locales y lipodistrofias, debido en gran medida a sus impurezas. Se uso mucho tiempo en los tratamientos de las personas que viven con diabetes.

Hoy en día, nuevas insulinas surgen y la tecnología puesta al servicio del tratamiento de las personas que viven con diabetes avanza a pasos agigantados. La investigación también lo hace, con descubrimientos prometedores. 

Mientras esperamos el día en que llegue la anhelada cura, trabajemos juntos por un sueño común: que cada persona que vive con diabetes pueda hacerlo con la mejor calidad de vida posible y con acceso a todo lo necesario para su tratamiento, incluyendo una educación exhaustiva sobre cómo cuidarse y manejar esta compleja condición de vida.


Este contenido ha sido posible gracias al apoyo de Lilly Diabetes, patrocinador activo de Beyond Type 1 en el momento de su publicación. Beyond Type 1 mantiene el control editorial de todo el contenido publicado en nuestras plataformas.

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ESCRITO POR Lucía Feito Allonca de Amato, PUBLICADO 01/27/23, UPDATED 02/01/23

Lucy lleva 30 años viviendo con diabetes tipo 1. Tiene doble nacionalidad española y argentina y es Licenciada en Derecho por la Universidad de Oviedo. Es educadora en diabetes por la IDF, paciente experto en enfermedades crónicas cardio-metabólicas por la Universidad Rey Juan Carlos y apasionada defensora de la diversidad, equidad e inclusión.