El instinto materno: reconociendo la diabetes tipo 1 por medio de las señales de advertencia


 2022-11-09

Nota del editor: Participa en la campaña #VeLasSeñales de Beyond Type 1. Salva vidas compartiendo las señales que presentaste. Comparte los gráficos en tu comunidad y en tus redes sociales.  Lee más sobre esta campaña aquí.


Este mes le salvé la vida a mi hija.

El 3 de marzo de 2022, nos despertamos como todas las mañanas. Desayunamos, prendimos la televisión para ver caricaturas y comenzamos nuestro día. Mi hija, Everleigh, hizo un berrinche muy grande después del desayuno.

Pensé, “Ah, esto es normal. Está a punto de cumplir 1 año. Está probando hasta dónde puede llegar”. Luego me di cuenta de que bajaba mucho la cabeza mientras tenía la rabieta, casi como si le doliera la cabeza. La persona con diabetes en mí dijo: “Mide su nivel de glucosa (azúcar)”.

Ser madre ya es bastante difícil, pero ser mamá y vivir con diabetes tipo 1 también lo es. Observas a tus hijos para asegurarte de que nunca tengan señales de advertencia de diabetes. Rezas. Le ruegas a Dios que no les dé esta enfermedad crónica, pero a veces las cosas no salen como uno quiere.

Medí su nivel de glucosa (azúcar) en sangre. Pasó un minuto. Cuando escuché el pitido del medidor Contour Next, no podía creer lo que veía.

En ese momento, todos los síntomas que ella estaba teniendo inundaron mi cerebro. Los cambios excesivos de pañales, mojar la cama incluso después de cambiar su pañal varias veces durante la noche, la sed excesiva, el hambre después de una comida completa, los cambios de humor, el aspecto sonrojado las 24 horas del día, los 7 días de la semana y el aletargamiento.

La diminuta pantalla del medidor marcó 500 mg/dL y mi corazón se hizo añicos. En ese momento, supe que mi hija nunca sabría lo que es llevar un estilo de vida normal sin diabetes.

Eso no quiere decir que nunca tendrá un estilo de vida normal porque esta enfermedad no te define en absoluto. He movido montañas en los cinco años desde mi diagnóstico.

Pero es el hecho de que siempre conocerá la diabetes. Tendrá que inyectarse insulina antes de comer mientras otros niños devoran su comida sin preocuparse por nada. Tendrá que prestar atención a sus niveles de glucosa (azúcar) en sangre cuando practica deportes mientras sus compañeros de equipo están concentrados en su juego. Tendrá que medir su nivel de glucosa (azúcar) en sangre antes de acostarse en una pijamada para asegurarse de que sea seguro cerrar los ojos mientras sus amigos duermen profundamente.

Son las pequeñas cosas sobre la diabetes las que simplemente apestan.

Cuando medí su nivel de glucosa (azúcar) en sangre, estaba completamente angustiada sabiendo que tenía que controlarme. Empaqué su pañalera, le puse ropa cómoda porque conozco la rutina, salí por la puerta y me dirigí a la sala de emergencias.

En algún momento llamé a mi prometido para contarle lo que estaba pasando y para decirle que nos viéramos en la sala de emergencias. No me cuestionó, también conocía la rutina. Lloré en el camino.

Para mí, retrocedimos hasta el 27 de julio de 2017, el día en que me diagnosticaron, y la confusión y el dolor me cayeron como un balde de agua fría. Sabía que estaba llevando a mi hija a lo que iban a ser los días más difíciles de su vida. Las vías intravenosas, los pinchazos en los dedos, las inyecciones de insulina, los electrocardiogramas, los controles de presión arterial diarios y nocturnos, el agotamiento y más.

Quería detenerlo todo. Engullir el dolor que estaba a punto de soportar. Absorber la confusión de preguntarse por qué estas personas la lastiman y la pinchan. Por lo general, el futuro es algo emocionante, pero el nuestro se sentía simplemente sombrío.

Cuando llegamos a la sala de emergencias, sabíamos que nos iban a trasladar al Texas Children’s Hospital en Houston, Texas. El mismo lugar donde me diagnosticaron.

Llegamos a Texas Children’s Hospital en ambulancia y podía ver escrito en la cara de cada enfermera y médico que estaría atrapada en la UCI durante bastante tiempo. Tiene 11 meses, más de 500 mg/dL de glucosa (azúcar) en sangre, presión arterial alta: es un signo de interrogación ambulante. ¿Cómo vamos a bajar sus niveles? ¿Comenzamos un goteo de insulina IV? ¿Cuánta insulina puede tolerar su cuerpecito? ¿Por qué su presión arterial es tan alta?

Mientras estábamos sentados esperando escuchar buenas noticias sobre nuestra niña, los médicos y las enfermeras venían de todas partes del hospital felicitándome por detectar y darme cuenta de las señales.

“Salvaste la vida de tu hija, mamá, buen trabajo”.

“Guau, es increíble que lo hayas detectado ahora y no más tarde”.

“Felicitaciones por ser el superhéroe de tu hija”.

Entendía lo que decían. En serio. Me sentía muy bien sabiendo que me hice cargo de la situación antes de encontrar a mi hija muerta mientras dormía o lo que pudiera haber sucedido.

Pero sentía resentimiento hacia mí misma. Supe en el momento en que quedé embarazada los riesgos de que mi bebé posiblemente tuviera diabetes tipo 1. Entonces, ¿realmente la salvé? ¿O simplemente vi que el reloj se quedaba sin tiempo y me enfrenté a lo inevitable? Quién sabe.

Pero lo que sí sé es que mi hija está viva. Está sana. Es feliz. Todavía tiene ese brillo a pesar de estos últimos cinco días. No permitirá que esto la derrote de ninguna manera. Ella es fuerte.

Después de todo, ahora es una guerrera con diabetes tipo 1.

Existen pruebas para detectar los autoanticuerpos de la diabetes de tipo 1, lo cual indica el posible desarrollo de la enfermedad. Obtenga más información aquí.

ESCRITO POR Haylie Ebarb, PUBLICADO 11/09/22, UPDATED 06/02/23

Haylie Ebarb fue diagnosticada con diabetes tipo 1 hace cinco años, el 27 de julio de 2017. Es madre de su dulce niña Everleigh y, al momento de escribir este artículo, estaba embarazada de su hijo, Douglas.