Historia de un embarazo complicado. Parte 2
Fue una Navidad muy difícil.
Pasaron 4 meses y por fin lo anunciamos al mundo, ¡era una niña! Los cuidados siguieron con una ginecóloga especialista en embarazos de alto riesgo y medicina materno fetal.
De pronto comencé a ver borroso, fui al oftalmólogo y me hizo estudios en ambos ojos y descartó retinopatía diabética proliferativa. Me dijo que en el embarazo la visión cambia en algunas mujeres, ahora mis lentes para ver bien ya no me servían pero eso era lo de menos, me mando con el cardiólogo para descartar algún otro problema, más estudios y preocupación, pero todo estaba en orden.
Las visitas con la ginecóloga eran muy seguidas para asegurarnos que mi bebita estuviera sana, y veía a mi endocrino cada tres semanas para hacer ajustes de basales, relación insulina/carbohidratos y sensibilidad.
Llegó el estudio estructural de mi bebé que se hace en el segundo trimestre y nos dijeron que había un problema en su corazón, una comunicación de los tabiques del corazón frecuente en algunos bebés durante el embarazo, a pesar de que era un defecto muy pequeño y de que los médicos me aseguraban que no necesariamente tenía que ver con mi diabetes, ya que es algo común en bebés de madres que no tienen diabetes mi mundo se paralizó.
Le pedía a Dios con todas mis fuerzas que mi bebé estuviera bien. Mis glucosas durante el segundo trimestre estuvieron bastante estables y mi bebé seguía desarrollándose bien de todo lo demás.
De todas formas yo no bajé la guarida ni un solo día, me checaba en sangre al menos 15 veces, comía lo más sano que podía, evitaba las grasas y los excesos, saqué de mi dieta todo lo que sabía que me causaba hiperglucemias.
Pero entonces llegó el tercer trimestre y todo cambió otra vez, mi resistencia a la insulina aumento muchísimo. Confieso lloraba de frustración por no lograr el control como yo quería, la montaña rusa de las glucosas volvió.
Al inicio del tercer trimestre conocí una nueva ginecóloga que también me apoyó bastante, mi bebita comenzó que crecer más lento y no aumentaba de peso como debía, pero su corazón ya no mostraba nada anormal, por una parte eso nos tranquilizaba.
Nutrición y embarazo
La nueva ginecóloga me recomendó visitar a una nutrióloga especialista en embarazos de alto riesgo y ahora llevaba una dieta enfocada en hacer crecer a mi bebé. Yo no tengo seguro de gastos médicos y por eso también llevaba un control de mi embarazo en una institución del seguro social. Tuve que lidiar con médicos desinformados.
Uno de ellos una vez me regañó por estar embarazada y me dijo que me recomendaba no volverlo a hacer por que mi páncreas y mis riñones se acabarían por completo con el embarazo, literal esas fueron sus palabras.
Otra doctora me dijo que si mi glucosa subía una sola vez a más de 140mg/dL mi bebita se iba a morir, cosa que tampoco es verdad.
Después de preguntar caí en la conclusión de que ningún doctor ahí sabía manejar una microinfusora de insulina. Situaciones como esa nos llevaron a tomar la decisión de que mi bebé naciera en un hospital privado.
Hasta que… llegó el día
Programamos la cesárea para en cuanto cumpliera la semana 37, pensando en que era mejor que mi bebita ganara peso fuera de mi vientre, y para no exponerla a un descontrol de glucosa grave que la pudiera poner en riesgo, además nos reunimos con el neonatólogo que recibiría a mi bebé al nacer y nos explicó todos los riesgos y posibles complicaciones y pasos a seguir si algo pasaba.
Eso nos tranquilizó bastante por que sabíamos que si algo salía mal mi bebita estaría en muy buenas manos. Faltando dos días para la fecha comencé a perder líquido por lo que mi ginecóloga adelantó la cesárea, mi endocrinóloga entró a la cirugía y se encargó de mis glucosas y mi microinfusora, para que mi esposo y yo nos enfocaremos en ver nacer a mi bebé.
Afortunadamente todo salió más que perfecto, mi glucosa se mantuvo estable gracias a las atenciones de mi endocrinóloga, yo temblaba de nervios en la mesa de cirugía pero entonces la escuchamos llorar y la conocimos, el mejor momento de toda mi vida pasaba frente a mis ojos y yo no me tenía que preocupar por mi glucosa, fue un alivio.
Mi bebé nació con una puntuación excelente y su glucosa al nacer fue de 91mg/dL, igual que la mía durante la cesárea. Se quedó en observación 12 horas en los cuneros, sus glucosas estuvieron estables y no necesitó cuidados especiales. Ella nació con bajo peso, pero perfectamente sana, su corazón fuerte y sin problemas.
Hoy mi bebita tiene 2 meses y medio, ha ganado bastante peso y yo le doy pecho exclusivamente. ¡Si! ¡Las mujeres que vivimos con diabetes también podemos amamantar a nuestros bebés!
Afortunadamente después de mucho buscar yo conté con un excelente equipo médico a mi alrededor, endocrinóloga, ginecóloga, nutrióloga, psicóloga, educadores en diabetes y con el apoyo incondicional de mi esposo.
No fue un camino fácil y les cuento mi experiencia tal cual, las cosas buenas y malas, no todo en un embarazo es color de rosa, mucho menos en un embarazo con diabetes Tipo 1, pero créanme que la recompensa por el esfuerzo es mejor de lo que se pueden imaginar, un par de ojitos que me miran y me regalan una sonrisa todos los días es lo que hoy le da sentido a mi vida y por ella volvería a pasar por cualquier cosa.
Si estás buscando embarazarte o estas embarazada y vives con diabetes te digo que no te desanimes, no bajes la guardia y vigila tus glucosas, encuentra un equipo médico que te haga sentir a gusto y segura, y si necesitas apoyo emocional y puedo ayudarte cuenta conmigo, verás que tu esfuerzo será recompensado de la manera más hermosa.