Entre Dulce y Poca Sal. La Vida con DT1 y Addison


 2021-06-21

Mi nombre es Gabriela Moreno. Soy de Cd.Madero, Tamaulipas en México y tengo 33 años de edad. Soy esposa y mamá de 3 niños hermosos y uno en camino. Compongo música, escribo, doy clases de temas diversos, en fin, la diabetes Tipo 1 no ha cambiado en nada lo que he deseado hacer, solo ha requerido más empeño y cuidado en mi salud para hacerlo. Aunque creo que si no fuera por las inyecciones varias veces al día y los chequeos de glucosa ni recordaría que vivo con mi dulce compañía.

Mi diagnóstico de diabetes Tipo 1

A los 10 años de edad me diagnosticaron diabetes Tipo 1. Debido a que mi familia estaba en el entorno médico, desde años antes de mi diagnóstico había aparecido en mí el interés en la medicina, así que, fue una oportunidad de aprender de manera temprana sobre mi cuidado. Desde la semana del tratamiento comencé a inyectarme yo misma. Mis padres se hicieron expertos en tratar las altas y bajas de glucosa y yo aprendí junto con ellos. No contábamos con muchos recursos económicos pero dentro de nuestras posibilidades llevábamos el mejor control posible.

Cetoacidosis diabética, mi primer encuentro

A los 14 años de edad tuve mi primera y única cetoacidosis grave que me llevó a terapia intensiva, en ese entonces no tenía ni idea de los síntomas ocasionados por la acumulación de cetonas y menos de los cuidados en una situación así. 6 días en terapia y no había mejoría, el tratamiento usual no hacía efecto en mí y al final mis papás decidieron tratarme de manera externa al hospital. Mi papá, siendo médico y mi mamá enfermera me trataron en casa y en un par de días ya había salido del cuadro y empecé la recuperación.

La cetoacidosis fue causada por complicaciones debido a un cuadro depresivo por una situación bastante fuerte, dejé de inyectarme y de comer y con eso toda la complicación.  Después de eso pasé cerca de 5 años luchando contra la diabulimia: Nadie en mi entorno familiar lo sabía, en ese tiempo mi glucosa estaba arriba y cada tanto empezaban los síntomas de cetonas, sueros cada tanto para estabilizarme y así pasé varios años, hasta que gracias a Dios pude salir de eso.

Sobre las complicaciones y la vida haciéndome fuerte

 

Hace cerca de 3 años atrás tuve una herida en un pie por una sandalia nueva, era apenas un rasguño pero se hizo enorme, no cerraba y al final se infectó, tuve curaciones y tratamiento. Al mismo tiempo empezaron a darme bajas de presión casi diarias y aunque yo siempre tenía presión baja desde adolescente, estas eran aún más drásticas, un día la baja de presión fue a tal grado que me quedé a mitad de la calle totalmente desorientada, sin saber a dónde iba o qué hacía ahí. Me senté 5 minutos y así fue que después de un rato pude orientarme. Mi glucosa estaba normal, pero solo de pararme mi corazón se aceleraba demasiado, no tenía fuerza ni para pararme de la cama. Me hicieron estudios comunes de todo, incluso ecocardiograma pero todo salio normal, de un dia para otro todo mejoró y así como llegó se fue, al mismo tiempo que mi herida cerró.

El año siguiente, nuevamente en verano, tuve muchísimo dolor en el área de los riñones. Una infección renal que no mejoraba con ningún antibiótico, pero, además de eso, mi presión bajaba demasiado y mi glucosa, a pesar de la infección disminuía por debajo de 40mg/dl de 2 a 3 veces al día sin ninguna causa. Mi papá sospechó de que era una insuficiencia suprarrenal así que me mandó a hacer estudios de cortisol , aldosterona y acth y aunque estaban en niveles normales, estaban en límites bajos tanto el cortisol como la aldosterona. Me puso una dosis de corticoide y mejoraron bastante mis síntomas, tuve una dosis baja en caso que volviera a sentirme así ya que estuviera en casa.

El año pasado al empezar la temporada de calor esa dosis ya no me ayudaba a disminuir mis síntomas de fatiga extrema al mediodía, baja de peso sin causa, bajas de presión y de glucosa con mis dosis habituales de insulina, sudoración excesiva y ansiedad por comer cosas saladas.

Insistí con el endocrinólogo para hacerme un estudio más especializado y verificar el funcionamiento de las suprarrenales ya que, aunque me decían que era la diabetes, después de 21 años viviendo con diabetes Tipo 1 yo sabia que había algo distinto; lamentablemente a causa de la pandemia de Covid-19 los centros de atención pública de especialistas que era donde me atendía fueron cerrados.

Me enfermé de Covid-19 unos meses después y bueno, fue un gran relajo el poder controlarlo sola desde casa debido a lo saturado del sistema de salud debido a la pandemia , tuve que aumentar mis dosis de insulina de manera exagerada para poder controlar las cifras de glucosa, antibióticos por la neumonía, una buena alimentación, hidratación y pude recuperarme. Mi saturación de oxígeno no bajó de 92 así que pude tratarlo desde casa.

Después de Covid-19

Un mes después empezaron otros síntomas intensos, insoportables, sed exagerada y deshidratación todos los días, fatiga extrema casi en desmayo así que decidí repetir los exámenes de las suprarrenales. En estos exámenes ya aparecían muy por debajo de lo normal los niveles de Aldosterona. Mis exámenes también mostraban sodio debajo de lo normal y potasio por arriba de lo normal. Así fue que se confirmó la enfermedad de Addison, una enfermedad autoinmune donde el sistema  inmune ataca la glándula suprarrenal que se encarga de liberar la hormona del estrés, el Cortisol, que se encarga del metabolismo de grasas, carbohidratos y proteínas y de estabilizar al cuerpo en situaciones de estrés físico, emocional, químico, alimentario o térmico. La glándula suprarrenal también libera la Aldosterona que se encarga de regular la presión arterial y regular los electrolitos como el sodio y el potasio. Así que al ser destruidas las glándulas, el cuerpo no puede reaccionar ante situaciones de cualquier tipo de estrés (emocional, calor o frío ambiental, enfermedades, infecciones, ejercicio, desvelo, trabajo extenuante) y el cuerpo entra en shock, pudiendo ser hasta mortal si no se controla una crisis.

Un camino jamás fácil pero lista para aprender

Tengo la ventaja que soy bastante relajada emocionalmente así que al menos por eso el estrés emocional no me afecta, pero mi enemigo es el calor ambiental, infecciones y en estos últimos meses el embarazo como un estresante fisiológico. No ha sido fácil ajustar una cosa con otra, subo mis dosis de una y debo subir las dosis de lo otro, si se me altera una de las enfermedades se me afecta lo de la otra, pero ha sido un reto para mi estar mucho más al pendiente de mis cifras de glucosa, de lo que como, de tratar de manera pronta cualquier mínima infección y de  estar siempre bien hidratada.

Vivir con esta combinación de autoinmunes no es un camino fácil pero se puede llevar con ayuda de Dios quien da el ánimo y la fortaleza aun en las situaciones más inciertas y que salen de nuestro control en muchos sentidos.

Conocer más de nuestra salud nos ayuda a estar también más atentos sobre riesgos de aparición de otras enfermedades. Tener una enfermedad autoinmune eleva el riesgo de tener alguna otra y estar al tanto de eso ayuda a un diagnóstico más oportuno y así un tratamiento más pronto para evitar complicaciones.

En estos años se agregaron 2 autoinmunes más, enfermedad celiaca y Addison pero mi buen ánimo siempre ha sido la mejor medicina para recuperarme de cualquier recaida en mi salud. Disfruto la dulzura de la vida sin azúcares añadidos.

 

ESCRITO POR Gabriela Moreno Saldierna, PUBLICADO 06/21/21, UPDATED 06/21/21

Gabriela Moreno Saldierna, tengo 33 años de edad , soy esposa y madre de 3 pequeños y uno más en camino. Me diagnosticaron diabetes tipo 1 desde los 10 años de edad y así comenzó mi aventura entre muchos chequeos y consultas e inyecciones. Amo escribir compartiendo con otros mis experiencias de vida y lo que he podido aprender en ellas, compongo música, doy clases particulares , me encanta cocinar y soy una ávida estudiante autodidacta de la medicina.