SUBIR EL PUENTE DE LA BAHÍA DE SÍDNEY CON DIABETES


 2016-08-10

Había estado esperando un día soleado durante mi tiempo en Sídney. A pesar de que ya había subido el Puente de la Bahía de Sídney la última vez que estuve aquí, esperaba con ansias poder hacerlo de nuevo. Fue una de las experiencias más impresionantes, memorables y liberadoras de mi vida. Estas vacaciones se trataban de pasar un tiempo afuera. La diabetes ha hecho estragos con mi atención y ha provocado algunas montañas rusas emocionales intensas este año, y realmente me sentía como si necesitaba tener esta experiencia una vez más. Realmente sentía como si esta experiencia sería la manera perfecta de presionar el botón de reseteo.

En esta ocasión, tenía en mente una subida durante el crepúsculo. Tenía la esperanza de que iba a tener la oportunidad de ver la puesta de sol allá arriba, así como de tomarme una foto frente al cielo nocturno. Era sólo cuestión de hacerlo en el momento preciso. El momento preciso. Si todo salía como estaba previsto, estaría en el puente alrededor de las 4 p. m., llegaría  a la cima para la puesta del sol, y me gustaría tomar mi foto frente al cielo nocturno en el camino hacia abajo. Tenía la esperanza.

El siguiente paso fue la terrible tarea de tener que revelarle mi diabetes a la encargada de la excursión. No me gusta revelar mi diabetes, ya que sólo es una tarea muy desmoralizadora. Y en esta ocasión resultó que no fue diferente.

Puso una mirada de confusión, y una respuesta que decía algo como “yyyyy, ¿que quiere decir eso?” (con respecto a poder subir). Afortunadamente esto no duró mucho tiempo y ella comenzó a hacer lo que parecían ser preguntas de rutina.“¿Alguna vez has perdido el conocimiento debido a niveles bajos de azúcar en la sangre?” No, yo no soy inválido.”¿Tomas algún medicamento?” Sí, inyecciones de insulina con cada comida.“Vas a estar bien allá arriba por un tiempo sin comer?” Sí, no tengo que comer sólo porque tengo diabetes. “El quiosco está allí si desea comer algo antes de ir“.

¿Ya ven por qué lo digo?

Me molestaba que yo tuviera que ser el que hablara del deseo de llevar mi pluma de insulina y mi medidor conmigo por si acaso. Me dijeron que“normalmente, no permiten llevar artículos allá arriba”. No queriendo hacer un gran alboroto, le dije que estaría bien si solo me hacía mi última prueba de niveles de glucosa en la sangre durante el tiempo de preparación.

Estaba todo reservado, ya estaba fuera de allí y tenía más de una hora para matar antes de subir. ¡Y vaya que esa hora fue una de las más intensas y llenas de acontecimientos de todo el viaje. Me dio “Hipoglucemia en la bahía“, de lo que puedes leer con más detalle AQUÍ.

Más tarde volví al centro de BridgeClimb, a esperar a que me llamaran para subir el puente a las 3:25 p. m. Hice una última revisión de mis niveles de azúcar en la sangre. Estaba en un buen 6.2 después de mi desagradable hipoglucemia. Finalmente nos llamaron, y comenzamos el trabajo de preparación. Entre ellas, presentaciones de de grupo e instrucciones de papeleo y de seguridad. Nos vestimos en monos y luego nos pusieron radios, auriculares, linternas para la cabeza, gorros, forros polares, guantes y pañuelos enganchados a nosotros. También nos equiparon con cinturones que físicamente nos engancharían al puente durante la subida. Yo había logrado colar mi medidor y mi pluma de insulina en el bolsillo, sólo para tener que hacerle frente a lo que parecía ser una puerta de seguridad como las de los aeropuertos. Afortunadamente, mi líder de escalada tenía una funda para portar objetos en su cintura para cosas como estas, ¡aunque esto hubiera sido bueno saberlo antes! Por último, cada uno de nosotros tuvo la oportunidad de ir al área de prácticas, antes de dirigirnos al puente a las cuatro y cinco más o menos.

Tuvimos que subir por unas escaleras y a través de algunos espacios estrechos para llegar hasta el borde exterior del puente. Eso fue lo más difícil que tuvimos que hacer. Una vez que estuvimos en el exterior, literalmente fue como subir por una rampa con unas vistas espectaculares. No fue difícil, no fue algo muy físico y nos  movíamos a un ritmo constante. El sol se ocultó detrás de algunas nubes persistentes, y yo oré todo el camino hacia arriba para que el sol saliera a tiempo para nuestra primera foto.

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La primera parada fue la Ópera de Sídney, bañada en con lo último de la dorada luz del sol de la tarde.

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La segunda parada fue una cita para ver la puesta de sol. Fue impresionante. Fue hermoso. Fue otro de esos momentos en los que todo el mundo se detuvo. En ese momento, todo lo que tenía que hacer era estar allí y asimilarlo. En ese momento, ni siquiera existía la diabetes. El sol se sumergió en el horizonte, dejando tras de sí un cielo crepuscular que brillaba intensamente y el telón de fondo perfecto para mi foto en la cumbre.

La oscuridad, el frío y el viento empezaron a sentirse al bajar y fue el momento de ponernos los forros polares. Y esta foto final verdaderamente valió la pena tomarla a pesar de todo el frío.

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Honestamente me podría sentar aquí a mirar esta foto durante horas y horas. Cada vez que la miro, veo lo feliz que estaba. Veo lo que es, por mucho, mi ciudad favorita en Australia. Veo una vista impresionante de las luces de la ciudad contra el cielo nocturno. Me acuerdo de la increíble experiencia única en la vida que tuve.

Me acuerdo de lo relajado, liberado y despreocupado por la diabetes que me sentí esa noche.

Es algo a lo que podré regresar para tomar inspiración cada que la diabetes trate de derribarme. Y es algo que me recuerda que cualquier cosa y todo es posible en una vida con diabetes.

Y lo más importante, es que fue la manera perfecta para que yo presionara el botón de reseteo y comenzara la segunda mitad del año.


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ESCRITO POR FRANK SITA, PUBLICADO 08/10/16, UPDATED 08/19/17

Frank fue diagnosticado con diabetes tipo 1 siendo adulto joven en el 2010. Como escritor apasionado, Frank comenzó a publicar blogs como una salida para compartir sus experiencias de vivir con diabetes. Espera combinar su experiencia en marketing para trabajar con personas con diabetes en el futuro. Frank vive en Australia Occidental, y escribe blogs acerca de su vida con la diabetes tipo 1 en Type 1 Writes (www.type1writes.com).