Lecciones que aprendí por esconder mi diabetes tipo 1


 2022-10-18

Ansley Smith es una Diabetes Scholar (becaria de diabetes) de 2022. Diabetes Scholars, un programa de Beyond Type 1, otorgó casi 60 becas en 2022 a estudiantes universitarios que viven con diabetes tipo 1.


Seguramente has escuchado la cita de Oscar Wilde: “Sé tú mismo; todos los demás puestos ya están ocupados”. El mensaje de la cita es muy sencillo y es una idea fácil de apoyar. Claro, quieres ser tú mismo. Ser único es genial. ¡Sé la persona que estabas destinado a ser!

Este tipo de mensajes se promueven mucho en nuestra cultura. Los vemos publicados en las redes sociales, impresos en camisetas y bolsos, e incluso se usan ​​en conversaciones.

Pero ¿por qué las mismas personas que escuchan y usan regularmente estos mensajes están al mismo tiempo descontentas con sus propias vidas si no se ajustan al estándar de moda o a lo común?

Más de lo que nos gustaría admitir, ocultamos nuestros rasgos y dones únicos solo para parecernos a nuestros amigos o a la cultura popular.

Los adolescentes especialmente tienen una tendencia a ser muy críticos tanto de sí mismos como de los demás. Muchos adolescentes toman casi cualquier medida para evitar llamar la atención por ser “diferentes” debido al inevitable juicio que suponen que les seguirá.

SENTIRTE “DIFERENTE” DESPUÉS DE UN DIAGNÓSTICO DE DIABETES TIPO 1

Ahora imagina crecer en esta cultura con diabetes tipo 1. Puedo asegurarte personalmente que es difícil. Ocultar inyecciones y mediciones de glucosa porque tienes miedo de que la gente te excluya o se burle de ti. Llegar a los límites de seguridad médica para evitar llamar la atención simplemente por cuidarte. Ocultar una parte importante de tu vida incluso a tus amigos más cercanos por temor a que te traten de manera diferente.

Me ha pasado. Y nunca quiero que vuelva a pasar. Espero que si comparto algo de mi travesía personal, otros puedan dejar de lado cualquier culpa o pena asociada con la diabetes tipo 1 y ver cómo puede impactar positivamente el mundo que los rodea.

APRENDER A MANEJAR LA DIABETES TIPO 1 TUVO SUS RETOS

Mi vida nunca fue “típica”. Me diagnosticaron diabetes tipo 1 cuando tenía seis años. Fui la primera en mi familia en tener diabetes tipo 1, por lo que pasaron algunos años antes de que sintiera que mi vida con diabetes era normal.

Durante una de las primeras clases de mis padres sobre el cuidado de la diabetes tipo 1, un médico les dijo que tendría que seguir un tratamiento con insulina y un horario de alimentación increíblemente estrictos, lo que significa que no tendría que ponerme inyecciones entre mis tres comidas al día. Mis padres no tenían la experiencia para saber lo mal que estaba esto.

Los eventos escolares y las fiestas de cumpleaños eran un calvario porque tenía que asegurarme de que la hora de la comida de la fiesta coincidiera con mi comida y, si no era así, tenía que comer gelatina sin azúcar en su lugar. Con frecuencia, en el patio de recreo con mis amigos, mi nivel de glucosa (azúcar) en sangre bajaba repentinamente y debía hacerme a un lado, sentarme y tomar un jugo.

Pasaron años antes de que pudiera ver el costo psicológico que tenía para mí que me señalaran cuando lo único que quería era encajar y ser una niña “normal”.

ESCONDÍ MI DIABETES TIPO 1 DE MIS AMIGOS

Yo, como miles de otras personas con diabetes tipo 1, he pasado demasiado tiempo de mi vida pensando que la diabetes tipo 1 me hacía diferente de una manera muy negativa. Cuando fui al bachillerato, por primera vez estaba completamente a cargo de mi glucosa en sangre e insulina y me aseguré de que nadie lo supiera.

Cuando hacía nuevos amigos, nunca mencionaba la diabetes. Si mis amigos tenían una conversación antes del almuerzo, me paraba con ellos a hablar, incluso si eso significaba perder la oportunidad de escabullirme para administrarme una inyección antes de que se reanudaran las clases.

A veces, a pesar de esforzarme mucho para apagar todas las alarmas, mi Dexcom sonaba durante la clase y contenía la respiración con la esperanza de que nadie se diera cuenta de que era mi teléfono. Y lo peor de todo, cada vez que había una oportunidad de comer comida chatarra, la comía casualmente con todos los demás, incluso si eso significaba que mi nivel de glucosa en sangre subiera por las nubes.

Odiaba ser diferente, por lo que me aseguré de que nadie supiera que lo era.

LO QUE LE DIRÍA A MI YO MÁS JOVEN

Ocultar mi diabetes tipo 1 hizo que mi vida fuera un desastre absoluto. Me volví extremadamente resistente a la insulina, tenía problemas para disfrutar de las interacciones sociales y me faltaba energía en mis tareas diarias, sin mencionar la falta total de motivación para hacer ejercicio.

En retrospectiva, en mis primeros años de bachillerato, ahora puedo ver cómo negarme a sobresalir me costó oportunidades que podrían haberme impactado positivamente o, lo que es más importante, me hubiesen permitido ayudar y ser una luz para los demás.

Si pudiera retroceder en el tiempo, hay tres cosas que me diría a mí misma cuando era una adolescente.

Cuando priorizo ​​mi manejo de la diabetes tipo 1, me siento muy bien

Primero, el manejo adecuado de la diabetes tipo 1 con opciones de alimentos saludables y ejercicio puede significar tener un cuerpo más saludable que el de algunas personas sin diabetes tipo 1. Tener diabetes no significa que esté enferma. Simplemente significa que tengo que cuidarme de manera diferente a la mayoría de las personas. Si bien puede ser molesto tratar la diabetes tipo 1 todos los días, en realidad la acompañan muchos beneficios.

Por ejemplo, una gran ventaja de cuidarme de manera diferente es que puedo cronometrar inteligentemente mi nivel de glucosa en sangre para evitar que se desplome y puedo experimentar condiciones óptimas para el rendimiento físico por medio de los datos de mi MCG y mi monitoreo de carbohidratos.

A muchas personas les encantaría tener esta habilidad, pero yo estaba eligiendo descartarla solo para poder ser como todos los demás. Hoy en día me siento mil veces mejor tanto mental como físicamente ya que he aceptado cuidarme como es necesario.

Mantener mi diabetes en secreto es estresante

En segundo lugar, mantener una parte importante de tu vida, como la diabetes tipo 1, como un secreto oscuro y profundo es increíblemente poco saludable mentalmente. Llevar la carga de lidiar con la diabetes tipo 1 todo el día, todos los días, es mucho por sí solo, pero también sentir que no puedes compartir esa carga con nadie más inflige un gran estrés en tu cuerpo.

Ni siquiera me di cuenta de que estaba experimentando este estrés hasta que comencé a ver que afectaba casi todas las áreas de mi vida. El mismo día que comencé a contarles a mis amigos sobre la diabetes tipo 1, sentí que se me quitaba una carga enorme.

 ¿Y sabes qué? Cada uno de mis verdaderos amigos me siguieron queriendo exactamente de la misma manera que antes. De hecho, casi todas esas amistades se han fortalecido porque mis amigos con frecuencia me hacen preguntas sobre la diabetes tipo 1, lo que ha llevado a conversaciones más profundas.

Todo el mundo experimenta dificultades

Por último, en las palabras de mi madre, “Todo el mundo tiene algo”. El mundo no es perfecto y cada persona experimenta pruebas y luchas. Algunas son físicas, algunas sociales, algunas emocionales, algunas espirituales, la lista es interminable. Resulta que la diabetes tipo 1 es una de las mías.

Nada me ha dado más paz sobre la diabetes tipo 1 que darme cuenta de esto. Cuando dedicaba todo mi tiempo y mis pensamientos a lo mucho que quería ser como las personas que me rodeaban con vidas “perfectas”, me sentía miserable y me compadecía de mí misma.

Mi perspectiva ha cambiado mucho desde entonces. Ser abierta y honesta con las personas acerca de tus luchas mejora increíblemente las relaciones. Estoy muy agradecida de poder decir que varias personas me han buscado para hablarme sobre sus propias luchas.

Aunque ninguno de ellos se enfrenta a la diabetes, es el hecho de que me he enfrentado a algo difícil y estoy en un estado constante de superación lo que hace que quieran hablar conmigo. He escuchado a personas que estaban experimentando problemas familiares, afligidas por la muerte de un padre, dejando su hogar para mudarse al otro lado del mundo, sufriendo traiciones por parte de amigos, perdiendo mascotas, dudando de la fe y cuestionando su valor personal.

Para mí, tener la oportunidad de ser una voz positiva de tranquilidad y amor para estas personas y amigos hace que tener diabetes tipo 1 valga la pena todo el esfuerzo.

¡RECONOCE LO FUERTE QUE ERES!

Vivir en una cultura de comparación es un reto. Romper el molde de la normalidad para apreciar las oportunidades únicas que se te han brindado no es fácil. Sé lo aterrador que es ser diferente, especialmente cuando no fue tu elección ser diferente debido a la diabetes tipo 1 en primer lugar.

Pero dar el primer paso de fe para aceptar a la persona que eres, con diabetes tipo 1 y todo, es el sentimiento más liberador del mundo.

La diabetes tipo 1 puede ser un regalo si eliges tratarla como tal. Se necesita mucha fuerza y ​​madurez, especialmente como adolescente, para abordar la diabetes tipo 1 con una perspectiva desinteresada y con gratitud.

 La vida con diabetes tipo 1 no se trata solo de salir adelante. Se trata de usar tu dolor, dificultades, triunfos e historia personal para relacionarte con los demás y ser el apoyo y quizás la chispa que necesitan para ver esperanza y luz en este mundo.

 

ESCRITO POR Ansley Smith, PUBLICADO 10/18/22, UPDATED 06/06/23

¡Soy una persona positiva a la que le encanta explorar y probar de todo! Me educaron en casa desde el jardín de infantes hasta el décimo grado, lo que me ofreció muchas oportunidades para viajar, conocer todo tipo de personas y tener experiencias en el mundo real. Del grado 10 al 12 asistí a una pequeña escuela privada donde terminé mi travesía escolar preparándome para la universidad. Fui bendecida con la oportunidad de graduarme del bachillerato en diciembre de 2021, y en mi semestre sabático esta primavera tuve aún más oportunidades de explorar quién soy como persona. Continué con mi trabajo como tutora de matemáticas (el mejor trabajo que he tenido), empecé a tocar la guitarra, hago ejercicio y corro todas las mañanas. Especialmente he tenido tiempo para aprender más sobre mi cuerpo y cómo cuidarlo. Ya que crecí con dos hermanos con diabetes tipo 1, mi familia siempre ha estado muy interesada en el cuidado de la diabetes, ¡pero he llegado a llevarlo al siguiente nivel con mi tiempo libre para aprender sobre nuevas formas de comer y hacer ejercicio! ¡Estoy emocionada de continuar este camino de aprendizaje cuando ingrese a la universidad!