Tiritas Amarillas, Mi Diabetes en 1969


 2020-10-08

Mi trabajo me llevaba a recorrer varios pueblos donde me encargaba de reparar averías. En el invierno paraba continuamente en la primera fuente que encontrara a tomar agua. Noté además que mi cabello y mi cabeza estaban muy resecos, pensé algún tiempo que eso no era normal. Después de llevar un tiempo sintiéndome mal el médico de la empresa con unas tiras amarillas me confirmó: vives con diabetes. Yo jamás había oído esa palabra.

Me llamo Emérito Pitillas Garde y vivo con diabetes Tipo 1 desde hace 51 años.

Tiritas amarillas, una buena herramienta

En mi pueblo habría en aquél entonces cerca de 2000 habitantes. Era 1969 y tenía 21 años. Primero, ante algo desconocido sentí desorientación, me preguntaba ¿qué será esto? Cuando el diagnóstico llegó no lo esperaba, en mi familia nadie había escuchado hablar sobre diabetes aunque mi madre conocía a un señor mayor en el mismo pueblo que vivía con diabetes Tipo 2 y se hacía pruebas de orina con las mismas tiritas amarillas que era una de las herramientas con las que se contaba entonces y que nos ayudaba a mostrar en diferentes colores la concentración de glucosa en nuestra orina. Yo usaba esas herramientas.

Apoyo y aprendizaje

La familia me apoyó, en especial mi madre. Después de estar ingresado unos días en la Clínica Universitaria de Pamplona que en esa época era en el único lugar aquí en Navarra donde nos daban la información básica y necesaria.  El régimen de comidas era estricto y la insulina era de origen animal. Bueno, te cambia la vida, empecé a conocer poco a poco a otras personas con diabetes Tipo 1 y posteriormente me hice socio de un grupo de diabetes. Tristemente había más bien grupos para niños y yo tenía ya 21 años.

Poco después de licenciarme de la militar tuve suerte en Saviñanigo, Huesca donde pude contactar con su presidente, un señor muy preparado que tenía un hijo que vivía con diabetes. Tuve una buena relación con la asociación de esa localidad. Recuerdo haber convivido con ellos en 1985 en el que fuimos a Madrid unos días a un evento con muchos endocrinos muy conocidos de esa época.

Comunicación necesaria

Actualmente con los medios de comunicación y las asociaciones que tenemos en todos lugares veo resulta VITAL y es menos complicado estar comunicado. Aquí en Pamplona se hace una verdadera labor de información en todos sus campos y estoy seguro de que la información es el mejor tratamiento.  Con tan diversa tecnología esto se puede llevar bien con poco esfuerzo al margen de cada persona ya que tenemos una circunstancia distinta.

Conocerse cómo actúan las distintas insulinas, los hidratos de carbono que comes y consigues una buena libertad. Solo necesitamos poco orden y entendiendo que, a veces, una simple galleta o unos garbanzos de distinto lugar te modifica la glucosa.

Saber que no es posible dar en la diana al 100% pero nuestra misión es esforzarnos para llevarlo lo mas próximo a una persona sin diabetes sin obsesionarnos.

Tener una hemoglobina glucosilada razonable y poco más. Una vida sana deportivamente, cada cual lo que mejor le guste según su edad, claro está.   Al paso que vamos en unos días ves distintas tecnologías. Personalmente ahora cualquier cosa noto en mi glucosa más aún con un medidor continuo de glucosa. Incluso como me pasa, con hipoglucemias totalmente inadvertidas el pasado fue malo, pero ya es pasado.

Una anécdota

Voy a puntualizar una anécdota: cuando pasaba las hipoglucemias, los endócrinos me decían que se pierde la sensibilidad para notarlas. Yo no lo discuto  pero yo les comentaba que ya sentía los efectos de la hipoglucemia en 3.9 mmol/L70 mg/dL y me sentía un poco incomprendido. Por supuesto que, con aquéllas insulinas se manifestaban menos, claro también estábamos peor controlados.

La luz me la dio un endocrino de la clínica universitaria quien me compartió que había casos, pocos, que por alguna razón metabólica algunos nos pasaba e identificábamos las hipoglucemias.

Resumiendo, hoy tener diabetes es como otra cosa muy normal, con todos avatares. Después de 51 años yo solo me preocupé un poco y de momento.