¡No te rindas!
Nota del editor: Este artículo contiene información sobre Trastornos Alimentarios.
Mi nombre es Sandra Paulina Barba, tengo 29 años y fui diagnosticada con diabetes tipo 1 a los diez años. No recuerdo la fecha exacta porque todo fue muy confuso en ese momento pero lo asocié con el aniversario luctuoso de mi abuelo que es el 11 de septiembre y para no celebrarlo el mismo día decidí celebrarlo dos días antes, el 8 de septiembre.
Vivo en Aguascalientes, Mexico. Soy amante de los animales, tengo un gato y un perro. Adoro tomar café y leer y los días nublados, lluviosos y fríos. Amo aún más cuando se combinan las tres cosas, por eso adoro el otoño.
Estudié la carera de médico estomatólogo en la Universidad Autónoma de Aguascalientes pero en este momento pasé de ser “dentista en pausa” a “dentista a ratos” ya que justo unos meses antes de terminar mi servicio social y titularme como dentista la retinopatía diabética fue inevitable y pasé casi tres años recuperándome de ella. ¡Afortunadamente estoy de vuelta y más agradecida que nunca!
Lo complicado de vivir con DT1
Cuando fui diagnosticada en realidad no sabía lo que me esperaba. Al principio estaba emocionada porque me iba a inyectar yo sola (siempre me llamó la atención la medicina) pero con el tiempo me fui dando cuenta de lo complicado que es vivir con DT1. Atravesar la pubertad fue doblemente difícil que para un adolescente promedio, pues, ahora se que las hormonas juegan también un papel importante en el control glucémico. Eso sumado a la ignorancia, desinformación y desinterés de mi parte no resultó en el mejor manejo que pudiera haber tenido.
Negación de mi diagnóstico
Duré instalada en la etapa de negación muchísimos años. A fin de cuentas un diagnóstico de diabetes es atravesar un duelo y muchos de nosotros nos quedamos largo rato en esa etapa. En mi experiencia personal creo que no hay nada más dañino que un una persona con diabetes en negación pues, como yo, te vuelves inconsciente del daño que te haces a ti mismo al no cuidarte, al comer cosas que sabes que no debes. Con el tiempo desarrolle además de un mal control de mi diabetes un trastorno alimenticio que años después me enteraría es frecuente entre personas con diabetes Tipo 1: diabulimia
Adolescencia y diabulimia
Las etapas de la adolescencia y adultez joven son donde se es más susceptible a padecer un desorden alimenticio. Quienes vivimos con diabetes no estamos exentos de eso. Estuve hospitalizada al menos diez veces por cetoacidosis diabética y en ninguna de ellas alguien se acercó a mí sugiriendo ayuda para ofrecer ayuda con el manejo de este trastorno. La diabulimia consiste en omitir deliberadamente dosis de insulina para bajar de peso, es , en cierta forma una manera de engañar al cuerpo pues al privarlo de insulina no habrá forma de utilizar glucosa en las células en forma de energía y el cuerpo creerá que no ha comido y comenzará a tomar las grasas de reserva. Sin embargo los niveles de glucosa en sangre son altísimos y esto solo conlleva a las consecuencias ya conocidas de la diabetes.
Así estuve aproximadamente ocho años, desde la secundaria hasta la licenciatura, y cada vez más grave. En la Universidad ahora ya tenía conocimientos básicos de fisiología y patología y sabía perfectamente cómo manipular mi diabetes para lograr mi objetivo que era bajar de peso. Tenía además conductas típicas de cualquier desorden alimenticio: tomaba laxantes y diuréticos y cuando me decompensaba tanto no paraba hasta que me me ocasionara el vómito.
La dismorfia se apoderó de mí y me sumí en una depresión terrible, aunque siempre traté de ocultarlo y dar mi mejor cara, pero llegó el momento donde mi familia lo noto y decidió internarme en una clínica de rehabilitación.
Clínica de rehabilitación
Gran sorpresa la mía cuando no pude ocultarlo más, yo entré a esa clínica por depresión y no bastó más que una valoración con el
psiquiatra para me diagnosticara TCA ( trastorno de la conducta alimentaria), diré que mi experiencia en esa clínica no fue la más placentera sin embargo me ayudó a darme cuenta que lo que hacía estaba mal.
Estuve en esa clínica los que diría fueron los tres meses más largos de mi vida y cuando salí me sentía apta para tomar el control de mi vida. Al menos tenía una idea y sabía que no sería fácil ni sencillo por los tabúes que se manejan alrededor de un TCA pero tomé la decisión de no negarlo, era parte de mí y no lo iba a ocultar, además no estaba del todo convencida de mi diagnóstico, me quedaba claro que era un TCA pero ahora que había admitido sabía que había algo más, no era un TCA cualquiera, no era sólo bulimia. Así que decidí empezar a buscar información en internet y cuál fue mi sorpresa al encontrar muy poca pero si algo de información acerca de diabulimia.
En paz conmigo misma
” El punto de encuentro entre la diabetes y la bulimia” fue lo primero que leí y me sentí en paz conmigo misma. No estaba loca y tampoco estaba inventando nada nuevo. Esto existía y había registros de más gente como yo, sí era una enfermedad y no sólo era una paciente descuidada e irresponsable. Quizá no es el mejor diagnóstico que alguien quiera oír pero es algo concreto y real, entonces ¿por qué ningún doctor antes o psicólogo o nutrióloga que vi antes me lo sugirió o comentó?
Quise ponerme e repartir culpas y reclamar y me llené de ira y coraje. Respiré y entonces me puse como objetivo personal que yo daría a conocer sobre este trastorno en mi país y le hablaría a la gente de lo que es y los riesgos que conlleva y así mi experiencia serviría para que evitar que alguien más pase por lo mismo.
Pasaron algunos años y no pude librarme de las consecuencias de tanto descontrol durante años y fue cuando tuve sin duda el año más difícil de toda mi vida.
Dispuesta a no rendirme
Comencé viendo manchas, que después el doctor me confirmó eran hemorragias en la retina debido a una retinopatía diabética avanzada, meses después me estaban operando por desprendimiento de retina, perdí mi ojo derecho y la recuperación del izquierdo fue lenta y difícil. Un par de meses después de mis cirugías comencé con crisis de hipoglucemias severas. En cierta ocasión que no lograron despertarme y tuvieron que llamar a los servicios de emergencia. En el hospital me realizaron estudios y descubrieron que también tenía cierto grado de daño renal: nefropatía diabética.
Fueron meses difíciles los consiguientes, análisis de sangre cada dos o tres semanas, citas con nefrólogos, endocrinólogo, retinólogo, nutrióloga clínica, psicóloga. Pero una cosa era segura, no estaba dispuesta a rendirme y perder mi vista ni mis riñones, así que puse todo lo que estaba en mi poder para salir adelante.
Mentiría si dijera que fue sencillo, hubo días donde lloraba y pataleaba y reclamaba y me frustraba y me recriminaba a mi misma- Gracias a la vida tuve a la mejor psicóloga que pude encontrar y me ayudó a perdonarme.
Me enfrenté a dos opciones
Me enfrenté a dos opciones: deprimirme y dejarme caer o levantarme cada día y dar lo mejor de mí para mejorar. Así que opté por la segunda opción y adopté la mentalidad donde simplemente no era una opción perder mi vista ni mis riñones.
Así que aquí estoy casi tres años después recuperando mi ojo, manteniendo mis riñones, regulando mi glucosa en sangre con una dieta sana y específica y ejercicio, volviendo a trabajar como dentista y además impartiendo talleres para un correcto manejo de pacientes con diabetes en el consultorio dental, donde les ofrezco el doble enfoque como dentista y como paciente. Tomé lo que hubiera podido ser mi debilidad en algún tiempo y lo transforme en mi ventaja. Estoy convencida que las cosas siempre pasan por algo y sin duda creo que yo pasé por todo esto para poder contarlo y que entonces es mi experiencia le pudiera servir a alguien
más.
Hoy en día me dedico a compartir y dar a conocer lo que es la diabulimia en redes sociales y con cuánta gente conozco, sé que en algún momento lo que escribo y hablo le llegará a la persona indicada. En una ocasión estando en terapia mi psicóloga me dijo
una frase que se me quedó muy marcada, ella dijo ” tienes que dejar de preguntarte por qué a mí ? Y empezar a preguntarte para qué a mí? . Vivir con diabetes tipo 1 es complicado y más cuando ya vives con complicaciones. Esta es una batalla con la que
puedo lidiar y agradezco porque me ha forjado carácter y la forma en la que veo la vida ahora, siempre preparada para más retos.
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