Una Gimnasta Súper Estrella que Cae de Pie
Mi nombre es Dempsey Foxson, tengo ocho años y vivo en Venice Beach, CA. Soy una gimnasta competitiva que fui diagnosticada con diabetes Tipo 1 en mayo de 2012. Mi mamá y yo decidimos compartir mi historia con la esperanza de inspirar a niños, padres o adultos para que ¡siempre sigan sus sueños! Para mí es difícil recordar cómo era todo antes de la diabetes o la gimnasia. Siento que ambas siempre han sido parte de mi vida. Actualmente estoy en el equipo de gimnasia competitiva en AOGC en Hawthorne, CA. Fui la campeona estatal de all-around (es la participación de una gimnasta en cada modalidad según los distintos aparatos) del nivel 3 del sur de California y gané en la viga de equilibrio y en las barras. Este año gané en la viga de equilibrio y terminé en el 3er. lugar del all-around en el encuentro estatal.
Recientemente subí al nivel 5, mi último año obligatorio. (¡Sí!) Entreno aproximadamente 25 horas por semana, este no es un error de escritura… ¡Realmente entreno 25 horas cada semana! Mi horario de entrenamiento es de lunes a jueves de 2:30 a 8 p. m. y sábados de 10:30 a. m. a 1:30 p. m. Mi plan para el manejo de la diabetes consiste en un chequeo del azúcar en la sangre entre 8 y 10 veces al día y el uso de una bomba de insulina Omnipod en mi brazo. He sido cautelosa con este tipo de horario y en los últimos cuatro años he aumentado lentamente los días y las horas de práctica.
Asimismo, mi vida con diabetes tipo 1 ha sido una evolución. Tuve una fase larga muy buena, casi dos años, en la que solamente necesitaba una inyección de insulina de acción prolongada al día. Esos fueron buenos viejos tiempos. Cuando mi cuerpo empezó a necesitar más insulina y tuve que compensar mis comidas, mis padres buscaron un dispositivo que pudiera cubrir mis necesidades. Tener adherido algún tipo de tubo obviamente no funcionaría para mí ya que debo rodar en el piso, volar por los aires y mis entrenadores deben observarme. Encontramos el Omnipod, ¡que ha hecho mi vida mucho más fácil!
¡Estoy segura de que puedes imaginarte que debo cuidar mucho de mi cuerpo! Hay muchas personas que me ayudan en casa y en el gimnasio. ¡Mis padres, entrenadores, compañeras de equipo y el personal de la administración son un gran apoyo! Mi mamá siempre me da comida saludable antes de la práctica y unos bocadillos para el receso. Algunos de mis bocadillos favoritos son los muffins de harina de almendra o media ProBar (barra alimenticia), muchos vegetales crudos y nueces. Usualmente trato de tener mi nivel de azúcar en un rango de 150 y 180 antes de la práctica.
Durante mi receso reviso mi nivel de azúcar otra vez. Mi mamá me prepara bocadillos que son bajos en carbohidratos para que solamente deba administrarme pequeñas cantidades de insulina o nada en absoluto. Mis compañeras de equipo saben por qué uso mi Omnipod y, si me siento temblorosa o mareada, es muy probable que necesite algo de comer. ¡Todas me apoyan mucho y son amables! Mi amiga Gigi siempre quiere saber “mis números”. Ella sabe lo que se considera alto o bajo y algunas veces puede estimar cuánta insulina necesito. Me gusta responder preguntas y dar información a mis amigos sobre la diabetes tipo 1. ¡Parece que les gusta aprender al respecto! Mi mamá envía cartas a todos mis entrenadores y al personal de la administración explicándoles sobre mi condición.
En la oficina de administración tengo una caja de suministros de emergencia que incluye jugos, smarties (caramelos), una pluma de glucagón, una vial extra de insulina en el refrigerador y extra pods (bombas adheribles que suministran insulina). Cuando me siento temblorosa, mareada o simplemente “apagada”, siempre les digo a mis entrenadores y reviso mi nivel de azúcar en la sangre.
Cuando practico la gimnasia trabajo muy duro, ¡mis entrenadores esperan mucho de mí! Mis prácticas son largas y tengo que poner atención a las señales que mi cuerpo me indica. Si mi azúcar está alta puedo sentirme sedienta o desganada y, si la tengo baja, siento mis piernas temblorosas y me siento mareada. Es una gran responsabilidad, pero sé qué hacer y cuándo pedir ayuda.
Hacemos mucho acondicionamiento físico y ejercicios de estiramiento durante la práctica, lo cual hace que mi cuerpo se mantenga fuerte y saludable. Las competencias son un poco más complicadas porque la mayor parte del tiempo se realizan en la mañana. Usualmente reviso mi nivel de azúcar después de los calentamientos o en cualquier momento que me siento desganada o quizás entre cada evento si la competencia toma mucho tiempo. Me permito niveles de azúcar más altos durante el encuentro, pero luego los corrijo cuando termino.
Recuerdo que durante un encuentro hice un calentamiento de piso y me sentí temblorosa, revisé mi nivel y vi que era 53. Oh, no (supuse que mi mamá me medicó de más para el desayuno de panqueques). Comí un puñado de skittles (dulces), verifiqué nuevamente y mi nivel había subido a 171. Cuando fue mi turno, brinqué en el piso, hice mi rutina y obtuve un 9.5, ¡lo que me ayudó a ganar en piso ese día!
La gimnasia, igual que el manejo de la diabetes, requiere esfuerzo, compromiso y perseverancia. La gimnasia es mi vida y cada día trabajo enfrentando momentos difíciles hasta que alcanzo mi meta. Eso es lo que me hace una campeona.