Sé una persona con diabetes en segundo lugar


 2017-07-02

El secreto de mi éxito general, tanto profesional como personal, es que tomé la decisión consciente de vivir mi vida de acuerdo con un principio rector: vivir la vida en primer lugar y ser una persona con diabetes en segundo lugar. Al principio, no estoy segura de que fuera una elección consciente (tenía solo 4 años cuando me diagnosticaron diabetes Tipo 1), sino que era parte integral de mi personalidad. No soy de las que dejan de que los obstáculos me impiden alcanzar mis objetivos. Sin lugar a dudas, tener diabetes ha sido uno de los mayores retos para vivir mi vida de la manera que quiero, pero casi nunca ha sido insuperable.

Es difícil siquiera imaginar una vida sin diabetes cuando te da desde tan joven como a mí. No recuerdo mucho acerca de ser diagnosticada aparte de sentirme aletargada y cansada todo el tiempo. La mayor ironía era que mi madre había evitado convertirse en enfermera porque odiaba las agujas, pero los médicos no me dejaron salir del hospital antes de que ella supiera cómo inyectarme. Aparentemente ella pasó días practicando inyectar agua en una naranja. Cuando ella me puso mi primera inyección en el brazo, clavó la aguja con tanta fuerza que esta robotó y se salió. Me dijeron que dije, con lágrimas cayendo por mi rostro, “Mamá, ve a practicar con la naranja un poco más”.

La diabetes ha sido, de muchas maneras, una bendición disfrazada. Probablemente tuvo un impacto positivo en la salud general de mi familia, ya que todos pasamos a llevar la misma dieta que me recetaron en ese momento: una mezcla equilibrada de carbohidratos, proteínas y grasas, con muchos vegetales, algunas frutas y una cantidad muy limitada de dulces y comidas refinadas.

Tener diabetes ha sido una fuerza positiva y determinante en mi vida cuando se trata de ejercicio y actividad física. Mientras que muchos ven el ejercicio como un castigo, ¡yo acepto por completo el uso de la diabetes como una excusa para poner mis entrenamientos en primer lugar! Siempre fui activa de niña, jugaba en el bosque, construía fuertes, y solo era una varona. Cuando era preadolescente, comencé a hacer ejercicios regularmente por mi cuenta y a hacer deportes organizados porque permanecer activa era lo único que me hacía sentir que tenía control sobre mi glucosa en la sangre. En aquel entonces, nadie tenía medidores de glucosa en la sangre (solo pruebas de orina inexactas), pero me daba cuenta de que estar activa me ayudaba.

Hasta el día de hoy, todavía hago ejercicio de seis a siete días a la semana, y mi pasión es ayudar a otras personas con todo tipo de diabetes a hacer lo mismo. Personalmente, modifico mis entrenamientos diarios para que sean divertidos y libres de lesiones. Cuando la gente me pregunta cómo logro hacer todo lo que hago en la vida, simplemente les digo: “Hago ejercicio”.

La diabetes también me llevó a aprender a una edad temprana a ser una experta en llevar un estilo de vida saludable y en el movimiento con diabetes. Cuando tenía alrededor de doce años, pasé una semana en Kansas con mi abuela, que tenía lo que llaman “prediabetes”. Ella estaba en otra de tantas dietas para perder peso, y decidí ayudarla mientras estuve allí, actuando como entrenadora personal o entrenadora de fitness. La pesaba cada mañana, la ayudaba a medir su comida y la hacía dar vueltas por el patio trasero. Al comienzo de la semana, aceptó pagarme $1 por cada libra que perdiera. Perdió ocho libras esa semana. ¡Si que me volví una niña rica! Ni me imaginaba entonces que probablemente perdió mucho menos peso después de la primera semana y probablemente lo recuperó todo con el tiempo.

Mi abuela era la única persona que conocía con diabetes. Más tarde, cuando estaba en la escuela de posgrado trabajando en mi primer grado en fisiología del ejercicio, mi abuela comenzó a sufrir innumerables complicaciones, incluyendo un ataque al corazón, seguido dos años más tarde por un derrame cerebral grave y otros más pequeños que con el tiempo la dejaron incapacitada. Estaba en cama y era incapaz de comunicarse o alimentarse por la mayor parte de sus últimos seis años, y tuvo amputaciones parciales de ambas piernas debido a úlceras crónicas. Durante una visita, la miré y pensé no quiero vivir así.

La mayor parte de mi vida y mi carrera me he centrado en cómo mantenerme saludable teniendo diabetes y evitar complicaciones. Para mí, lo más importante es vivir bien mientras uno está vivo. Es por eso que predico sobre la importancia de llevar un estilo de vida saludable para mantener la calidad de vida.

Ciertamente no es necesario sacar un doctorado en fisiología del ejercicio como yo para comprender los cambios metabólicos que ocurren con el ejercicio. Prácticamente se pueden “borrar” los errores de comer en exceso cuando se hace ejercicio, y puedes evitar tener otras afecciones de salud (como enfermedades cardíacas). Después de 50 años con diabetes Tipo 1, estoy segura de que mi excelente salud se debe completamente a mis elecciones de estilo de vida.

Es decir, ¿qué sentido tiene vivir más tiempo si no puedes vivir bien y sentirte mejor todos los días de tu vida?


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ESCRITO POR SHERI COLBERG, PUBLICADO 07/02/17, UPDATED 11/05/18

Sheri Colberg, PhD, es una ávida deportista recreativa que ha estado viviendo bien con diabetes Tipo 1 durante casi 50 años. Es la autora de 11 libros y es mejor conocida en la comunidad de diabetes Tipo 1 por el Diabetic Athlete's Handbook (manual de atleta con diabetes), el único libro de este tipo para usuarios de insulina que desean estar activos. Ella es la fundadora de Diabetes Motion (www.diabetesmotion.com), un sitio web gratuito para ayudar a las personas con diabetes a estar activas, así como Diabetes Motion Academy (www.dmacademy.com), que brinda programas y recursos para personas con diabetes, fitness y profesionales de la salud, y otros.