Un diagnóstico oportuno: La historia de Gia y JDRF One Walk


 2022-10-04

Cynthia Martinez y su esposo son de ascendencia mexicana y viven en Whittier, California. Su hija Gianna fue diagnosticada con diabetes tipo 1 dos días antes de cumplir 11 años y a partir de entonces Cynthia se ha convertido en voluntaria bilingüe para familias recién diagnosticadas a través de JDRF SoCal.

Esta es su historia.

Experiencia anterior

Nuestra experiencia con la diabetes tipo 1 comenzó hace aproximadamente 9 años. El hijo de mi hermana, que tenía 10 años en ese momento, fue diagnosticado después de que su Nana (mi mamá) insistió en que lo llevaran a una revisión médica. Se había dado cuenta de que siempre tenía sed y de que orinaba con frecuencia. Afortunadamente, sus niveles de glucosa no eran excesivamente altos ni tenía cetoacidosis diabética. Recibió tratamiento y recibió educación en diabetes de forma ambulatoria. Definitivamente un shock para todos nosotros. No teníamos idea de lo que era la diabetes tipo 1 o cómo uno la desarrollaba. No hay diagnóstico de diabetes en ningún lado de su familia inmediata. Mi hermana tiene un horario de trabajo loco y vivía con mis padres en ese momento. Así que Nana y Tata (principalmente Tata) tuvieron que dar un paso al frente para ayudar con las inyecciones y su tratamiento.

Avance rápido 9 años. Mi hija Gianna (11) comenzó a experimentar fatiga, malestar estomacal que describió como indigestión, dificultad para conciliar el sueño, preocupación y aumento de sed y frecuencia al orinar. Como en el caso de algunos, no asociamos los síntomas entre sí. Nos habíamos mudado a una nueva ciudad hace un año. Nueva escuela, nuevos amigos y una apretada agenda de fútbol. Todo esto justificaba por qué se sentía así. El fin de semana anterior a su diagnóstico fue un fin de semana ajetreado. Carnaval de quinto grado, yo era voluntaria en el evento y recuerdo haberla observado caminando sola casi como aturdida. Me acerqué a ella y le dije que no quería verla sola y que quería que disfrutara con sus amigos. Se quejó de que quería comer y que tenía mucha hambre, pero ninguno de sus amigos quería hacerlo (ninguno de los niños estaba comiendo en ese momento). Finalmente convenció a uno y fue a comer. La sed también fue un problema ese día. Al día siguiente asistimos a una fiesta de cumpleaños. Era un lugar de golf en miniatura. Era un día caluroso, acabábamos de comer, estábamos jugando al golf cuando Gianna me preguntó si podía llevarla al baño y comprarle un poco de agua. Mi reacción inicial fue de disgusto. Acabábamos de comer y teníamos algo para comer. Recuerdo haberla sermoneado y accedí a comprarles a ella y a su hermano una botella de agua. Ella bebió las dos y estaba muy agradecida y dijo que había sentido mucha sed. Aún así, ninguna bombilla se encendió. Asocié su sed con el día caluroso.

Fin de curso y diagnóstico

El miércoles siguiente, su último día de clases y día del diagnóstico, tenía una cita programada con su médico de cabecera. La visita ya había sido programada por un motivo no relacionado con ninguno de los síntomas anteriores. Su médico le preguntó a Gianna cómo había estado. Ella, por supuesto, la actualizó sobre la vida y luego le dijo que se había estado sintiendo un poco cansada. La doctora comenzó a indagar más con preguntas del tipo “¿por qué?” y “¿qué?” Gianna le comentó que no podía dormir y la doctora le preguntó qué hacía cuando no podía dormir. Gianna respondió que “ir al baño y tal vez ir a buscar un poco de agua”. A ella le gusta leer y en el pasado hemos tenido problemas porque se quedaba leyendo hasta tarde. Se lo dije a la doctora. Nuevamente, el clima era cálido así que racionalizamos la parte de la sed. La doctora dijo que de todos modos haría un examen de orina antes de que nos fuéramos. Aún así, no había alarmas en mi cabeza porque estaban sucediendo otras cosas que explicaban sus síntomas. Con todos los síntomas mientras actualizaba a la doctora durante su examen. Ella habló sobre las “indigestiones”/ sentirse nerviosa mientras hablaban sobre comenzar la escuela secundaria. Sentirse mareada mientras jugaba afuera en el calor antes de la visita.

Análisis de orina: cetonas +1. Pasaron a un pinchazo en el dedo: glucosa de 291. Nos enviaron a la sala de emergencias para ser ingresados. Llegamos allí dentro de las 2 horas posteriores a la visita al médico de atención primaria y su glucosa ahora estaba por encima de 340. Los síntomas estaban todos allí. Estoy muy agradecida de que, sin saberlo, abogara por sí misma al insistir en compartir con su médico cómo se sentía.

Festejo de cumpleaños

Gianna celebró su cumpleaños número 11 en el hospital. Recibió un Dexcom, un teléfono celular, una serenata de cumpleaños y obsequios de los Life Child Specialists (especialistas pediátricos) en Long Beach Memorial. En sus palabras, “¡es el mejor cumpleaños de mi vida! Recibí todos estos regalos y finalmente mi teléfono celular”. Estoy extremadamente agradecida de que hayamos detectado esto “temprano” y hayamos podido darle la ayuda que necesitaba para sentirse mejor. Ahora estamos en esta montaña rusa llena de baches y tratando de enfocarnos en los aspectos positivos lo mejor que podemos. Algunos días no son tan buenos, y eso también está bien.

 

 


Si vives en el sur de California y quieres contactar con JDRF, visita la página web de JDRF aquí o directamente en Facebook.

ESCRITO POR Ana Álvarez Pagola (Borthwick) , PUBLICADO 10/04/22, UPDATED 10/04/22

Ana es la creadora de Yo Diabetes y vive con diabetes tipo 1 desde 2006. Es docente, y traductora, Paciente Experto en Enfermedades Crónicas por la Universidad Rey Juan Carlos y Educadora en Diabetes. Forma parte activa de la comunidad de diabetes en línea en las distintas plataformas buscando difundir información sobre diabetes que permita a más personas gestionar mejor su diabetes y los recursos disponibles. Es la orgullosa mamá de cuatro maravillosas personas.