Renonociendo las señales: cuando la diabetes llega por segunda ocasión


 2023-03-06

Soy Irene Villagómez y vivo con diabetes tipo 1 desde hace 36 años. Amo la playa, el cine, el teatro y ver series con mi familia. Soy amante del deporte; salgo a correr y me gusta participar en carreras; los 10 kilómetros son mis favoritos. Nadar es lo mejor que se puede hacer como deporte, te da beneficios en todos los aspectos. De hecho, pienso que si estoy viva es por el deporte.

Mi diagnóstico fue crudo y largo. En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) siempre me decían que tenía lombrices, así fueron muchos meses hasta que en un doctor particular le dio el diagnóstico a mi madre. Tuve suerte de no caer en una cetoacidosis. Desde ese momento hasta la fecha seguimos aprendiendo. 

La llegada de Emiliano y su primer diagnóstico

Tengo un hijo que se llama Emiliano, él ahora tiene 21 años, es fanático de las películas de Marvel, le encanta hacer ejercicio por las mañanas, cross-training en específico, y como su mami y su papi, ama la natación los fines de semana, al igual que todo tipo de mariscos.

Emiliano nació de 8 meses (yo tenía un mes internada), según me cuidaba, pero siempre que llegaba a consulta iba con la presión alta y me quedaba internada. Fue una cesárea horrible, me pusieron suero con glucosa.

Emy también se tuvo que quedar un mes internado por tener los pulmones inmaduros, adentro se contagió de mil cosas, pero al final me lo entregaron bien.

A los 8 meses de edad estuvo a punto de morir por una hidrocefalia, igual estuvo en el IMSS e igual que yo, no atinaban al diagnóstico.

Entre los 8 meses de edad y el año y medio tuvo 5 cirugías, ya que todas las válvulas se botaban. Mi hijo les sirvió de experimento para que hoy en día las cirugías por hidrocefalia sean un éxito. Obviamente, esto tuvo consecuencias en su aprendizaje, pero al menos tiene lecto/escritura, (a diferencia de otros casos) y eso le ayuda bastante a salir adelante.

Reconociendo los síntomas y el diagnóstico de diabetes

Quiero mencionar que yo nunca le realicé pruebas de glucosa a Emiliano, yo creía que el universo, después de todo lo que le pasó a mi hijo, ya no mandaría más cosas.

Pero el 13 de Agosto del 2021 después de la comida Emiliano no dejaba de tomar agua e ir al baño, cosa rara pero era mejor no ver. Se fue a dormir y como a las 10 de la noche se levantó y otra vez al baño. Con todo el dolor de mi corazón me atreví a tomar su glucosa, el resultado HI. Otra prueba: HI.

Llegó mi esposo del gimnasio y le enseñé los resultados, él creía que el glucómetro no servía, me hice una prueba yo y tenía 130 mg/dl.

Volvimos con Emiliano y el glucómetro marcó HI de nuevo, él no se sentía mal, así que decidí escribir a su hoy endocrinólogo de cabecera y por desgracia no me contestó. Decidimos no ir al hospital; primero, por la pandemia y segundo, porque Emy no se sentía mal. A las 3 am le volvimos a tomar la glucosa y ya había bajado a 350 mg/dl.

El 14 de Agosto nos levantamos y el plan era ir al hospital, básicamente para que el diagnóstico lo hicieran ellos y el seguro de gastos médicos mayores le cubriera todo, (yo no cuento con ese beneficio). Gracias a Dios el Doctor Antillón, su endócrinólogo, me contestó y me dió las indicaciones pertinentes:

  • No ir al hospital por la pandemia y como Emiliano tiene una válvula de derivación, es de alto riesgo ante un contagio.
  • No sé sentía mal y las pruebas de cetonas eran negativas. (Nos fuimos entonces a realizar las pruebas de péptido c, anticuerpos, etc.)
  •  Si yo tenía sensores Freestyle, había que ponerle uno a Emiliano, qué horrible sensación.

A medio día después de los estudios y ya queriendo almorzar tuve que volver a preguntar al endocrinólogo qué hacer, ya que Emy tenía más de 200 mg/dl de glucosa y yo no sabía que hacer, lo leen bien, NO SABÍA QUE HACER.

El 14 de agosto del 2021 tuve que inyectar a mi hijo su primer dosis de insulina, lo recuerdo y lloro.

Por cierto, yo rogaba que fuera diabetes tipo 2, por la edad, pero no, ya el endocrinólogo con los estudios en mano nos confirmó el diagnóstico, ahora Emiliano tiene diabetes tipo 1, desde ese día fue cambiar la rutina pero ahora con mi hijo.

Las inyecciones y los sensores no han sido nada nuevo para él ya que lo veía conmigo, sabe que se enfermó y ahora él los tiene que usar para su beneficio. Como hombre, el mayor problema era la comida, pero de la mano del especialista podemos combinar bien el conteo de carbohidratos, insulina y alimentos.

Reconocer las señales salva vidas

Algo bueno del diagnóstico de mi hijo es que yo sabía los síntomas, había glucómetros en casa, tiras de cetonas y entonces estuvimos lejos de una cetoacidosis, ya no necesitamos más hospitalizaciones con él.

Las familias necesitan saber más sobre esto por la vida de sus hijos, tal vez no tengan un glucómetro, pero sí pueden salir corriendo a cualquier consultorio y pedir una prueba capilar. Las pruebas capilares deberían ser PRIORIDAD en consultorios y urgencias de TODOS los hospitales, como en EE.UU.

Un mensaje para la comunidad

El diagnóstico de Emiliano fue fácil; es fácil hablar sobre mi diabetes tipo 1, pero la realidad es que emocionalmente nos partió a mi esposo y a mí. Ya no lloramos, pero todavía hay duelo por esto. Aún así, la única salida es rezarle a quien uno quiera y crea, cobijarse en la familia y tener buenos amigos donde recargarse a llorar. 

La diabetes tipo 1 ya está aquí, hay que aprender mucho, ser feliz, disfrutar la vida y esto proyectarlo a nuestros hijos. 

ESCRITO POR Irene Villagómez Hernández, PUBLICADO 03/06/23, UPDATED 03/27/23

Irene fue diagnosticada el 14 de febrero de 1987. Ella es una mujer trabajadora, exigente, bastante mandona, líder de hueso colorado, defensora de los animales y una combinación de diversión. Irene es además atleta y vocera por la diabetes tipo 1 en México.