Salud Emocional, Imprescindible en Nuestra Vida
Convivir con una enfermedad crónica como la diabetes puede poner en jaque la constancia, el positivismo y la fuerza de voluntad de cualquier persona. Y más aún cuando se trata de una enfermedad que atenta diariamente contra todas estas cualidades del ser humano, entre tantas otras.
Sin tregua, ni descanso
La diabetes Tipo 1, es una enfermedad que no da tregua ni descanso. Es un trabajo de tiempo completo, las 24 hs del día, los 7 días a la semana. Es demandante, rigurosa e intransigente. No solo exige un cuidado físico que incluye una estricta alimentación diaria y regularidad en la actividad física de modo cotidiano, sino también un estado de autocuidado y manejo de los niveles de glucosa en sangre que nos ponen en un estado de alerta permanente.
A lo ya mencionado se le suma un factor extra, y uno de los más importantes, ya que desgasta y afecta, muchas veces, nuestra calidad de vida, que son los sentimientos de ansiedad y los miedos que viven tanto por las tan temidas hipoglucemias, como los problemas asociados con el mal manejo l de la enfermedad a futuro y la preocupación que ello genera.
Nuestro manejo emocional
Mucho recae sobre el manejo emocional que tenemos nosotros mismos y respecto a cómo seguimos nuestro tratamiento, y es allí donde como paciente y como profesional de la salud encuentro un vacío y una falta de especificidad en los tratamientos que resultan imperiosos y necesarios para brindar contención a quienes vivimos con esta condición.
Una persona con diabetes visita periódicamente muchos profesionales de la salud, desde endocrinólogos, diabetólogos, clínicos, psicólogos, nutricionistas. etc. pero al haber pocos profesionales que entiendan del tema en su dimensión más general (física y emocional) el tratamiento muchas veces se vuelve defectuoso y poco exitoso.
En términos generales, la persona con diabetes vive un estado de estrés y tensión permanente, que lo desgasta física y anímicamente y lo vuelve vulnerable, y con una elevada predisposición a no sostener el tratamiento con la rigurosidad y la constancia que la enfermedad exige, con consecuentes sentimientos de frustración y abatimiento ante la pérdida de control de la situación, lo cual se transforma en un círculo vicioso del cual es difícil salir sin un adecuado acompañamiento.
Terapeutas: imprescindibles
Por ello, como profesional en psicología y coach de salud, y principalmente como paciente con diabetes, considero imprescindible contar con un terapeuta/psicólogo/ o cualquier otro profesional de la salud que conozca los vaivenes de la enfermedad y pueda acompañar a la persona con diabetes tanto en el cumplimiento de metas y objetivos en cuanto a su alimentación/actividad física/seguimiento en la medicación ayudándolo a establecer planes de acción y una metodología que le resulte funcional al paciente, como en la contención emocional del mismo.
Requerirá del profesional también estar preparado para guiarlo y ayudarlo para pensar estrategias que le permitan llevar adelante el tratamiento que es “para siempre” y por ende resulten realistas y compatibles con su estilo de vida, manejar las frustraciones diarias, sostener hábitos saludables a largo plazo, confrontarlo con las acciones que no le resultan beneficiosas, desmitificar situaciones de temor y lidiar con preocupaciones y miedos, y muchas otras emociones negativas que atentan contra la adecuada adhesión al tratamiento y lo más importante, contra la posibilidad de llevar adelante una calidad de vida saludable y plena.