MÁS QUE SOLO UN MONÓLOGO


 2018-03-01

Mindy va autopublicar una autobiografía acerca de crecer con enfermedades crónicas y la importancia de la salud mental. Este es un extracto.


A veces hago un muy buen trabajo en aferrarme a cosas que representan algo o que significan mucho para mí. Un pedazo de papel que encontré mientras me mudaba a Boston en 2015 fue una de esas cosas.

Hagamos una visita de regreso a mayo de 2011 durante mi último año del bachillerato.

Me pregunto si esta gente se da cuenta de que no soy ajena a lo que pasa. Sé exactamente lo que está pasando. Camino de vuelta a la sala. Todos dejan de hablar. ¡HOLA! No estoy fingiendo esto. ¿No pueden ver la expresión en mi cara? ¿No pueden ver la diferencia? Aún recuerdo la primera vez que lo noté. No puedo recordar qué edad tenía…

“Sabes que nunca serás capaz de ir a ningún lado o de hacer cualquier cualquier cosa por esto, ¿verdad?” Recuerdo que toda la mesa se quedó en silencio.

Toda mi vida, llena de dudas y comentarios sarcásticos. A veces dolía un poco, pero pasaba. La mayor parte se agrega a mi unidad de memoria ahora. Mi objetivo es demostrarles que están equivocados. No dejaré que el hecho de que crean que estoy fingiendo y que no voy a ir a ninguna parte me detenga.

Tu familia es el primer lugar donde notas el poco apoyo que tienes. En la escuela, las voces llenan el espacio vacío. Me hará lo que soy. Me dará un lugar tan familiar como el hogar.

Pero la gente no entiende lo difícil que puede ser. No es algo que pueda desconectar o controlar siempre. No lo sé todo. Algunas cosas aún tengo que adivinarlas. Es continuo. Tengo que hacer un seguimiento todo el tiempo. Me puede hacer sentir como todos los rayos para ser honesta. Pero trato de dejarlo atrás.

Tengo objetivos. Nada o nadie puede detenerme. Ya comencé a dar los pasos para demostrar que todos están equivocados. No he terminado todavía, pero estoy en camino. Mientras voy hacia la luz al final del túnel con este nuevo comienzo que me han dado, todo lo que diré es esto:

“Hola, soy una persona con diabetes, y solo para que lo sepas, nada se interpone en mi camino”.

Saluda a la enojada Mindy de 18 años que interpreta un monólogo que escribió para su presentación final para el último año de la escuela de teatro (recibí una A). No hace falta decir que, en este momento de mi vida, estaba increíblemente amargada e increíblemente enojada por muchas cosas, pero especialmente por la diabetes y su interacción con el resto del mundo. Ahora, más de seis años después, la ira se ha calmado (en su mayor parte). Todavía tengo momentos, estos recuerdos o sentimientos me hacen temblar, y todavía me pregunto por qué. Me molesta cuando descubro que todavía hay intimidación hacia a las personas (con o sin diabetes). Ni siquiera podía recordar el bachillerato sin enojo y tristeza hasta finales de mi segundo año en la universidad.

En el bachillerato, la gente decía que estaba fingiendo mis niveles de azúcar en la sangre y cada vez hacían más comentarios en forma de crítica. No digo que esto no haya sucedido en la escuela secundaria o en la primaria, pero se volvió más común y más intenso en el bachillerato. Cada vez que salía de un aula para tratar mi nivel de azúcar en la sangre. Cada vez que necesitaba hacerme a un lado por un momento. Cada vez que decía cualquier cosa. Cada momento se llenaba de miradas bochornosas y de críticas.

¿Aparentemente estaba fingiendo incluso tener diabetes en algún punto…? Todavía no puedo entenderlo. Había ido a la escuela con algunas de estas personas desde el jardín de niños. Entonces, ¿lo fingí todos los años desde el primer grado? ¡Eso es mucho tiempo y mucho dinero que gastar solo para falsificar algo!

Mi último año fue la gota que derramó el vaso. El último año fue DURO cuando menos, pero en mi mente la universidad estaba a la vuelta de la esquina. Vi el desmoronamiento de las amistades y me di cuenta que las personas cambian. Vi cómo algo que una vez amaste podría causar estrés y angustia. Pero debajo de todo eso, vi que el trabajo duro rinde más, así que este año, era más de lo que he tenido hasta ese momento, y a decir verdad, eso y mi próximo nuevo comienzo se convirtieron en mis factores de impulso para seguir adelante.

Para nuestra presentación final de teatro, nuestro director de teatro nos pidió que escribiéramos una lista de 10 posibles ideas de monólogo. Mis ideas estuvieron llenas de diabetes, mi diagnóstico, mi padre y algunas otras que no recuerdo bien, pero me decidí por la idea que escribí arriba. Recientemente había descubierto que una clase completa hacía comentarios cuando yo no estaba allí, así que estaba fresco en mi mente. Ya debería haber superado esta cosa de la diabetes (aparentemente). Ya había tenido suficiente, y por una vez no iba a quedarme en silencio o iba a explotar por completo. Tenía algo que decir. La chica tranquila que rara vez se defendía, quería irse de manera dramática.

Por supuesto, dije que nada de eso me molestaba. Que sus comentarios y sus miradas no me afectaron. Nunca les daría esa satisfacción. ¿Pero para ser completamente honesta? Por supuesto que me afectaron. Por supuesto que dolió. Lo que estaba pasando seguía siendo intimidación. Hubo momentos en los que definitivamente lloré. A veces en casa, a veces desde mi auto con la música de “Paramore” fuerte en el fondo, y ocasionalmente me escondía en la seguridad de la sala de la banda. No les daría evidencia de que sus críticas y comentarios dejaron huellas en mi memoria. Pero solo porque todo me dolió, y lloré, no significa que iba a dejar que me detuviera o que me arruinara. ¡Los sentimientos están bien!

Escribir el monólogo fue terapéutico y curativo, pero hay algo sobre la actuación de una pieza que llega hasta el fondo. Algo sobre interpretar tus propias palabras en lugar de las de un extraño (aunque definitivamente creo que todavía puede ser poderoso)… Sentí una oleada de calma y satisfacción caer sobre mí después de presentarlo a la clase.

¿La ventaja adicional de este monólogo? En mi clase estaban algunas de las personas para las que tenía algo que decir. Tal vez no pensaron que se aplicaba a ellos, pero ese no era el punto. Esto fue para mí.

Entonces realicé mi monólogo, obtuve mi A, solo unos días antes de la graduación del bachillerato.

Hay algo acerca de no permanecer en silencio. Hay algo sobre hablar para defenderte que es bueno para el alma. Incluso si nada cambia (lo que puede ser decepcionante), al menos hice algo. El cambio es genial, pero ese no es siempre el punto. No siempre se trata de mover montañas en el mundo. A veces, bueno, creo que una gran parte de las veces, se trata de edificar o incluso mover montañas dentro de ti. No hice lo que siempre había hecho durante la mayor parte de mi vida ni me quedé sentada mientras la gente me pisoteaba o perdía por completo la calma y el control. Sí, el monólogo fue una diatriba, pero fue constructivo e hizo mucho por la poca confianza que tenía en ese entonces.

Claro, las palabras y las acciones duelen (por supuesto que sí), pero había (y todavía hay) cosas que sabía y que guardaba cerca de mi corazón. Con el tiempo las heridas sanan, tal vez tome años, y honestamente, creo que siempre dejan una marca de alguna forma. No dejas atrás las situaciones, buenas o malas, sin que tengan algún tipo de impacto en tu vida.

Nadie podía quitarme las palabras que escribí y que luego hablé en ese teatro. Esas aún son todas mías. Nadie podía quitar el hecho de que me estaba graduando del bachillerato y pensando en mi futuro. Eso fue y sigue siendo mío incluso si mi amargura ya no es mi principal objetivo al mirar hacia atrás.

Puedes seguir a Mindy en Instagram, Twitter, Facebook y su blog “There is more to the story” (Hay más en la historia).


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ESCRITO POR MINDY BARTLESON , PUBLICADO 03/01/18, UPDATED 04/30/18

Mindy se graduó Cum Laude de la Universidad de Georgia con una Licenciatura en Trabajo Social y una especialización en Sociología. Ella fue diagnosticada con diabetes tipo 1 el 8 de marzo de 2000 cuando tenía 7 años, y ha estado involucrada en la comunidad de la diabetes desde entonces. Ella disfruta completamente el campamento de diabetes, viajar, hacer manualidades, leer y ser rara. En su blog, escribe sobre la vida, la diabetes, la salud mental y la salud de la mujer. Hay más en la historia. Puedes seguirla en Twitter e Instagram @mindy_bartleson, así como en Facebook.