El frío y la diabetes: ¿anticongelante en la sangre?
Homeostasis. Termoreceptores, termogénesis, glucosa en la sangre. Un encantador vocabulario de regulación. Cuando hace frío, tiemblas; cuando hace calor, sudas, y cuando tienes diabetes, comienzas a comprender la gran cantidad de energía que se necesita para mantener el cuerpo humano a 37 ºC (98.6 ºF) todo el tiempo.
Ahora que ya llegó el invierno, es hora de explorar la misteriosa relación entre la diabetes y el clima frío. La mayoría de las personas que conozco que tienen diabetes tipo 1, también tienen fuertes opiniones sobre lo que el frío hace o no hace con los azúcares en uno, pero la ciencia detrás de cada opinión sigue siendo turbia por el momento.
Puedo decirte, anecdóticamente, si no científicamente, que la sensación de frío puede enmascarar la sensación de tener un nivel bajo. Ambos se sienten como un pánico celular muy sutil, y a veces cuando estoy fuera en el frío no me doy cuenta de lo bajo que está mi nivel.
Una vez en la universidad, fui a deslizarme en trineo con mis amigos. Para llegar a la mejor colina, tuvimos que estacionarnos a un lado de un lago helado y cruzarlo caminando. La nieve golpeada por el viento giraba a nuestro alrededor, “reduciendo”, en esa maravillosa frase meteorológica, la “visibilidad”. Probablemente estaba entre -12 y -6 grados Celcius (10 y 20 grados Fahrenheit), y había llevado una lata de Coca-Cola por el azúcar.
Al ser de Georgia, no tenía idea de lo que el frío, un frío extremo, podría hacer en el nivel de glucosa en sangre. Simplemente con el hecho de caminar por el lago (una experiencia espeluznante y a la vez encantadora, mientras extraños en patines de hielo aparecían en la niebla y pasaban junto a nosotros), mi nivel de glucosa en la sangre se redujo a los 40 mg/dl (2.2 mmol/L). Entonces me di cuenta de que había olvidado mi Coca-Cola en el auto. Mi amigo tuvo que volver corriendo por el lago, conducir por los alrededores y correr por un campo de golf cubierto de nieve para traerme azúcar. La Coca-Cola luchó contra la insulina pero perdió, y tuvimos que ir en busca de más azúcar.
Los investigadores no entienden completamente la correlación entre los niveles de glucosa en la sangre y la temperatura. Al parecer, el calor puede ya sea bajar los niveles de azúcar en la sangre o hacerlos subir. El clima frío supuestamente aumenta los niveles de A1c, pero ¿por qué se bajó el nivel al cruzar un lago? Tal vez las personas permanecen en el interior y no hacen ejercicio cuando hace frío, y es esta inactividad, más que el frío en sí mismo, es lo que contribuye a que sus niveles de A1c sean más altos.
Sea lo que sea, la experiencia me ha enseñado que ser activo en el frío hace que mi nivel baje. Tiene cierto sentido intuitivo: a bajas temperaturas, el cuerpo necesita metabolizar la glucosa para mantenerse caliente, lo que hace que disminuyan los niveles de glucosa en la sangre. Sin embargo, no existe un consenso científico.
La relación entre la diabetes y el frío se vuelve más extraña.
Aparentemente, mientras más frío se pone un lugar, más probable es que sus habitantes desarrollen diabetes tipo 1. Las tasas de diagnóstico en países como Noruega y Finlandia son mucho más altas que las tasas de diagnóstico en los países ecuatoriales.
De hecho, según un médico canadiense, es posible que la diabetes tipo 1 alguna vez haya ayudado a seres humanos a sobrevivir a un frío mortal.
El Dr. Sharon Moalem plantea en su libro Survival of the Sickest (supervivencia de los más enfermos) que la diabetes puede haber sido una adaptación evolutiva que ayudó a los seres humanos a mantenerse calientes durante una terrible y repentina era de hielo hace 12 000 años llamada “El Dryas Reciente”. La teoría del Dr. Moalem se basa en el principio de que el azúcar actúa como un tipo de anticongelante.
Él menciona a la rana de bosque, un anfibio originario de Canadá y el norte de los Estados Unidos, para apoyar su tesis. La rana de bosque ha desarrollado la capacidad de concentrar la glucosa alrededor de su corazón y pulmones para sobrevivir al frío extremo. La piel se les congela, “tintinean” cuando las dejas caer, pero la glucosa concentrada en las células de sus órganos vitales las mantiene vivas hasta que la piel se descongela (National Geographic).
En otras palabras, el Dr. Moalem sugiere que las personas con diabetes que viven en El Dryas Reciente tendrían menos probabilidades de morir congeladas debido a su sangre dulce y almibarada.
Endulzar la propia sangre no sería una maniobra evolutiva sostenible, por supuesto: la hiperglucemia no tratada con el tiempo te mata. Aún así, la teoría del Dr. Moalem nos ofrece la imagen convincente de que una persona prehistórica con diabetes se convertiría en el sobreviviente solitario y congelado de un repentino golpe de frío, y que viviría lo suficiente como para transmitir sus genes mutados.
Tales teorías son demasiado ingeniosas y entretenidas para convencer inmediatamente a la comunidad científica. En la actualidad, la relación entre el frío y la diabetes sigue siendo la víctima del legendario coco favorita del empirismo, datos insuficientes. Así que no puedo decir con certeza cuáles días helados le pueden o no hacer a la delicada química sanguínea de la persona con diabetes, solo que salir al frío puede provocar algo impredecible.
Sin embargo, puedo ofrecer algunos consejos prácticos. Mantente hidratado. Controla tu nivel de glucosa en la sangre con frecuencia, incluso cuando tus dedos estén fríos. Lleva suficiente azúcar a tus aventuras nevadas para sacarte de un infierno hipoglucémico. Lleva a un amigo que pueda ayudarte si lo necesitas, alguien que corra por un lago helado por ti. Si llevas un vial de insulina contigo, mantenlo cerca de tu cuerpo para evitar que se congele y se eche a perder.
La diabetes podría haber ayudado a uno de tus antepasados a sobrevivir una noche de frío miserable que llega hasta los huesos. Probablemente no, pero ¿quien sabe? Es algo en lo que debes pensar mientras te deslizas en trineo, mientras esperas a que se caliente el auto o cuando caminas hacia el trabajo a través de un camino de nieve. No entendemos la relación entre el frío y la diabetes, pero a su debido tiempo, los datos se vuelven suficientes. Hasta entonces, ten cuidado al salir.
Lee: El clima frío y la diabetes tipo 1.