Ya no hay más primeras veces


 2017-02-23

Hemos estado en esto por un poco más de un año. Ese día vino y se fue. Hablamos sobre si deberíamos celebrar, y que si lo celebrábamos debería ser en el aniversario del día en que ingresó en el hospital a altas horas de la noche o al día siguiente, cuando nos reunimos con el endocrinólogo pediátrico y empezamos a aprender sobre la travesía que nuestra familia estaba por emprender. Al final, todos nos despertamos en el aniversario de ese segundo día y le dije a P que estaba muy orgullosa de lo valiente que había sido y de lo feliz que estaba de que pudiéramos celebrar todo un recorrido alrededor del sol con salud y a salvo teniendo diabetes Ella solo me sonrió y me preguntó si era un día de mostrar y compartir en la escuela, y si era el día de mostrar y compartir, ¿podría llevar a su mascota unicornio porque estaba segura de que Sparkles el unicornio no haría popó en el en el aula esta vez, y el resto del día pasó, como los días suelen hacerlo, sin mucha ostentación.

Fue un par de semanas después cuando de repente me di cuenta. Ya habíamos terminamos de pasar por la primeras veces. Celebramos nuestra primera Navidad, su primer cumpleaños, el primer día de San Valentín, con diabetes Tipo 1 (¡ya parenla con lo de los dulces, gente!). Superamos la primera vez que la dejamos en la escuela, y la primera vez en que ella deseó no tenerla más, pero sin estar alterada, y mientras apagaba la vela en su cupcake de cumpleaños. Sobrevivimos a nuestra primera estadía en el hospital, nuestra primera enfermedad estomacal seguida de nuestra primera visita aterradora a la sala de emergencias, la primera vez que tenía un nivel bajo y yo no estuve allí para abrazarla mientras tomaba una caja de jugo. Incluso las primeras veces más mundanas han quedado atrás: la primera inyección en público, la primera comida en un restaurante, la primera reunión para jugar con amigos, la primera vez que administramos la dosis incorrecta de insulina. Todo un año de hitos, agujas y aprendizaje han quedado atrás.

Resultó ser cierto, eso que lo que todos los que tenían una razón para saberlo me decían en esos días mutilados y aterradores. No será más fácil, pero poco a poco mejorarás. Puedo adivinar mejor. Mejoré en perdonarme cuando arruino algo. Mejoré en equilibrar las demandas de esta enfermedad con las necesidades de P y O y Q. Todavía me siento triste y asustada, pero con menos frecuencia, y sé qué cosas pueden ayudar a sacarme de allí. Todavía me preocupo, pero confío más en que la familia de personas que hemos elegido para rodearnos estará allí para tomar su mano cuando yo no esté, para levantarnos cuando no podamos pararnos, y para hacer brillar una luz cuando las cosas se oscurezcan.

Ella solo tiene 4 años, y sé que habrá algunas primeras veces más con la diabetes Tipo 1 que me agarrarán desprevenida. Ya estoy pensando cómo vamos a poner la bomba en cualquier cosa que ella decida usar para el baile de graduación (por favor, que tenga bolsillos), pero por ahora, estoy feliz de estar de este lado de las cosas. Sobrevivimos al primer año de primeras veces.


Esto fue publicado originalmente en el blog de Kate Felton Not Sure How Today Ends (No sé cómo termina el día de hoy).

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ESCRITO POR Kate Felton , PUBLICADO 02/23/17, UPDATED 08/23/18

Kate Felton es escritora y artista, vive en Los Ángeles con un perro increíblemente educado, tres niños maravillosamente rebeldes y su esposo eternamente paciente. Su hija, Penny, fue diagnosticada con diabetes Tipo 1 en diciembre de 2015, a la edad de tres años. Kate bloguea en www.notsurehowtodayends.com, y escribe en otros lugares en las interwebs. Cuando no persigue a los niños, produce teatro y se sienta en las juntas de varias organizaciones sin fines de lucro.