Mi diagnóstico en 1973. La historia de Mario.
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Mario Balcázar es médico y ha vivido con DT1 desde 1973. Mario fue uno de los embajadores del Movimiento Por una Sola Voz en México. Las historias como la de Mario no son muy fáciles de encontrar en nuestro México pero cuando las hayamos sirven para motivarnos a los que vamos detrás suyo y que fuimos diagnosticados después. Historias como la de Mario son ejemplo para las familias que recién llegan al mundo de la diabetes. Con disciplina, dedicación y trabajo arduo no hay nadie que nos detenga. Conoce su historia aquí.
El diagnóstico
Fui diagnosticado en 1973 exactamente el 18 de enero.
A diferencia de la mayoría de adultos con diabetes tipo 1, que fueron diagnosticados en la infancia o en la adolescencia yo me encontré con ella ya cumplidos los 20 años. A esa edad no percibí algo que me haya situado en el terreno de lo difícil. Al principio estaba desconcertado pues se señalaba que, aún cuidándome mucho, la sobre vida no rebasaría los 30 años a partir del diagnóstico.
Ya tenía el antecedente de Beto mi hermano, un poco mayor que yo y que desde los 14 años vivía con diabetes tipo 1 (entonces conocida como diabetes juvenil), quien me apoyó mucho igual que Tere, mi primera novia y toda mi familia y mis amigos. Por otra parte, como cursaba el primer año de medicina, ya iba obteniendo conocimientos para mi cuidado y no representó problema para mí el involucrarme de lleno en un estilo de vida centrado en una disciplina basada en inyecciones de insulina por las mañanas, alimentación adecuada y ejercicio, lo que fue reforzado por mi sentimiento de solidaridad con Beto.
Diabetes tipo 1 en la vida adulta
Lo más escabroso con lo que me encontré, pero que asimismo se transformó en un parteaguas en mi vida, fue el haber sido discriminado para poder ingresar a laborar a Pemex después de terminar mi especialidad en Medicina del Trabajo, debido a que, ¡un diabético se les quería colar! y solo requerían de médicos “sanos”. Finalmente, después de 6 meses de lucha, lo logré, llegando a ser después de muchos años de trabajo, uno de los dos fundadores de la Medicina del Trabajo en Pemex y actualmente, ya hasta estoy jubilado.
Mis dos divorcios me pegaron mucho y actualmente vivo solo, por lo que extremo mis cuidados, siendo para mí fundamental el apoyo de los adelantos tecnológicos.
Ser adulto con diabetes tipo 1: las dificultades de la vida diaria
Me gustaría que en mi mismo gremio médico, se conociera más acerca de la diabetes tipo 1. Que no se nos otorgue el mismo trato protocolario y rígido de la diabetes tipo 2 y que todos tuviéramos acceso por lo menos a los más elementales recursos para nuestro control, desde la insulina, jeringas, tiras reactivas, glucómetros y en el mejor de los casos, hasta bombas infusoras, sus insumos y sensores para el monitoreo continuo de glucosa.
Tengo derecho a los servicios de salud de Pemex, pero lamentablemente no manejan las tecnologías actuales (cuando les enseño y explico el funcionamiento de mi bomba infusora de insulina y sus beneficios, hacen cara de “what”), así que los gastos de mi infusora y sus insumos, corren por mi cuenta.
Hacer más comunidad
Me agradaría aplicar lo que en administración llaman “bench marketing”, es decir, un intercambio de experiencias o anécdotas buenas y malas e ideas o tips para ayudarnos unos a otros y seguir aprendiendo cómo llevar un mucho mejor control, con las posibilidades que uno tenga, y a disfrutar de la vida.
Cuando estamos en la familia de diabetes tipo 1, se habla más directo y más amigablemente. Obviamente que después de vivir 47 con mi compañera y amiga diabetes, tengo montones de experiencias que contarles, principalmente a los más jóvenes que yo, aunque de otros aspectos, como los tecnológicos, tengo mucho que aprender de ellos.
Ya como jubilado cada vez con menos frecuencia doy consultoría a personas o empresas sobre aspectos de mi especialidad o imparto cursos de capacitación; por la situación económica por la que pasa el país, esas chambas ya no se dan como a mí me gustaría.
Recientemente participé sin ninguna ganancia económica (por puro amor al arte), dentro del grupo de México, en la elaboración de la Norma ISO 45,001 sobre Sistemas de Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo. Desde que mis dos hijos varones eran pequeños, tengo el hobby de la carpintería, actividad muy saludable y más en estos días de encerramiento por la pandemia.
Estoy para servirles.
Un mensaje para otros adultos viviendo con DT1
Les comento que estar en comunicación con muchos amigos y compañeros que vivimos con la misma condición es un gran alivio para sentirnos animados y optimistas, pues vivir con diabetes tipo 1 no es una limitante para lograr los objetivos que uno se plantee en la vida. Quisiera que además de la comunicación por redes sociales y telefónica, tuviésemos tiempos y espacios de convivencia.
Hasta hace pocos años me enteré que existen los muy benéficos campamentos para niños que viven con diabetes tipo 1; en mis primeros años con esta condición, lo más que sabía, era que ya se había quedado en el camino algún conocido de alguien, debido a alguna complicación aguda o crónica de la diabetes.
Mucho tiempo después, supe que un muy inteligente pero introvertido compañero y amigo de la secundaria y prepa, había muerto en la etapa universitaria; hasta ese momento me enteré que había vivido con DT1 desde niño y por alguna razón, nadie del grupo lo había sabido; quizá solo los maestros; así de cerrados estábamos en los años sesenta. Durante muchos años me enfoqué tanto en mi trabajo y familia que nunca imaginé que había grupos de personas con diabetes tipo 1, a los que desde entonces, me hubiera gustado mucho integrarme. Aunque no soy médico clínico (de bata), sino de overol, algún apoyo médico les puedo dar con mucho gusto.