¿Puede la globulina antitimocítica retrasar el inicio de la diabetes Tipo 1?
El 25 de junio de 2018, TrialNet anunció algunos hallazgos primarios prometedores del primer año de su estudio de dos años sobre la La globulina antitimocítica (ATG, por su siglas en inglés) y factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF, por su siglas en inglés). Estos hallazgos principales sugieren que la globulina antitimocítica de dosis baja preserva la función de las células beta y mejora la producción de insulina”.Este ensayo se basó en un estudio piloto que sugirió que la ATG en combinación con el GCSF tiene el potencial de preservar la producción de insulina durante más de un año para las personas con diabetes Tipo 1 recién diagnosticadas (que se diagnosticaron menos de 2 años antes del tratamiento).
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune en la que las células T atacan a las células beta, que son las células del páncreas que producen y secretan insulina en el cuerpo. En la diabetes Tipo 1, no se produce suficiente insulina porque estas células beta están en riesgo. Esta degradación de las beta comienza antes del diagnóstico y generalmente continúa después del diagnóstico. De hecho, se estima que un 10 a 20 % de las células beta permanecen funcionales en promedio en el momento del diagnóstico de diabetes Tipo 1.
La globulina antitimocítica (ATG) es un medicamento inmunosupresor que se ha utilizado para tratar muchas enfermedades autoinmunes distintas a la diabetes tipo 1. Actualmente, la globulina antitimocítica se usa ampliamente para evitar el rechazo durante los trasplantes de riñón. El factor estimulante de colonias de granulocitos pegilados (GCSF) es un medicamento que aumenta la producción de glóbulos blancos y se utiliza en combinación con la quimioterapia en el tratamiento del cáncer. Ayuda a reducir el riesgo de infecciones, que es el trabajo de los glóbulos blancos.
En este estudio realizado por TrialNet, los investigadores querían ver si la pérdida de insulina podía retrasarse si los que habían sido diagnosticados dentro de los 100 días de iniciado el tratamiento tomaban alguna combinación de ATG y GCSF. A un año, los investigadores tienen resultados prometedores: en bajas dosis, el fármaco inmunosupresor (ATG) tomado sin GCSF sí preserva la función de las células beta, que son las células pancreáticas que producen y secretan insulina. Además (y probablemente por lo tanto), la producción de insulina también mejoró. Los niveles de A1c también se redujeron significativamente para aquellos en el estudio que solo estaban tomando ATG, que es un indicador de un mejor control del azúcar en la sangre. Aquellos que tomaron ATG y GCSF juntos no vieron estos beneficios.
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