Diabetes Tipo 1 y Maternidad: enseñar a mi hijo


 2019-03-19

Mi nombre es Gabriela, tengo 29 años, soy mamá de un increíble niño de 11 años. Fui diagnosticada con diabetes Tipo 1 a los 11 cerca de mi cumpleaños número 12, en el año 2001.

Muchas personas que me conocen no lo saben, por la misma razón que ocultamos que terminamos una relación o que perdimos un empleo, por no enfrentar los comentarios, que muchas veces por desconocimiento, nos hacen las personas. Nunca he renegado de mi condición, siempre supe que no me detendría para hacer lo que quiero y hasta ahora no lo ha hecho, y se que no lo hará.

¿Cómo fue mi diagnóstico?

Recuerdo que me levantaba en la madrugada muriendo de sed, tomaba mucha agua (de pequeña la detestaba), bajé mucho de peso (mi mamá pensaba que como estaba entrando a la adolescencia, tenía algún problema alimenticio), me sentía cansada.

Hasta que un día no se pudo más, entiendo que entré a una Cetoacidósis Diabética, solo recuerdo haber entrado a la clínica y de ahí despertarme al siguiente día. Leí mi diagnóstico de la manera más sorpresiva posible, en la bandeja de comida de la clínica, en un papel que decía “diabética”, ¡yo tenía 11 años!

Solo pude pensar, y fue lo primero que le pregunté a mi doctor, ¿podré ser mamá? Su respuesta fue sí. El resto fue manejable.

Pasé toda mi vida estudiantil escondiendo mi condición, solo mis amigas más cercanas lo sabían y me cuidaban. Afortunadamente nunca tuve complicaciones.

Del embarazo y mi cuidado

Al cumplir 17 quedé embarazada, si un embarazo regular es de cuidado, ¡imaginen el mío! Cuidando más las comidas, el nivel de glucosa, tratando de que el bebé se quedara conmigo el mayor tiempo posible. Mi hijo fue prematuro, nació a las 34 semanas pero con el tamaño de uno de 36, aparentemente macrosómico pero sin complicaciones afortunadamente.

A partir de ese momento, debo admitir, descuidé mucho mi salud. Hasta que llegó un momento (una posible neuropatía) que me hizo reaccionar, empezar a amar mi cuerpo y amarme por quien soy. Debo admitir que estoy enamorada de mi condición de vida pues ella me ha convertido en una persona que cuida de su salud, después de todo, ¡quiero ver a mis nietos! Mi familia siempre ha sido un pilar fundamental en mi cuidado, últimamente he tenido hipoglucemias y mi hijo se ha convertido con el tiempo en el mejor enfermero.

Crece y cada día me hace más feliz, pero, algo especial se desarrolló en él. Él vive con temor de que a mamá le pase algo. Una vez me dijeron, que los niños en estas situaciones maduran más rápido, y que a veces, no se permiten ser completamente niños. Muchas veces me siento culpable, de que esté preocupado por mi, de que esté pendiente de algo que de pronto a su edad, no le compete. Pero mi hijo nunca me ha reprochado. Siempre me hace saber que está pendiente, sabe qué hacer en caso de una hipoglucemia, sabe usar mi glucómetro y, hasta me pidió que le enseñara a inyectarme en caso de una emergencia.

Mi hijo es un niño perfectamente sano y feliz, que está junto a mi siempre y le agradezco a diario. La maternidad muchas veces se impone a la situación en la que me encuentre, y saco las fuerzas por demostrarle a mi hijo que una condición no define a nadie, es lo que nosotros hagamos por nuestro bienestar. Siento impotencia cuando a mujeres con diabetes Tipo 1, les indican que no podrán ser mamás. Ahí es cuando entro yo, para demostrar que cuando se quiere bien, se puede bien. Es solo una más de las situaciones que nos dijeron que no podríamos, y que demostramos que si podemos.

Todos se vuelcan siempre a ver si me encuentro bien. Y entre las maravillosas personas que están siempre, no puede faltar mi novio, que siempre está junto a mi.

ESCRITO POR Gabriela Carreño , PUBLICADO 03/19/19, UPDATED 03/16/22

Gabriela Carreño tiene 29 años. Ella vive en Guayaquil- Ecuador. Gabriela es agente de viajes y mamá de Mateo de 11 años. Ella tiene una página en facebook donde comparte su vida con diabetes "Más allá de mi Diabetes 1".