Mantén la gastroenteritis viral fuera de casa — prepara a tu universitario con diabetes tipo 1
Nota del editor: Para más información sobre el manejo de la diabetes tipo 1 en la universidad, suscríbete a Beyond Type 1: College Edition, nuestra serie por correo electrónico sobre todo lo relacionado con la universidad y la diabetes tipo 1.
Abrí mis ojos y busqué a tientas mi teléfono en la habitación apenas iluminada. Eran las 6:48 a. m. Hora de sacar mi atontado cuerpo de la cama.
Los mensajes de texto de mi hijo entraron a la 1:58 a. m. “Acabo de vomitar” “Tengo un virus estomacal”. Instantáneamente estaba despierta y a toda marcha en modo “mamá hiperactiva de alguien con diabetes”. Los intentos de comunicarme con mi hijo universitario de primer año no fueron respondidos hasta después de unos largos, agonizantes y espantosos 25 minutos.
Por una racha de mala suerte, él no tenía compañero de cuarto y fue asignado a la única residencia de la universidad en donde los usuarios de Verizon no tenían señal en el teléfono. Le envié un mensaje de texto al asistente de la residencia universitaria, quien había demostrado ser de poca ayuda en cuestiones relacionadas con la diabetes tipo 1, así que no puse muchas esperanzas en él para despertar a Austin.
Mi teléfono se iluminó a las 7:15. Era Austin. Él estaba sentado afuera de su residencia universitaria, esperando a la ambulancia. Su primera llamada después de salir a la calle fue al 911. Pensar que estaba aliviada al oír su voz es una gran subestimación. Nuestras mentes pueden ir a lugares muy oscuros cuando la vida de nuestros hijos está en juego, ¿verdad?
Él me dijo que había vomitado durante 5 horas y que tenía cetonas elevadas. Lo felicité por haberse revisado las cetonas y por ser suficientemente sabio para pedir ayuda y después le dije que lo vería en 3 horas en la sala de emergencias. Sabiendo que estaba a salvo y en manos capaces, pude emprender calmadamente el viaje hasta el hospital local para estar con él.
Nadie quiere que su hijo tenga gastroenteritis viral (conocida también como gripe estomacal), especialmente no tu hijo de edad universitaria que tiene diabetes tipo 1. Lo que le había sucedido a Austin rápidamente se esparció en mi comunidad de diabetes tipo 1; me había perdido una reunión de la Junta Ejecutiva de la Fundación para la Investigación de la Diabetes Juvenil (JDRF por sus siglas en inglés) para poder estar con mi hijo. Demasiadas preguntas. Todo el mundo estaba desesperado por saber la misma cosa: ¿cómo podemos mantener a nuestros hijos a salvo?
Por lo tanto, lo que sigue son mis pensamientos acerca de la preparación universitaria cuando se trata de la diabetes y la gastroenteritis viral.
Prepárate para la gastroenteritis viral fuera de casa:
1. Desarrolla algunas frases preestablecidas para usarlas una y otra vez antes de llegar a la universidad.
La que usé más frecuentemente: “¡Si vomitas, vas al hospital!” Aunque no estaba realmente segura si él me estaba escuchando, claramente así fue. Mi segunda frase preestablecida usada más frecuentemente tendría que ser, “Siempre revisa tus cetonas cuando estés enfermo” (¡Lee el siguiente párrafo!)
2. Siempre revisa las cetonas cuando estés enfermo.
Con mucha frecuencia pensamos en revisar las cetonas cuando hay un nivel alto de azúcar en la sangre inusual, pero las personas con diabetes tipo 1 pueden tener cetonas incluso con un nivel bajo o normal de azúcar en la sangre. (Lee mi historia: “Lo que salvó la vida de mi hijo” para otro ejemplo de la vida real). Era crucial que Austin supiera que debía controlar las cetonas. Al final, fueron sus altas cetonas las que lo condujeron a que llamara al 911, no solamente los vómitos.
3. Ten un poder notarial médico en el archivo de la universidad y también del hospital local.
(En el caso de mi hijo, la universidad lo envió electrónicamente al hospital el día que se los entregué). Estamos tan familiarizados con el control de la diabetes y el excelente cuidado que nuestro endocrinólogo nos ha dado, que olvidamos que el personal en la sala de emergencias no está al día con la diabetes tipo 1 como nosotros lo estamos. Por ejemplo, el azúcar en la sangre de mi hijo era un cómodo 170 al momento del ingreso y el personal en la sala de emergencias estaba feliz de mantenerlo allí. Debido a que tengo un poder notarial médico (POA por sus siglas en inglés) para mi hijo, pude guiarlos hasta para incrementar su nivel de azúcar en la sangre por medio de agregar una bolsa de Dextrosa adicional a los fluidos, para que entonces él pudiera suministrarse insulina y así eliminar las cetonas. (Él también se administró una disminución basal para ayudar a elevar su glucosa en la sangre). Menos de dos horas después, su nivel de azúcar en la sangre había subido, lo suficiente como para administrarse una dosis de insulina, lo que ayudó a reducir las cetonas. El equipo de la sala de emergencias estaba muy feliz de tener mi guianza y de aprender acerca de lo que nuestros educadores de la diabetes nos han enseñado.
4. Mantén esa caja roja de glucagón a la vista de todos.
Austin mantiene la suya en el estante de su escritorio, justo al lado de su cama, en donde cualquiera puede fácilmente agarrarla. Cuando estás enfermo, no hay tiempo de iniciar una cacería para encontrar la pequeña caja roja.
5. Incluye más de una botella o lata de Coca Cola, Gatorade y Coca Cola de dieta para tomar a tragos.
Elegir con azúcar o sin azúcar depende de los niveles de azúcar en la sangre, pero ambas se pueden usar para mantenerte hidratado después de vomitar. Mi hijo se terminó 2 pequeñas latas que yo le había colocado en sus suministros de emergencia, y luego tuvo que cambiar a agua. No es necesario decir que ninguno de esos líquidos lograron quedarse en su estómago.
6. Enlista la ayuda de los compañeros.
Cuenta con uno o dos amigos dispuestos a ser los compañeros con diabetes de tu hijo. Asegúrate de tener sus números de teléfono y un compromiso de parte de ellos para ser lo suficientemente intrépidos para golpear la puerta de tu hijo y entrar directamente para revisarlo. Los asistentes de residencia son empleados de la escuela, así que, indudablemente ellos te referirán al departamento de seguridad del campus si tú sientes preocupación por la salud de tu hijo.
Esta vez, nuestra historia terminó bien. Le agradezco a Dios que mi hijo deshidratado pudo orinar sobre una tira de cetonas. Estoy agradecida porque él supo hacerlo y no simplemente se quedó dormido con cetonas altas. Estoy agradecida por su valentía para salir y llamar al 911 en medio del frío. Estoy agradecida porque teníamos el poder notarial médico y porque el hospital estaba dispuesto a escuchar lo que sabía acerca de cómo eliminar las cetonas.
El día que inició de forma tan estresante terminó con toda tranquilidad. Mi hermana mayor, quien vive a 15 minutos de la universidad y ha vivido bien con diabetes tipo 1 por más de 45 años, se encontró con nosotros en el hospital y nos dio la bienvenida a su casa esa noche. Ella y mi cuñado nos alimentaron con una sopa casera de pollo y fideos y nos acogieron en la calidez de su hogar y con la calidez de su amor; y supimos que todo estaría bien.
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